El Celta ratificó en Gran Canaria que es, a día de hoy, un equipo con una plantilla de apenas una quincena de hombres. Aquellos que, jornada tras jornada, cuentan para Berizzo, al que le gusta mantener un once tipo al que le va introduciendo pequeñas modificaciones, pero donde los nombres de los titulares y los cambios son siempre los mismos.

En el debut de Copa contra Las Palmas fue el momento para aquellos que están fuera de las rotaciones de Liga. Jugadores que, en su mayoría, apenas han sumado minutos en partidos oficiales pese a que ya se han disputado catorce encuentros de Liga. A pesar de que el choque se postulaba para todos ellos como una buena oportunidad para reivindicarse, ninguno pudo hacerlo. Y no fueron ni los nervios, ni la falta de cualidades, sino una evidente carencia de rodaje, de sentirse parte del equipo, de confianza, de estar en la dinámica de jugar y haber podido poner en práctica lo entrenado en A Madroa semana tras semana. El Celta salió contra Las Palmas con más de medio equipo oxidado.

Berizzo introdujo contra Las Palmas diez novedades en el once titular, sólo Cabral repetía respecto al encuentro contra el Eibar. Al central argentino le acompañaban en el once el Tucu Hernández y Carles Planas en representación de ese grupo de hombres habituales en las alineaciones y rotaciones del técnico. Los otros ocho hombres de celeste, por lesión o por decisión técnica, apenas han acumulado minutos en el primer tercio de competición.

Inicio casi en blanco

Dos sensaciones quedaron claras en el Celta con las que se inició el encuentro: miedo y desorientación. Paco Herrera fue más consecuente y presentó un once en el que se entremezclaron hombres titulares como suplentes, alguno de ellos de lujo, como es el caso de Valerón. El extécnico celeste se encontró con un equipo gallego al que le quemaba el balón y donde siempre estaba presente el miedo a perderlo y ser el causante de un estropicio. Un temor que impedía desplegar el habitual juego combinativo y de toque, dando paso a los balones en largo y a simples balonazos.

Durante los primeros veinte minutos el Celta apenas fue capaz de construir en ataque más allá de un par de pases de Tucu a Charles y un remate de Costas que en el rechace Madinda envió por encima de la portería. Durante el resto del tiempo, la nada: el Celta no tenía la posesión, no era capaz de mover el balón con inteligencia, abusaba del pase en horizontal, no intentaba presionar la salida del rival y su mejor baza para parar el ataque rival era provocando falta. El equipo celeste estaba renunciando a sus señas.

Con el paso de los minutos los once sobre el campo parecieron irse acomodando y se notó una mejoría en la conducción del balón, fue el momento donde Las Palmas aprovechó para dar su primer gran golpe al conjunto vigués con las armas que había mostrado desde el comienzo del partido: salida rápida con el balón e intentar llegar a portería rival con el menor número de pases.

De esta manera llegó el primer gol de la noche. Un saque de falta desde el centro del campo conectó con David Simón, que estaba dentro del área, quien cabeceó para dejar el balón sobre la frontal listo para ser rematado. Entre Madinda y Augusto apareció Hernán, que se fue de ambos jugadores celestes por velocidad y remató con dureza pegado al palo izquierdo de Rubén. Las Palmas había avisado durante la primera mitad del primer tiempo pero en su primera llegada real con peligro había conseguido ponerse por delante ante un Celta que había mostrado poco y que cuando empezaba a despertar se veía por detrás en el marcador.

La espesura no se va

Sin embargo, el gol no fue suficiente para que el Celta cambiase sustancialmente, aunque sí mostró mejoría. Se hizo dueño del balón y empezaron a verse los pases en corto, el juego con los extremos y las incorporaciones de los mediopuntas al ataque, aunque todo de manera muy tímida. La mayoría del juego se desarrollaba en el centro del campo, donde Las Palmas no ponía objeciones a que el Celta moviese el balón ahí y donde el equipo celeste no tenía ideas para poder avanzar metros en pos de generar peligro.

