La tímida reacción clasificatoria del Celta tras la visita del Córdoba necesitaba refrendo en Anoeta. Tres meses sin encadenar dos jornadas consecutivas sumando son una losa demasiado pesada, y de ahí la necesidad imperiosa de reaccionar. Pero ni el lugar (una plaza inexpugnable desde 1999) ni la ocasión (el Celta había dejado su peor imagen en las dos salidas anteriores, a Cornellá y a Getafe) eran los más adecuados para confirmar la tendencia alcista.

Más madera

Seguramente guiado por el corazón más que por la cabeza, el sancionado Berizzo volvió a apostar por un esquema netamente ofensivo. Claro que también había argumentos objetivos para hacerlo: el 1-4-2-3-1 había permitido al Celta vencer y convencer contra el Córdoba, por lo menos durante gran parte del partido. Así que el técnico no permitió que la ausencia de Orellana le estropease los planes, y devolvió a Álex López al equipo titular, nada menos que en la mediapunta. Junto al ferrolano, Nolito y Santi Mina repetían en los costados, y Larrivey en la delantera.

Guiado por el corazón más que por la cabeza, Berizzo volvió a apostar por un esquema netamente ofensivo

Como ya había sucedido contra el Córdoba, la apuesta tuvo un efecto motivacional en un equipo necesitado de estímulos. Los vigueses salieron a por todas, dispuestos a encerrar a la Real en su área, haciendo circular el balón con rapidez y buscando la portería de Rulli. Justo el patrón buscado desde el principio de la temporada, y que el equipo había conseguido seguir durante el verano y la mitad del otoño, en un tiempo muy, muy lejano...

Torpedo a la línea de flotación

Pero la Real hizo saltar por los aires las buenas intenciones de los celestes, aprovechando su mayor punto débil: un balón aéreo que sobrevuela el área viguesa de un lado a otro, provocando una desbandada defensiva en la que nadie está donde debe, en la que los centrales se dejan coger la espalda y llegan siempre una décima tarde al corte. El resultado, dolorosamente conocido, fue el gol de Agirretxe que condenaba al Celta a remar una vez más.

La sombra del 1-0 es muy alargada para los célticos, que han caído por ese resultado demasiadas veces, seis de un total de nueve derrotas. Unos guarismos dramáticos. Con un gol en contra, y un equipo donostiarra que claramente se conformaba con ese exiguo botín, el Celta se vio obligado a cargar con el peso del juego en busca del empate.

La sala de máquinas, fundamental

En circunstancias normales, las del inicio de temporada, el Celta habría buscado el gol con un juego equilibrado, por el centro y por las bandas, apoyándose en sus incisivos laterales. Pero la situación actual no permite tantas alegrías: con Hugo Mallo lesionado y Planas renqueante, el único lateral puro es Jonny, cambiado de banda. Por la derecha, la solución está siendo Sergi Gómez. La aportación ofensiva de ambos es, por lógica, limitada.

La sombra del 1-0 es muy alargada para los célticos, que han caído por ese resultado demasiadas veces

Así que le toca a los pivotes echarse al equipo a la espalda. Quizá por este motivo Berizzo sacrificó a Radoja contra el Córdoba y estrenó el doble pivote, con sus centrocampistas de mayor recorrido. La lesión del balcánico le dejó vía libre para repetir el experimento en Anoeta. Y Augusto y Krohn-Dehli salieron en ayuda del equipo. Especialmente el danés, omnipresente en la sala de máquinas, que venía de algunos partidos discretos. En Anoeta volvió a ponerse el traje de faena, actuando de enlace con una delantera necesitada de protagonismo, mientras el argentino derrochaba trabajo e intensidad a partes iguales para que el equipo no se descosiera.

Soluciones

Pero, a pesar de todo este despliegue, y de la enorme presencia ofensiva del Celta, el equipo no conseguía crear peligro, y este es un defecto recurrente en los partidos lejos de Balaídos. Por más que tengan el balón, los vigueses son incapaces de llegar con peligro a los dominios del portero rival, y esta tendencia se repitió en Anoeta. Por eso era necesaria una reacción, y esta no se hizo esperar.

Era la oportunidad de Bondonga, que afrontaba su primera prueba seria como céltico tras el debut liguero en Getafe. El belga destaca por su rapidez y habilidad por la banda izquierda. Cansado de reconversiones obligadas, Berizzo le dio su carril y, de paso, le dio libertad a Nolito para que pisara área. El sacrificado fue Sergi Gómez y, ahora sí, Augusto tuvo que reconvertirse en lateral para seguir ayudando al equipo, y conseguir esa profundidad por la derecha que tanta falta hacía. Fue otra decisión valiente, que dejaba sobre el campo un ejército de delanteros y solo tres defensas. Era evidente que el Celta no quería volver a perder por un gol a cero.

Decidió el talento

A pesar del atasco, y a pesar de los evidentes problemas, cuando se apuesta por la calidad y se suman peloteros sobre el campo, las posibilidades de que suceda lo imprevisible aumentan exponencialmente. Y eso es exactamente lo que necesita el Celta, que parece haber perdido esa frescura necesaria para sorprender al rival. Por eso Nolito se mantiene siempre sobre el campo. Y por eso ingresó Bongonda, que había tenido tiempo de ver qué estaban haciendo mal sus compañeros. Así que, en cuanto consiguió llegar al área, hizo justo lo que había que hacer: buscar al gaditano, aunque fuera en una posición incómoda. De lo otro ya se encargaría él...

Que el Celta y Nolito vayan recuperando el aliento cogidos de la mano no es casual en absoluto

Y así lo hizo. Nolito es famoso por buscar siempre el remate entre los tres palos, sabiendo que los goles que no entran son los que no se buscan. En la jugada clave buscó las piernas de los defensas. Un caño o un rechace harían el resto. Y así llegó el empate, su segundo gol consecutivo, que posibilita la segunda jornada consecutiva sumando del Celta. Que el Celta y Nolito vayan recuperando el aliento cogidos de la mano no es casual en absoluto. Se necesitan y se retroalimentan, para gloria de ambos y del celtismo. Del estado de gracia de los dos llegó la mejor racha histórica del equipo y la internacionalidad del delantero. De la crisis posterior llegó la hecatombe colectiva y la desaparición del 10. De la posible recuperación de ambos dependerá el devenir de la nave céltica en los próximos partidos.

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Sobre el autor
Miguel Gallego
Periodista. Más de tres lustros de aventuras. Las cosas que pasan no siempre nos gustan, pero alguien tiene que contarlas...