Siguen pasando los años y el Celta no logra vencer su maldición: la horma de su zapato siempre se lleva el gato al agua ante los vigueses. El Rayo tiró maravillosamente de pizarra y de acierto en la única llegada clara que tuvo para doblegar por primera vez a los celestes fuera de su casa en un partido espeso, a veces cargado de una agresividad innecesaria.

Sopor inicial y zarpazo decisivo

Vallecas recibió a un Celta romo, soso y sin ideas. Las tímidas rotaciones que dejaba entrever Berizzo en las anteriores citas ligueras no eran un farol, y el argentino presentó notables modificaciones en su once titular, donde destacaron las ausencias de los dos internacionales chilenos, Orellana y Pablo Hernández, cubiertas por Augusto -en su segunda titularidad esta temporada- y Álex López. Paco Jémez, por su parte, elegía velocidad en ataque para los suyos, y sin modificar en gran medida su alineación habitual, presentaba un equipo orientado hacia la presión de la pelota jugada de los vigueses desde atrás. Tardó en tomar impulso el partido, que comenzó con unos 16 minutos soporíferos de tanteo donde ninguno de los dos equipos se atrevió a disparar a puerta. Larrivey y Trashorras, ambos enfrentados a sus respectivos exequipos, fueron los encargados de recordar a la parroquia vallecana que los partidos se decidían tirando a la red. Un tiro lejano muy desviado del argentino y un disparo inocente del de Rábade tras la primera pájara de la defensa celeste del partido dieron paso a una tormenta, leve y letal, de los madrileños.

El partido comenzó con nula intensidadEl extremo galo Gaël Kakuta fue quizás el más notable de un encuentro que no pasará a la historia. El jugador cedido por el Chelsea comenzó el partido en la izquierda, la de su pierna buena, pero fue la decisión de intercambiar su posición con Licá la que desarboló el plan defensivo del Celta en los dos minutos que decidieron el choque. Ubicado en la derecha tras la modorra inicial, Kakuta fue un dolor de cabeza para Jony, impecable en el marcaje al portugués, pero incapaz de detener la velocidad del francés de origen congoleño. Avisó el 12 rayista conduciendo un balón en vertical por las inmediaciones de la meta de Sergio, aunque sin atreverse a probar su pierna diestra, y golpeó en la siguiente jugada. Un centro rápido suyo y un desmarque de Bueno desde la segunda línea, más veloz que Radoja en la marca individual, concluyó con un cabezazo del madrileño en el primer palo que puso el gol definitivo en el marcador.

Dureza para mantener el resultado

Los de Paco Jémez ya tenían la tranquilidad que necesitaban, por lo que cedieron en sus intentos de disputar el balón a los visitantes. Ciñéndose a presionar a los zagueros celestes cada vez que intentaban construir una jugada desde atrás, los atacantes del Rayo obligaron a su rival a orientar su juego hacia pases largos, imprecisos en su inmensa mayoría, buscando la cabeza de Joaquín Larrivey, errático en la vuelta a la que fue su casa. En una de estas jugadas, probó fortuna Álex López ante un Cristian Álvarez que basó su éxito en su agilidad con los pies.

Ninguno de los dos equipos llegó con claridad al área rival durante todo el choque (Foto: Carla Cortés).

Pasada la media hora de partido, el Celta gozó de su gran oportunidad para poner las tablas. Krohn-Dehli se encontraba con el poste rayista en un disparo lejano ante el que el meta argentino no pudo hacer nada, pero que sí estuvo acertado sacando nuevamente por bajo el rechace de su compatriota Augusto. Tampoco acertó Larrivey con un remate de cabeza desviado tras una falta lateral botada por Nolito. El Rayo tiró de oficio y dureza en los compases finales del primer tiempo, mientras el Celta no lograba imponer su mayor presencia numérica en el centro del campo. No era un partido para lucirse individualmente. En plena lluvia de tarjetas amarillas para uno y otro bando, un cabezazo desviado de Abdoulaye Ba en un córner cerraba el telón al primer acto.

