Cambadés de nacimiento, Manolo Pazos siempre quiso triunfar en el mundo del balompié. En la Galicia de mitad de siglo las oportunidades no abundaban. Más aun teniendo en cuenta que no contaba con el apoyo de sus padres, algo entendible teniendo en cuenta las miserias vividas en la Guerra Civil. Pero su tozudez valió la pena. En el Carabela juvenil, equipo de su localidad natal, consiguió hacerse un hueco bajo los palos gracias a la lesión del arquero titular y ya nunca más volvió a probar como jugador de campo. De ahí se fue al Pasarón, equipo de la capital pontevedresa que competía en categoría regional, y poco después de cumplir la mayoría de edad al Celta, que le ofreció una ficha sustancialmente superior a la que se podía permitir el Pontevedra, su otra opción de crecimiento por entonces.

El 14 de octubre de 1951 Pazos debutaba en Primera División con 21 años ante el Atlético de Madrid en Balaídos. No fue aquel un día para recordar ya que el Celta perdió por 0-3 y Pasarín, técnico celeste, no le daría continuidad en aquella temporada. Francisco Simón, gran portero de la época, todavía contaba con 34 años de edad y mantuvo la titularidad en aquella campaña. Manolo Pazos disputaría en total seis encuentros correspondientes al ejercicio 1951-52, en el que apenas se pudo dar a conocer.

Goleada en Sarrià

Alineación frente al Espanyol (18/01/1953)

Fue durante la campaña siguiente, la 1952-53, cuando llegaría su verdadera explosión. En la séptima jornada ante el Málaga en Balaídos cuajó su primera actuación destacada que sirvió para que el Celta se quedase con los dos puntos en juego. Sin embargo, tan solo una semana más tarde viviría un episodio amargo en el estadio Metropolitano. Su arrojo al lanzarse a los pies del delantero atlético Juncosa le costó una fractura de los dos maxilares, la nariz y el paladar junto con una luxación de clavícula. Una lesión muy aparatosa que sobrecogió a los asistentes al partido pero que finalmente no dejaría secuelas en la carrera del guardameta cambadés.

Apenas dos meses después Pazos volvía al once titular, a tiempo para formar parte del once que saltaba al terreno de juego del estadio de Sarrià el 18 de enero de 1953. Junto a él otros ilustres históricos como Atienza, Vilariño, Carlos Torres o el hombre de los tres récords representaban sobre el tapete a un equipo un tanto bisoño, con ráfagas de buen fútbol pero que rezumaba inconsistencia. Durante la primera mitad el Celta compitió, marchándose al descanso con un 2-1 adverso. Marcaban Marcet y Mauri para el Espanyol y recortaba distancias Atienza en el minuto 37, quien acertaba a batir al francés Marcel Domingo. Los periquitos, dirigidos por el argentino Alejandro Scopelli – quien pocos años después entrenaría también al Celta-, practicaban un fútbol ágil y de primer toque que sorprendía al rival aunque en ocasiones pecaban de imprecisión en los pases.

Alejandro Scopelli (Foto: halacelta.com)

En la segunda parte no habría historia, con los blanquiazules pasando cual apisonadora sobre los celestes. Los goles fueron cayendo como losas, con un equipo local desmelenado en su fútbol y un Celta cuyas principales carencias se dejaban sentir en el mediocampo. Finalmente fueron seis los balones que besaron las mallas custodiadas por Manolo Pazos, quien no obstante dejó una impronta de buen portero que la prensa catalana recogió en sus crónicas. El resultado no cegó a los periodistas de entonces, que veían en el Celta un equipo con mucho futuro aunque con los defectos propios de la juventud de sus integrantes. Efectivamente, los de Vigo sufrieron mucho durante aquella temporada en la que lograron salvar apuradamente la categoría en la promoción de permanencia, que se disputó bajo un formato de liguilla entre seis equipos. El Espanyol, por su parte, acabó cuarto solamente superado por Barcelona, Valencia y Real Madrid. Gran temporada de los periquitos.

Aventura galáctica

El fenomenal desempeño de Manolo Pazos durante aquel curso le valió un billete con destino a Madrid. Su agilidad y potencia de salto le convertían en especial pero también destacaba por poseer grandes reflejos y buena colocación. Su valentía llegaba a rozar la imprudencia, costándole más de una lesión como quedó claro ya en sus inicios. Fueron muy destacadas las actuaciones a lo largo de aquella campaña 1952-53 y le sirvieron para colocar los cimientos de una carrera ejemplar.