Lo mejor que dejaron los de Berizzo fueron dos jugadas, ambas terminaron anuladas por fuera de juego. La primera un gol bien anulado a Charles que remató un centro de Planas y en la segunda el delantero brasileño se quedaba en un mano a mano con el guardameta canario. Sin embargo, la mejor ocasión sería para Las Palmas, que al filo del descanso realizó una buena jugada al primer toque que terminó con un buen disparo de Guzmán en el que Rubén tuvo que lucirse.

Tras el descanso llegó el primer cambio celeste y empezaron a entrar los pesos pesados del Celta. Orellana sustituyó a Madinda y con el chileno sobre el césped el equipo empezó a jugar más las bandas, abrió el campo y parecía tener las ideas más claras. Llegaba con más asiduidad al área rival, con peligro, pero todavía era incapaz de rematar entre los tres palos. El recién incorporado Orellana, Mina y Charles intentaban tirar de un equipo que todavía estaba somnoliento.

Aumentando la distancia

Sin embargo, el Celta no era capaz de darle al juego la fluidez habitual. El choque se veía interrumpido constantemente por las faltas de ambos equipos y el movimiento del balón celeste se veía ralentizado por el buen hacer canario. En esos instantes de dominio celeste, Rubén volvió a lucirse al parar un disparo potente de Guzmán dentro del área, sería la última jugada del delantero canario antes de ser sustituido por Roque.

Berizzo realizó su segundo cambio introduciendo a Krohn-Dehli por Pablo Hernández. Un minuto después llegaría un nuevo sobresalto para el Celta: Sergi Gómez llega muy tarde a robar un balón a Hernán dentro del área, lo derriba y Velasco Carballo pita penalti. Sin embargo, Culio estrelló el balón en el larguero y perdía la oportunidad de aumentar la ventaja en el marcador.

Tras la pena máxima el Celta bajó la intensidad y el partido entró en unos minutos en los que no hubo peligro en ninguna de las dos áreas. La siguiente ocasión sería para Las Palmas y, a diferencia que con el penalti, no la desaprovechó. Marcelo Silva cabeceó entre Augusto y Cabral un saque de esquina en el segundo palo y marcaba el 2-0 para el conjunto canario, que daba un paso importante en pos de pasar a la siguiente eliminatoria: faltaban once minutos para el final del encuentro y el Celta no mostraba demasiados síntomas de generar peligro.

El gol de la esperanza

Pero la alegría le duró poco a la grada. Al minuto siguiente de marcar Las Palmas, se produjo el segundo penalti de la noche, en esta ocasión en el área canaria. El guardameta Lizoain derribó claramente a Orellana dentro del área en un uno contra uno cuando el chileno ya se había zafado del cancerbero, aunque se había quedado sin ángulo. El joven Santi Mina tomó la responsabilidad de lanzarlo y anotó la pena máxima por dos ocasiones. La primera con un lanzamiento por el centro que quedó invalidado porque Krohn-Dehli invadió el área antes de tiempo. El segundo remate fue un tiro ajustado a la izquierda del portero que suponía el acercamiento en el marcador y un pequeño respiro en lo tocante a la eliminatoria.

Con el 2-1 en el marcador ambos equipos propusieron un partido dinámico. El choque se convirtió en un correcalles donde unos pretendían aumentar la ventaja mientras los otros se volcaron a buscar el empate. El Celta ganó a los puntos en el tramo final de partido e incluso dispuso de una ocasión muy clara a dos minutos para el descuento. Charles desaprovechó un mano a mano contra Lizoain, el brasileño consiguió regatear al guardameta, pero tardó demasiado en tirar a portería y esto le permitió al portero atajar el balón en una segunda intervención.

La ocasión de Charles ponía el punto y final a un encuentro en el que el Celta estuvo desconocido durante gran parte del encuentro, practicando un juego radicalmente distinto al del resto de la temporada y en el que quedó de manifiesto la falta de ritmo de los menos habituales. Pese a todo, al conjunto celeste le vale la victoria por la mínima en el encuentro de vuelta para clasificarse a octavos de final de la Copa del Rey. Balaídos decidirá el próximo 16 de diciembre a las 20:00.

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