Cuando el Celta ascendió a Primera en 2005 de la mano de Fernando Vázquez la secretaría técnica se fijó en un joven mediocentro brasileño que venía de desempeñar un gran papel en el mundial sub-20 con su selección. Roberto procedía del Guaraní, equipo en el que militó durante dos temporadas en las que dispuso de un buen número de minutos a pesar de su juventud. El nuevo fichaje aterrizaba en Vigo dispuesto a comerse el mundo. Llegaba con fama de futbolista que combinaba la faceta obrera con el incomparable toque brasileño. Un auténtico proyecto de estrella. En aquel momento nadie podía imaginar que le aguardaban cuatro azarosos años en los que nunca acabaría de encajar en los planes del equipo.

Gris titularidad

Durante la primera temporada Roberto no gozó de muchas oportunidades. El equipo, recién ascendido, funcionó muy bien bajo la batuta de Iriney y Oubiña completando una brillante temporada que le permitió acceder a Europa. El brasileño de Goiânia apenas disputó 257 minutos en liga, casi todos como suplente. La grada y el banquillo constituyeron su hábitat en aquella campaña de triste recuerdo para él.

Sería el 15 de enero de 2006 cuando Roberto de Souza iba a disputar su único encuentro como titular en Primera División con la camiseta del Celta. Fue en Getafe en el encuentro que cerraba la primera vuelta. Los de Vigo, tras un espectacular inicio de temporada, llegaban con tres derrotas consecutivas a cuestas en liga y una eliminación en la Copa del Rey ante el Betis. Un pequeño bache mitigado por una exigua victoria sobre la Real Sociedad en Balaídos la semana anterior a visitar el Coliseo Alfonso Pérez. La acumulación de partidos motivó la lesión de Iriney, entrando en el once Roberto como pareja de hecho de Borja Oubiña.

Alineación frente al Getafe (15/01/2006)

Lo cierto es que tampoco acompañó en exceso la fortuna al pivote sudamericano. El equipo completó una desastrosa primera mitad provocada, según Fernando Vázquez, por una pésima organización defensiva. Pese a todo, el marcador al descanso únicamente reflejaba un gol en contra, anotado en el minuto 42 por Gavilán tras culminar una jugada en la que intervinieron Riki, Celestini y Dani Güiza. Precisamente Riki se convirtió en el hombre más destacado de esa primera mitad aunque falló ocasiones claras para haber sentenciado el choque, entre ellas una que acabó en el travesaño.

El segundo acto arrancaba con un golpe de efecto. Ángel cabeceaba a la red un servicio de Canobbio e igualaba un choque que los célticos hacía muchos minutos que deberían haber perdido. A partir de ahí el encuentro se enfrió, con un Celta mucho más contemporizador y un Getafe que no encontraba el camino hacia el gol. El partido de Roberto de Souza fue muy discreto, en la línea del resto del equipo. Ni David Silva ni Fernando Baiano tuvieron una buena tarde en el Alfonso Pérez. Fernando Vázquez reconocía en sala de prensa que lo mejor había sido el resultado mientras que el pivote de Goiânia manifestaba su deseo de mantenerse en el once inicial. Poco podía imaginar Roberto que jamás volvería a disfrutar de la condición de titular en aquel curso.

Los de Vigo sumaron 30 puntos en la primera vuelta, registro que mejorarían en la segunda para totalizar 64, cifra que en otro año podría bastar para jugar la Champions pero que en esta ocasión les permitía acabar en un – pese a todo excelente– sexto lugar. El Getafe, con Bernd Schuster en el banquillo, también completó una buena temporada, finalizando noveno con 54 puntos.

