La visita del Celta al Santiago Bernabéu llegaba en el peor momento, con los madridistas lanzados y pulverizando todos los registros de victorias, y con un equipo vigués lleno de dudas tras un nefasto mes de noviembre. El escenario, por lo tanto, era el menos propicio. Y el desarrollo del partido no ayudó lo más mínimo. Con su potencial goleador en entredicho, el Celta aguantó como pudo hasta la ya famosa jugada del penalti a Cristiano Ronaldo, un torpedo directo a la línea de flotación de un equipo que pierde confianza en sí mismo con el paso de las jornadas.

Undiano Mallenco, improvisado aliado en la guerra contra un enemigo que no estaba en el Bernabéu

Como cada año, y en pleno mes de diciembre, la lucha por el Balón de Oro ocupa todas las portadas, y el portugués no quiere quedarse atrás. Por eso se derrumbó en el área, engañando a Undiano Mallenco, improvisado aliado en la guerra contra un enemigo que no estaba presente en el Bernabéu, por más que la grada se empeñe en acordarse de él. Y por eso siguió porfiando hasta completar un nuevo hat-trick. Al Celta le tocó el papel de víctima de la contienda; un daño colateral del que tendrá que recuperarse lo antes posible, ya que la Liga no para.

Con armas de fogueo

Los de Berizzo tampoco pueden aferrarse a la jugada del penalti como causa única de la derrota. El 3-0 final es un resultado que refleja la realidad del equipo, mucho menos peligroso que cuando se plantó en el Camp Nou. En aquella ocasión aguantaron el chaparrón hasta conseguir el gol salvador. En el Bernabéu, el gol no pareció algo factible casi en ningún momento, porque los delanteros vigueses experimentan un bajón de rendimiento que les hace más previsibles y menos desequilibrantes. Con Orellana entre algodones y Larrivey solo contra el mundo, la inspiración de Nolito no fue suficiente para inquietar al líder.

Los de Berizzo no pueden aferrarse a la jugada del penalti como causa única de la derrota

Tras la derrota, el Celta completó una serie de cuatro partidos de Liga sin marcar. Un período de más de un mes en el que solo se consiguió un gol. Fue en Copa, de penalti, y obra de Santi Mina, cuya participación en Liga sigue siendo testimonial. Se esperaba al canterano en el Bernabéu, pero Orellana jugó infiltrado, situación que se suele producir en los grandes escenarios, y que no suele dar muy buenos resultados.

La defensa, tocada

A nivel defensivo, las prestaciones también están bajando. Después de más de tres partidos de imbatibilidad de Sergio, el de Catoira lleva ahora tres partidos seguidos encajando. Contra el Real Madrid se llevó tres tantos, y la defensa sufrió un doble golpe. Primero el penalti y, después, la lesión de Cabral, intocable para Berizzo. Afortunadamente, parece que ha quedado en un esguince que, en todo caso, hace difícil su participación en lo que queda de año. Justo en el momento en que el Celta más necesita una reacción.

A nivel defensivo, las prestaciones también están bajando

Era previsible que, llegado este momento de campeonato, fuese necesario tirar de más futbolistas, teniendo en cuenta que Berizzo ha repartido muy poco los minutos. Sin embargo, la defensa no parece sufrir tanto hermetismo como otras líneas. Así, los tres laterales han tenido oportunidades y, en el centro de la zaga, Sergi Gómez cumplió con buena nota cuando le tocó sustituir a Fontàs. Así que no parece que la ausencia de Cabral pueda tener un efecto dramático. Otra cosa es que haya una nueva baja, ya que David Costas solo ha jugado en Copa, y además como lateral.

La Copa como terapia

Con todos estos condicionantes, y tras caer prisioneros de Cristiano Ronaldo en el Bernabéu, a las tropas célticas les quedan ahora tres partidos antes de Navidad: la visita a la Rosaleda, donde espera un Málaga al alza, que ya ha adelantado al Celta en la clasificación. Y después otro compromiso que no parece fácil, teniendo en cuenta que el Almería es uno de esos rivales que ocupa el furgón de cola y, precisamente por eso, es uno de los equipos que no se le dan del todo bien al Celta, como pueden atestiguar Córdoba, Granada o Real Sociedad.

Otra derrota contra Las Palmas solo constataría la necesidad de que el Celta se vaya de vacaciones

En medio de ese doble compromiso liguero, queda la visita de Las Palmas a Balaídos. Un compromiso de Copa contra el líder de Segunda, que llega a Vigo con ventaja y la oportunidad de dar la sorpresa. Viendo el vaso medio lleno, es la oportunidad idónea para conseguir una remontada que devuelva la moral a los de Berizzo. Porque otra derrota solo constataría la necesidad de que el equipo se vaya de vacaciones cuanto antes y vuelva con las pilas cargadas. Mucho que ganar y poco que perder. A no ser que se le dé a la Copa el valor que le corresponde, y más teniendo en cuenta que el sorteo favorece una larga trayectoria del equipo vigués. En ese caso, el Celta-Las Palmas sería el partido más importante que queda en este 2014.

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Sobre el autor
Miguel Gallego
Periodista. Más de tres lustros de aventuras. Las cosas que pasan no siempre nos gustan, pero alguien tiene que contarlas...