Sus últimas temporadas las vivió en equipos de Tercera División y Regional Preferente

Por entonces Santiago Bernabeu necesitaba un buen portero y negoció con el Celta, que traspasó a Pazos al club blanco a cambio de tres futbolistas. El guardameta Adauto, el defensor Cantero y el ilustre atacante Pablo Olmedo se incorporaban a las filas célticas como contrapartida por el traspaso del joven pontevedrés, en una operación con visos de rentable para las dos partes implicadas. Un futuro prometedor aguardaba al arquero de Cambados aunque su trayectoria iba a dar un giro inesperado al concluir la temporada siguiente.

Foto: Elche.me

En el Real Madrid se ganó pronto la titularidad. Corría la temporada 1953-54 y apenas faltaban un par de años para que los merengues iniciasen su paseo triunfal por Europa. Manolo compartió vestuario con Paco Gento y Alfredo di Stéfano, entre otros. Sin embargo, en un encuentro en Valladolid a pocas jornadas del final de liga, llegaría el principio del fin de su relación con el club blanco. El Madrid ganaba por 1-3 en el descanso sin aparentes problemas pero en la segunda mitad Pazos encajó tres tantos que no gustaron a Enrique Fernández, por entonces técnico merengue. Además surgieron rumores de una supuesta aventura del guardameta con la actriz Queta Claver, romance que sería desmentido un tiempo después. El ambiente se enrareció en torno al meta pontevedrés y Pazos no volvió a jugar en aquella temporada, marchándose durante un año cedido al Hércules.

Títulos colchoneros

Al finalizar el período de préstamo en el club alicantino surgió el interés del Atlético de Madrid, que no acababa de encontrar un arquero que hiciese olvidar a Marcel Domingo, traspasado años atrás al Espanyol. Los colchoneros pagaron entonces 800.000 pesetas por Pazos, que se iba a quedar nada menos que siete temporadas en la ribera del Manzanares. Allí consiguió 2 títulos coperos – pese a no jugar ninguna de las dos finales– además de una Recopa de Europa. Incluso alcanzó la semifinal de la Copa de Europa en 1959 en la que el Atlético caería ante el gran Real Madrid de Di Stéfano. Puskas lograba de penalti el gol que eliminaba a los colchoneros, tras batir a un Pazos que partió como titular en todos los encuentros de aquella competición.

Destaca como anecdótica la Recopa que conquistó en 1962. Se dio la circunstancia de que la final ante la Fiorentina necesitó de un partido de desempate, el cual hubo de ser retrasado hasta el mes de septiembre ante la inminencia del mundial de Chile. Lo de repetir partidos debía de resultar apasionante pero sin duda tenía inconvenientes. El Atlético, una vez finalizado el período estival, ganó por 3-0 haciéndose con el trofeo. Ese mismo verano Manolo Pazos, que ya llevaba dos temporadas como suplente, era traspasado al Elche, por lo que recibió el título cuando su relación contractual con el Atlético ya no existía. Un detalle tan excepcional como curioso.

Portero para rato

En el Elche se le recuerda con mucho cariño (Foto: franjiverdes.wordpress.com)

En el equipo ilicitano, ya con 33 años, Pazos todavía fue capaz de prolongar su carrera durante siete grandes temporadas, siendo considerado el mejor portero en la historia del Elche. En noviembre de 2013, en un acto previo al encuentro Elche-Atlético de Madrid, el estadio Martínez Valero le rindió una cálida ovación, haciéndosele entrega por parte del club de una placa conmemorativa en agradecimiento por su dedicación al equipo levantino.

En 1969, ya con 39 años, Manolo Pazos dejó el fútbol de primer nivel pero no quiso retirarse. Sus últimas temporadas las vivió en equipos de Tercera División y Regional Preferente, poniendo punto final a su dilatada carrera en el Abarán murciano a los 44 años de edad. 19 temporadas en Primera División no le permitieron debutar con la selección absoluta, pese a figurar en alguna convocatoria a la que acudió como suplente de Ramallets. En la actualidad Manolo Pazos tiene 84 años y vive en Elche.

Manolo Pazos tiene 84 años (Foto: Elche CF)

Su época como jugador céltico fue breve pero importante. En Vigo comenzó a despuntar con grandes actuaciones que sirvieron para que, primero el Real Madrid y más tarde el Atlético, volviesen sus miradas hacia su figura. Manolo Pazos González será recordado durante mucho tiempo en la ciudad olívica como uno de los grandes arqueros que defendieron la meta celeste. Y aunque su relación con el Celta no destacó por su duración, la calidad que mostró semana tras semana en Balaídos permitió al equipo formalizar un jugoso traspaso y hacerse con los servicios de grandes futbolistas como Pablo Olmedo, que también hay que decirlo. La supervivencia en Primera durante la década de los 50 exigía operaciones como la que el Celta ejecutó con este gran guardameta cambadés.