Y es que cuando Mario aterrizó en el Celta prácticamente se habían cumplido 16 años desde su debut en Primera División. Fue a finales de 1995 con el Racing de Santander de Vicente Miera, cuando saltó al terreno de juego y disputó unos minutos ante el Sevilla. Su proyección le llevó a Bilbao aunque no conseguiría hacerse con un hueco en el primer equipo. Apenas en tres encuentros –un derbi vasco y dos participaciones en UEFA– luciría el cántabro la casaca del Athletic. Fueron unos años en los que Super Mario se forjó sobre todo en la Segunda División B, tanto en el filial rojiblanco como en otros clubes a los que se marchó cedido. La primera experiencia de cierto calado llegaría en el año 2000, cuando disputó en la Segunda División A un total de 15 partidos con la SD Eibar.

Pocos goles en Primera

Inicios con el Athletic (Foto: sentimientoathletic.blogspot.com)

Por fin, en la temporada 2002-2003 ficha por el Recreativo de Huelva, recién ascendido a la Primera División. Allí, pese a disfrutar de un gran número de oportunidades, no consiguió marcar. El equipo que por entonces dirigía Lucas Alcaraz no podía evitar el descenso y Mario preparaba las maletas en las navidades de 2004 rumbo a Ferrol. Allí ayudó al Racing a retornar a la categoría de plata, consiguiendo un total de siete goles. Pero la verdadera explosión anotadora llegaría en la campaña 2004-2005, en la que lograba el mejor registro de su carrera totalizando 25 goles fundamentales para que los ferrolanos se quedasen en Segunda. Albacete, Almería y El Ejido se convertirían en las siguientes paradas para Mario en una larga y trabajada carrera. Un ascenso a Primera y el posterior descenso con el Xerez completaron su periplo antes de recalar en el Celta, en el verano de 2011. El cántabro estaba a punto de cumplir 33 años.

Adaptación al medio

Explosión en Ferrol (Foto: lavozdegalicia.es)

A la vista de los condicionantes de la economía celeste Bermejo aparecía como el delantero ideal. Jugador corpulento, experto y capaz de sumar no menos de 10 goles por temporada, parecía llamado a alternarse con David Rodríguez en la punta de ataque. Sin embargo, sir Paco sorprendió alineándole por detrás de su compañero, en el medio de una teórica línea de tres hombres que se situaba por delante del doble pivote. Una decisión controvertida y que podía parecer pasajera pero que acabó firmemente consolidada en los esquemas del técnico catalán. Con el paso de los partidos comenzó a emerger la figura de Iago Aspas en detrimento de David pero Mario Bermejo continuó asentado en su novedosa demarcación de segundo punta. Su capacidad para adaptarse al rol que más beneficiase al equipo le permitió a su vez mantenerse en el equipo titular.

Duelo clave por el ascenso

Alineación del Celta frente al Almería (26/02/12)

Aunque apenas han pasado tres años, ya se empieza a reconocer que aquella campaña quedará en el recuerdo como una de las más importantes dentro de la historia reciente del club. El Celta, pese a algunos vaivenes en el inicio, se movió durante toda la temporada en la zona alta de la tabla. Llegando a la jornada 26 los vigueses figuraban en segunda posición y recibían al Almería, rival directo en la lucha por el ascenso a Primera. Los andaluces, terceros y separados por un solo punto de los locales, habían vencido en la primera vuelta por 1-0, resultado a tener en cuenta para posibles empates finales. En sus filas militaba el entonces Pichichi de la categoría, el argentino Leo Ulloa, quien vivía un momento dulce en su carrera. El Celta contaba con la baja de Iago Aspas por lo que Herrera situó sobre el tapete una disposición más propia de los primeros encuentros de la temporada, con David Rodríguez por delante de Mario Bermejo. Sería no obstante Ulloa quien iba a abrir el marcador a los nueve minutos de juego aprovechando un despiste generalizado del equipo celeste a la hora de defender el lanzamiento de una falta. Los de Paco Herrera reaccionaron con rapidez y colocaron la igualada dos minutos más tarde por mediación de Quique de Lucas. Muy importante la rapidez en la respuesta para tranquilizar a la afición. Sin embargo la sombra de la derrota volvió a pulular por Balaídos cuando al filo de la media hora de juego Ortiz empalmó una volea que tras tocar en las piernas de Oier Sanjurjo se coló en la portería de Sergio Álvarez. Esta vez no hubo reacción inmediata y el Almería se marchó a los vestuarios con ventaja en el electrónico. El fantasma de la temporada anterior, cuando el equipo se desinfló por esas mismas fechas, comenzaba a sobrevolar el estadio.

