Existe una máxima en el fútbol que dice que los delanteros viven del gol, y que la confianza de ellos mismos en su juego depende o no de que la pelotita entre. A lo largo de los años se han visto casos de delanteros acostumbrados a anotar con facilidad que, al acumular “x” minutos sin ver puerta, acaban perdiendo la confianza en sí mismos y fallan lo imposible. Un caso que sin duda llama la atención es el de Samuel Eto'o con el Barcelona cuando él mismo veía el trofeo 'Pichichi' al alcance de la mano y lo chutaba (y fallaba) absolutamente todo, o el de Fernando Torres a su llegada al Chelsea: 14 partidos para anotar su primer gol con los 'blues' y su moral por los suelos.

Joaquín Larrivey se encuentra en una situación similar: el punta argentino, que comenzó la temporada con un idilio con el gol, no anota en Liga desde noviembre, cuando su tanto sirvió para que el Celta asaltase el Camp Nou (0-1). Desde ese momento, y tras superar el récrod de Gudelj anotando en seis jornadas seguidas en Balaídos, las cosas solo han ido a peor para el argentino.

Sin duda el punto de inflexión de la trayectoria de Larrivey en esta temporada se puede fijar en un momento exacto del calendario: la sanción de cuatro partidos sin jugar con la que el Comité de Disciplina le castigó tras insultar al colegiado Gil Manzano al finalizar el encuentro contra el Almería en Balaídos (0-1). El argentino, que en todo momento negó haber sido el autor de dicho agravio (reconocido inmediatamente por el capitán Augusto Fernández), pasó cuatro partidos viendo a su equipo desde la grada, y desde su vuelta, el 17 de enero en el Power 8 Stadium del Espanyol, no ha conseguido marcar.

No obstante, lo peor para el argentino y el Celta no es la falta de gol del punta, sino la mala dinámica de cara a portería en la que el argentino parece haber entrado, fallando claras ocasiones en los últimos dos partidos disputados en Balaídos, pese a los celestes consiguieron la victoria en ambos. Preguntado en rueda de prensa al respecto, Larrivey aseguró en la previa del partido contra el Atlético de Madrid que tenía "ganas de marcar", ya que al principio de la temporada se había “mal acostumbrado” a anotar con facilidad. Pese a todo, es ahora, pasado el ecuador de la temporada, cuando el Celta necesita más que nunca los goles de Larrivey.

En ocasiones, el destino es caprichoso, y la siguiente fecha marcada en el calendario es el derby de este sábado en Riazor ante el Deportivo (Cuatro, 22:00), rival al que Larrivey ha marcado este año en dos ocasiones, la primera, en agosto, en el amistoso que ambos equipos disputaron en Pasarón y que terminó con victoria celeste (2-0) y el segundo, sin duda más importante, en el derby de Liga disputado en Balaídos, anotando el segundo gol celeste que a la postre daría los tres puntos a los vigueses (2-1).

Así pues, Larrivey llegará a Riazor tras trece partidos sin conseguir un gol en Liga, pero sabiendo que siempre que se ha puesto la camiseta del Celta para jugar contra el Depor, ha conseguido anotar, y siendo consciente de que no existe una oportunidad mejor para recuperar su relación de amor con el gol.