El Celta sigue ofreciendo buenas sensaciones. También en los amistosos. El encuentro amigable contra el Pontevedra, con el Trofeo Luis Otero en liza, sirvió para que los menos habituales y varios jugadores del filial demostrasen que están capacitados para cumplir cuando Berizzo les necesite.

Una figura emergió por encima de todas en el verde de Pasarón. Si había un jugador para el que el partido no era amistoso, era para Charles Dias. El brasileño se ha convertido en carne de banquillo este año, tras una temporada anterior como titular indiscutible. En la que fue su casa, contra el equipo que le abrió las puertas en España, el delantero celeste se vacío como si de una final se tratase. Un hat-trick en un fantástico partido que sirve para clamar que él también puede ser un jugador importante en este Celta.

El choque solo tuvo un dominador de principio a fin. A pesar del estado del césped, muy blando e inestable por la fuerte lluvia, los de Berizzo hicieron valer la sideral diferencia que media entre la Primera y la Tercera División. Sin acelerar, con pausa, los celestes manejaron el partido a su antojo. Así, a los 18 minutos, Charles inauguró el marcador al empujar un rechace que venía de un disparo del propio delantero. Tres minutos después, el brasileño volvió a mojar rematando a la red un centro de Hugo Mallo. Cuesta abajo.

El primer tiempo transcurría plácidamente hacia su final cuando, a pocos minutos del final, se produjo una tangana con empujones y malos modos, que acabó con la expulsión de Hugo Mallo y del jugador granate Jorge Rodríguez.

Carrusel de cambios y bajón

Charles y Santi Mina dijeron "aquí estamos"

El segundo tiempo sirvió para que ambos técnicos agitaran sus banquillos. Tantas sustituciones, unidas al hecho de que los dos equipos jugaban con diez, minó el ritmo del encuentro. Esa falta de tensión permitió ver cuatro tantos en el segundo acto. El primero, de Carnero, para acortar distancias para el Pontevedra. Era el minuto 53, y los locales tenían tiempo para la remontada, que a punto estuvo de cristalizar cuando Mouriño remató al palo tras una buena acción.

Carnero celebra uno de sus goles con sus compañeros. (Foto: Ramón Leiro | La Voz de Galicia).

Sin embargo, la remontada granate nunca llegó. El Celta tenía dos delanteros empeñados en dar su mejor versión, en reivindicarse, en no dejar resquicio para la sorpresa. Charles siguió percutiendo y Santi Mina, eléctrico, demostró su calidad en varias acciones de conducción y dribbling. En el minuto 70, ambos conectaron para poner el 1-3. El vigués asistió al brasileño, que no perdonó, y firmó su triplete.

Pero el partido todavía tenía tiempo para dos goles más, ambos de bella factura. En el 75, Santi Mina enganchó una pelota a 40 metros de la portería e inició una vertiginosa conducción que acabó en el fondo de la red granate, tras dejar en el camino a varios jugadores del Pontevedra. Broche de oro para una gran actuación del joven canterano. Los locales maquillaron el resultado con el segundo tanto de Carnero, con precioso remate acrobático.

El Celta se llevó su segundo trofeo de Pasarón en tres meses. Una prueba concluyente y satisfactoria para Berizzo, que pudo comprobar que sus dos delanteros suplentes no tienen la pólvora mojada y lo que es más importante, mantienen su hambre intacta.