Inicio animado de la segunda parte

Revivió el partido en la segunda mitad, con un Celta más osado en faceta ofensiva y un Rayo que insistió en usar a sus cuatro atacantes para presionar aún más cualquier proyecto de jugada colectiva viguesa. Un intercambio de golpes entre unos y otros, donde destacó una contra rápida que Augusto no supo aprovechar tras un resbalón de Ba, precedió a otra sucesión de movimientos de ambos equipos, esta vez en el banquillo. Paco Jémez reforzaba defensa y presión ofensiva con las entradas de Quini por el lateral Nacho, amonestado en la primera parte, y de Manucho por Bueno, poco activo pese a ser el autor del único tanto de su equipo. Mientras, Orellana, que había visto la amarilla antes de saltar al césped por protestar una jugada, reemplazaba a Álex López. El delantero angoleño del Rayo fijó a la pareja de centrales cuando el balón estaba en los pies de sus compañeros, mientras que no dejó de estorbar los pases demasiado habituales entre los hombres de defensa celestes. Por su parte, la entrada del chileno desplazó a Augusto a la medular, un movimiento que tampoco sirvió para desatascar el centro del campo celeste, sin ideas ni fluidez, pese a gozar durante todo el encuentro de más posesión que los vallecanos, un dato nada fácil de conseguir.

El Tucu, incapaz

Volvió a avisar el Rayo, con un nuevo cabezazo de Ba que no vio puerta y un gol bien anulado a Kakuta tras una gran prolongación de cabeza por parte de Manucho. La entrada del Tucu Hernández por Augusto tampoco fue la llave que necesitaba Berizzo. Pasan los partidos y el ex de O'Higgins sigue sin estar a la altura, y la sombra de una etiqueta de fichaje fracasado cada vez es más real. Lento, sin intensidad y sin presencia, el argentino nacionalizado chileno volvió a mostrarse inofensivo y perdido en el césped. Sin hacer gala de su vitola de equipo superior en el papel, el Celta se asomó un poco más al área de Cristian Álvarez, dirigido por un Nolito discreto durante toda la mañana. Dos pases salieron de las botas del andaluz, uno mal rematado por Orellana y otro que, paseándose frente a la línea de gol, no logró remachar Krohn-Dehli. Mientras, Paco metía más madera en la presión sentando a un gris Licá por Aquino.

Sobre el internacional chileno pesa ya la condición de fichaje fracasadoSimilar al gol anteriormente anulado a Kakuta, el francés volvió a aprovechar otro balón peinado por alto por Manucho para rematar, esta vez bien detenida por Sergio, en la que fue la última ocasión clara para ambos contendientes. Berizzo gastó su última bala dando entrada a Charles, brillante en el amistoso disputado la pasada semana ante el Pontevedra, en lugar de Krohn-Dehli. El brasileño estuvo fuera del partido desde su entrada, más centrado en piques individuales e irascible ante las provocaciones de Raúl Baena, al que descargó un feo manotazo en una jugada a balón parado. En lo referente a ocasiones o creación de peligro, nada.

Un tiempo de descuento excesivamente breve puso fin a la racha triunfal del Celta fuera de Balaídos. Los vigueses no perdían como visitantes desde el último partido de la Liga pasada ante el Valencia, pero no logran aprovechar la derrota del Málaga en el Calderón para regresar a puestos europeos. De nuevo, el Rayo es el autor de la caída viguesa. Los duelos de dos equipos presentados siempre como almas gemelas, con gusto por la posesión y un juego ofensivo y atrevido siempre tienen como vencedor al cuadro madrileño. El Celta continúa enredado con su alter-ego, y deberá olvidar una mañana descafeinada ante otro equipo que aprendió a jugar con el mismo manual, el Eibar.