Sus consejos parece que no han caído en saco roto, los desafortunados episodios vividos en 2013 no han vuelto a repetirse

A la vuelta el Celta embotelló a los andaluces y gozó de varias oportunidades para establecer la igualada. Buena manera de quitarse los miedos. Tras varias ocasiones desperdiciadas el gol acabaría por llegar en el minuto 58. A la salida de un córner Mario Bermejo remataba de cabeza con potencia y colocación lejos del alcance de Esteban. Fue posiblemente el remate más poderoso de Super Mario de todos los que convirtió con el Celta. En pleno ciclón celeste Joan Tomás, quien acababa de ingresar en el terreno de juego, colocaba el 3-2 para completar la remontada. Balaídos vivía entregado completamente a un equipo que arrollaba a su rival. Hugo Mallo tuvo el cuarto en sus botas con un disparo que lamió el poste izquierdo de Esteban pero sería nuevamente Bermejo quien completase la goleada. Un nuevo cabezazo con el alma enviaba a la red un centro que Orellana colocó primorosamente a la salida de una falta. De nuevo la privilegiada cabeza de Mario colocaba el balón en las mallas.

El choque parecía visto para sentencia pero un tanto de Aleix Vidal a ocho minutos del final sembraría la zozobra. En una temporada en la que se logró un gran número de victorias no faltó sufrimiento en casi ninguna de ellas. En este caso la agonía valió la pena y el Celta se hizo con los tres puntos, abriendo una pequeña brecha sobre los andaluces en la tabla. Un agujero que crecería sin parar desde aquella mañana de domingo hasta el mes de mayo permitiendo a los de Vigo lograr el ansiado ascenso y relegando al Almería a una desangelada séptima plaza, fuera de los puestos de promoción. Fue aquel uno de los días en los que se forjó la alianza de Balaídos con Mario Bermejo. Su capacidad de sacrificio y espíritu de lucha enamoraban al celtismo, más allá de que sus condiciones técnicas no fuesen las de un crack.

Bermejo celebra un gol frente a la UD Almería (Foto: José Lores)

Oportunismo salvador

Ya en Primera, el Celta viviría una temporada realmente complicada. El equipo comenzó jugando con determinación pero los resultados no acompañaban. El filo de la navaja se sintió muy próximo al cuello durante todo el ejercicio aunque al inicio de la segunda vuelta se vivió un momento crítico. A un gol encajado en Balaídos a última hora frente al Valencia se sumaron dos feas derrotas ante Osasuna y Getafe que desencadenaron el cese de Paco Herrera. La llegada de Abel Resino, lejos de mejorar el panorama, llenó de dudas al equipo y a la afición. Iago Aspas, el mejor argumento ofensivo del equipo, se borraba durante varias semanas tras una chiquillada en Riazor. Todo parecía señalar directamente al abismo.

Entre las jornadas 25 y 32 el equipo se mantuvo con respiración asistida. Asistida por dos auténticos bermejazos en Balaídos. Frente al Granada y con empate en el marcador Super Mario intentó empalmar con toda el alma un balón con la pierna derecha, rebotando este en la izquierda y terminando en la portería del sorprendido guardameta Toño. El equipo entonces dirigido por Lucas Alcaraz había sido superior al nuevo Celta de Abel pero los puntos se quedaban milagrosamente en Vigo.

Bermejo trabaja actualmente en la secretaría técnica del club (Foto: fanaticosdoceltadevigo.blogspot.com)

Contra el Real Zaragoza la situación fue si cabe más agónica. Con empate en el marcador y pasando dos minutos de la hora el resultado no servía a los locales, últimos en la clasificación. En estas apareció nuevamente la por entonces mágica zurda de Bermejo para enviar en semifallo el balón a la red y provocar una explosión de júbilo en Balaídos. El Celta se llevaba unos puntos que finalmente se convertirían en vitales para lograr una dramática permanencia.

Sabiduría y madurez

Poco podía imaginar el cántabro la complicada situación que se le venía encima. Una grave lesión de rodilla en el mes de mayo lo dejó fuera de combate durante varios meses. El club, en un gesto de buena voluntad, decidió renovarle automáticamente el contrato durante una temporada más. Su recuperación se llevó a cabo de manera completa pero apenas pudo superar los 300 minutos de juego durante la temporada 2013-2014, decidiendo aceptar la oferta del club vigués para incorporarse a su secretaría técnica y poniendo punto final a su carrera como futbolista.

Su experiencia ayudó al equipo en el campo y fuera de él (Foto: rtve.es)

La importancia de Mario Bermejo en el actual Celta va mucho más allá del terreno de juego. Su ejemplo de honradez, trabajo serio y constancia parece haber calado en el club y en el aficionado de a pie. El toque de atención a Iago Aspas tras la expulsión del moañés en Riazor constata una madurez y una valentía dignas de elogio. Tampoco se libró Hugo Mallo de las sabias palabras del cántabro tras su inoportuna fotografía junto a unos aficionados célticos. Y sus consejos parece que no han caído en saco roto, los desafortunados episodios vividos en 2013 no han vuelto a repetirse.

Pese a que Bermejo llegó en el ocaso de su carrera no cabe duda de que se ha hecho un hueco en el corazón del celtismo y que ha desempeñado un papel clave para que el equipo se encuentre hoy en la máxima categoría. Indudablemente no ha destacado como el futbolista más brillante de los últimos tiempos pero su personalidad y, de manera especial, su privilegiada cabeza han hecho al Celta más maduro. Y como consecuencia, más grande.