Galicia es tierra de mitos y leyendas. La mayor parte de ellas están bañadas por el temor. Uno de los relatos más conocidos es de la Santa Compaña. Los gallegos llaman así a una supuesta comitiva de almas en pena que vaga durante la noche. Están condenados a andar sin descanso. Los integrantes de esta funesta marcha anuncian la muerte allá por donde pasan. Los condenados solo podrán abandonar esta procesión si consiguen que alguien les reemplace. 

La Santa Compaña celeste parece existir. El Celta hace semanas que vaga sin encontrar remedio a sus males del gol. Teme a la derrota, para la que no ha encontrado reemplazo. Frente al Málaga los vigueses encajaron el cuarto tropiezo consecutivo. Tras el éxito que lograron en el Camp Nou hace seis jornadas, el equipo de Berizzo cambió la dirección de su fútbol. 

La procesión celeste quiso romper la sangría en La Rosaleda, pero la falta de efectividad y las imprecisiones arbitrales acabaron con las ansias visitantes. El equipo remó hacia todas direcciones, mas no encontró la victoria. El gol brilló por su ausencia una jornada más. Y ya van cinco. La titularidad de Charles y Santi Mina trajo otras ideas. Nuevas, pero insuficientes para batir a un Kameni que ha vuelto a su mejor versión.

Anulados

La Rosaleda presentó un aspecto espléndido. El fútbol moderno se divorció de las bajas asistencias y se reconcilió con el aficionado. La intensidad de la grada se transfirió al campo, donde ambas escuadras se tomaron en serio sus objetivos. El Celta arrancó con la presión como bandera. Esta trajo efectos inmediatos. Con solo cinco minutos consumidos, Charles vio puerta a la salida de un córner. El juez de la contienda vio una mano previa de Santi Mina, y el gol quedó anulado. La maldición anotadora seguía viva. 

El Málaga tardó en deshacer el nudo de la gargante que le produjo esta primera ocasión. Aumentó el tiento para hacer frente al acoso celtista. Los vigueses no agacharon la cabeza y buscaron convertir en realidad una ventaja que les fue negada. Orellana estuvo cerca de inaugurar el marcador al cuarto de hora, pero el instinto felino de Kameni frustró la tentativa del chileno. El portero camerunés volvió a infundir un punto de seguridad en la retaguardia malagueña, propensa a los desequilibrios.

El Málaga vio puerta en su primera ocasión

El Celta creció y creció hasta que el Málaga le cortó las alas con un gol de Samuel. Fue en el minuto El avanzado se erguió por encima de toda la defensa para perforar con un gran testarazo la meta defendida por Sergio. El tanto nació en las botas del incombustible Santa Cruz, quien puso un centro medido que el delantero malagueño conectó con suma facilidad. El golpe fue tremendo. 

A la escuadra celeste le costó reponerse y su juego se tiñó de luto en los siguientes minutos. Pero el Málaga no aprovechó el bajón rival. Los pupilos de Javi Gracia deambularon en la procura de nuevas ocasiones. Tuvo que reaparecer Roque Santa Cruz para reanimar el encuentro. Un chut del paraguayo poco después de la media hora de juego estuvo cerca de convertirse en la segunda diana del Málaga. El Gato de Catoira se rebeló frente a esta tentativa y envió el balón a córner.

Del Cerro a la nada

El equipo andaluz prosiguió lanzando ganchos hasta el descanso. Más allá del juego, Del Cerro Grande acumuló más metraje en la mala película que fue su arbitraje. En el 39' el director arbitral le perdonó la segunda amarilla a Rosales. El lateral se dejó caer en el área celeste, un acto más del teatrillo que a veces proyecta el fútbol moderno. Era la segunda carta de una baraja polémica en la salieron todos los palos. Un aciago repóker que silenció el fútbol vigués. El Celta no pudo sacarse el gol de la cabeza. Le dolió hasta las entrañas de su esquema. 

La desazón se disolvió de modo parcial tras el descanso. Tras las malas recetas del primer tiempo, el equipo de Eduardo Berizzo intentó cocinar las jugadas como en las jornadas iniciales del campeonato. Charles y Santi Mina buscaron el gol con sendos remates de cabeza, pero fueron incapaces de romper el campo magnético de Kameni. El técnico del Celta intentó deshacer la maraña con un doble cambio. Dio entrada a Álex López y Nolito, que sentaron a la dupla chilena formada por Orellana y Pablo Hernández. El Tucu volvió a firmar otra actuación limitada que le mantiene en un segundo plano. 

Charles hizo un doblete ilegal

Los cambios oxigenaron al equipo olívico. El miedo cambió de bando y Charles acertó por segunda vez en el minuto 69. El colegiado invalidó de nuevo su tanto. Decretó fuera de juego, para enfado de los visitantes. Los modernos métodos audiovisuales que alguno propone habrían resuelto el entuerto, pero el fútbol sabe amargo o dulce gracias a sus irregularidades. 

La escuadra celeste dio por muerto un partido que mantuvo vivo un Málaga impreciso. No falló Sergio, quien salvó el 2- 0 en el 88' tras ganarle un mano a mano a Boka. La cosecha viguesa estuvo a punto de salvarse de la sequía en los últimos segundos. Nolito tuvo la última ocasión del encuentro, pero el andaluz prolongó su mala racha frente a Kameni.  La próxima jornada el Celta buscará que el Almería le reemplace en la mortuosa singladura que mantiene. Un partido clave frente a un rival que mora en la zona de descenso.