A la tercera fue la vencida

Por su parte Roberto fue cedido al Salamanca en la temporada 2006-2007, equipo en el que logró disputar 33 encuentros en la Segunda División, en los cuales emitió buenas vibraciones. Cuando regresó a Vigo el Celta estaba de nuevo en Segunda con Hristo Stoichkov al frente. El búlgaro no le dio bola en los pocos encuentros que duró como técnico y su sustituto Juan Ramón López Caro tampoco le encontró ubicación. Tocaba, por tanto, hacer las maletas en el mercado de invierno, en esta ocasión con destino Ferrol. Su condición de extracomunitario unida a su inexperiencia le cerraban las puertas del Celta una y otra vez.

Roberto nunca encontró su sitio en Vigo (Foto: yojugueenelcelta.com)

Cuando en verano de 2008 finalizó su período de cesión al Racing, Roberto se encontró con una desagradable sorpresa. Pepe Murcia, nuevo preparador celeste, no contaba con él debido a que Ariel Rosada y Dinei, también extracomunitarios, figuraban por delante en sus preferencias . Ya en la misma pretemporada se vio apartado del equipo junto con Guayre, Lequi y George Lucas, quienes entrenaban al margen del resto del grupo. La única salida para el todavía joven centrocampista pasaba por una tercera – y última– cesión. En este caso el acuerdo se cerró con el Leixões portugués. En Matosinhos Roberto de Souza viviría la que, sin lugar a dudas, fue su mejor temporada. El equipo fue la revelación de la liga lusa durante aquel año, logrando alcanzar el liderato y derrotando al Oporto y al Sporting, dos de los grandes. El brasileño recibió elogios por su labor en mediocampo e incluso se permitió anotar un tanto en el estadio José Alvalade.

Estancamiento

Lograría también en este año finalizar los trámites para obtener la nacionalidad española, dejando de ocupar plaza de extracomunitario, un requisito que llegó demasiado tarde. Su ficha no podía ser asumida por un Celta en pleno proceso concursal que le concedió la carta de libertad para que fichase por el Marítimo de Funchal. Una operación desastrosa para los de Balaídos desde los puntos de vista económico y deportivo. Un verdadero curso de cómo malograr a un futbolista que mostraba maneras pero que no contó con una oportunidad real en el caótico Celta de aquellos años. Él mismo lo decía en su mejor momento en el Leixões:

“La verdad es que nunca he sabido por qué no podía jugar en el Celta, que era lo que yo quería, cuando en los demás equipos me adoraban”

La temporada 2008-2009 en el Leixões fue la mejor de su carrera (Foto: maisfutebol.iol.pt)

Con todo tampoco supuso una gran noticia para Roberto su fichaje por el Marítimo. El gran año que vivió en el club de Matosinhos no le sirvió para que los grandes de Portugal se interesasen por él. En Madeira se quedaría tres años en los que su carrera se estancó definitivamente, pese a que el club se mantuvo siempre en zona cómoda y luchando por entrar en puestos europeos.

Regreso a Matosinhos

Ya en el año 2012 intentó una aventura exótica en el Persepolis iraní, en la cual no triunfó. En la actualidad Roberto de Souza tiene 29 años y acaba de firmar su incorporación en el mercado de invierno al Leixões, que en este momento se encuentra en la zona media-baja de la Segunda División portuguesa. Sus objetivos hoy en día nada tienen que ver con los deseos del joven que hace diez años soñaba con triunfar en las grandes ligas europeas. Actualmente Roberto solo piensa en retornar al único lugar en el que fue feliz vestido de corto y recuperar sensaciones olvidadas.

En 2005 Roberto de Souza apuntaba alto (Foto: fameceleste.blogspot.com)

La memoria celeste también debe guardar un poco de espacio para todos aquellos futbolistas que, por distintas razones, no acabaron de triunfar. En el caso de Roberto de Souza se unieron varios condicionantes que no le permitieron convertirse en el jugador que se vislumbraba en aquel ilusionante verano de 2005. Su proyección seguramente no era tan potente como se esperaba pero probablemente la gestión que se hizo de su fichaje en Vigo tampoco fue la idónea.