El fútbol volvió a Balaídos una semana después de la gesta de Barcelona. Sin embargo, el fútbol habitual del Celta no apareció. No con continuidad. Ya fuera por la resaca del Camp Nou, ya fuera por el cansancio del desgaste provocado por su brillante inicio liguero, o quizá por el planteamiento táctico del Granada. Probablemente por un poco de las tres. Pero lo cierto es que los celestes no se encontraron con sí mismos sobre el césped del municipal vigués.

Caparrós, artificiero anticeleste

El partido arrancó como el clima: frío. La telaraña que planteó Caparrós atrapó al Celta, redujo su movilidad y apagó su dinamismo. Bomba celeste desactivada. Dos líneas de cuatro muy juntas y dos puntas con mucha movilidad incomodaron a los locales, que no fueron capaz de desarrollar su circuito futbolístico, ni en fase defensiva ni en ofensiva. Los de Berizzo no tenían la pelota ante la agresividad nazarí, pero tampoco eran capaces de robar arriba debido a los continuos pelotazos de los centrales rojiblancos. El doble nueve formado por Córdoba y El Arabi desubicó a Radoja, más pendiente de meterse entre centrales que de dar salida al juego.

Larrivey peleó como siempre pero esta vez no marcó. (Foto: Xoan Carlos Gil | La Voz de Galicia).

El Granada supo llevar al Celta a su terreno. El habitual juego combinativo que viene presenciando Balaídos toda la temporada se tornó en brega, en pelea, en disputa. La intensa lluvia y el césped pesado colaboraron a este escenario. Poco juego y menos ocasiones. La anulación mutua dejaba las situaciones de gol pendientes de fallos individuales. Y así fue. Al cuarto de hora de partido, poco después de un gol de Sergi Gómez anulado por fuera de juego, a Roberto se le escapó el balón de las manos en un saque de meta. La pelota quedó franca para Pablo Hernández que, a veinte metros de la línea de gol y con la portería vacía, disparó fuera.

El Granada llevó al Celta a su terreno

En otro error llegó la siguiente ocasión del Celta. Esta vez fue del colegiado, que señaló cesión por un balón que Foulquier le arrebató a Jonny y recogió Roberto con las manos. En ningún momento hubo intención de cederle el balón al portero. La jugada se zanjó sin apuros para el Granada. Orellana estrelló el disparo contra la barrera.

La igualdad seguía siendo la tónica, pero poco a poco el equipo local dominaba más. El físico nazarí fue bajando, y los locales consiguieron tener más continuidad. La banda derecha de Orellana y Hugo Mallo —de nuevo excelente— fue el principal argumento ofensivo de un Celta al que, no obstante, siempre le faltaban cinco céntimos para el euro. Un intento de Pablo Hernández y otro de Orellana fueron el resto del escaso bagaje de cara portería de los celestes. También un cabezazo de Sergi Gómez a la salida de un córner, desbaratado perfectamente por Roberto. Por parte visitante, un disparo de El Arabi muy desviado desde fuera del área fue lo único medianamente destacable.

Una marcha más

El arranque del segundo tiempo dio continuidad a la evolución del primero. El dominio territorial era cada vez más palpable para el Celta. La agresividad nazarí era la misma, pero la velocidad para llegar a los cruces y a las ayudas no. Eso permitía que la pelota le corriese más a los de Berizzo que encontraban su juego poco a poco. Nolito lo intentó con un disparo desde fuera del área al que respondió bien Roberto.

Orellana, el mejor del Celta, no dejó de intentarlo. (Foto: Xoan Carlos Gil | La Voz de Galicia).

El Celta llevaba todo el peso; era el momento del Señor de Balaídos. Tras seis partidos consecutivos anotando en el municipal vigués, Larrivey se fue de vacío. Pero no por falta de ocasiones. El delantero argentino gozó de dos situaciones inmejorables dentro del área, muy similares, que no concretó tras revolverse bien. Punto de mira desviado para Larri.

Correcalles final

Nadie consiguió diluir la espesura

Ante el creciente dominio celeste, Caparrós movió ficha. Success relevó a El Arabi y Rochina a Córdoba. El doble nueve que desgastó la defensa viguesa dejaba paso a la velocidad. La verticalidad del nigeriano y el dinamismo del de Sagunto dieron nuevos bríos al ataque rojiblanco y nuevos problemas a la zaga celeste. Fue el exjugador del Rayo el que tuvo las ocasiones más claras. Primero un remate franco que se fue desviado. Segundo, tras un error en el pase de Nolito, remató a puerta vacía tras driblar a Sergio pero se encontró con un providencial Cabral, que despejó sobre la línea de gol.

Con el susto en el cuerpo, el Celta se dio cuenta que podía perder. Berizzo también agitó el banquillo. Augusto regresó cuarenta días después. Se notó su falta de ritmo, pero también su coraje. El argentino contagió a sus compañeros y los celestes se estiraron. El cansancio atenazó al Granada y aparecieron los huecos. Los últimos minutos fueron un asedio, pero el gol no llegó. Krohn-Dehli lo intentó desde fuera, numerosos centros y córners, pero Roberto se mostró firme, a pesar de problemas en su rodilla que le obligaron a ser atendido. El de Chantada se erigió en el héroe nazarí cuando le sacó un mano a mano a Orellana en el descuento, la ocasión más clara de los vigueses.

El partido acabó con el mismo resultado que empezó. Frenazo a las aspiraciones del Celta. Primer choque en que no marca esta temporada y primer choque que Larrivey no marca en casa. Para el Granada el punto es valioso, le sirve para coger aire. Los celestes pierden un puesto en favor del Málaga, que ganó al Eibar, mientras que los granadinos se quedan decimocuartos, a dos puntos del descenso.

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Sobre el autor
Borja Refojos
Estuve en VAVEL desde octubre de 2012 a enero de 2016. En ese período coordiné la sección del Celta desde julio de 2013 hasta diciembre de 2015, así como la cobertura del Mundial 2014, además de escribir crónicas, reportajes y todo tipo de artículos informativos. Actualmente trabajo como redactor en la Axencia Deportiva Galega (ADG Media) y colaboro en tuRadio 88.4 Vigo. Email de contacto: [email protected]