Nacido en Camponaraya en 1959, desde muy joven le llamaban Lucas haciendo honor al nombre de pila de su padre. Desarrolló toda su carrera en Galicia aunque para remontarse a los inicios hay que situarse en la provincia de Ourense. Su potencial fue apreciado cuando militaba en los juveniles del Ribadavia por el cordobés Pedrito González, antiguo futbolista del Celta y entonces integrante del cuerpo técnico celeste. Corría la segunda mitad de la década de los 70 y Lucas pasó a militar durante dos temporadas en el Gran Peña —entonces filial del Celta— forjando una gran amistad con Pedrito, su descubridor. Tanto es así que el técnico andaluz acabaría bautizando como Lucas a uno de sus hijos, el cual con el paso de los años alcanzó la fama como integrante de un conocido dúo musical forjado en las calles de Cádiz. Y, curiosidades de la vida, Pichi Lucas fue escogido como padrino de la criatura.
Doble ascenso
Anécdotas aparte, Lucas vivió su primera experiencia de cierto nivel cuando fue cedido al Córdoba en 1979. Allí, aprovechando que le tocaba realizar el servicio militar, compitió durante un año y medio en la Segunda División B. Precisamente en el mes de enero de 1981 fue repescado por el Celta, que en aquella temporada también se encontraba hundido en la Segunda B. El delantero leonés consiguió tres goles y el equipo, dirigido por Misha Pavic, lograba el ascenso. Curiosamente el Córdoba también terminaba dando el salto de categoría aquel año, formando parte Lucas de ambos ascensos.
Pichi nunca destacó por sus dotes como fino estilista. Sus características siempre fueron la brega, el oportunismo y la eficacia a la hora de definir. Un verdadero ariete dotado de una gran capacidad de remate tanto en el juego aéreo como con su pie derecho. Realmente no se le podía pedir mucho más ya que no poseía creatividad ni una técnica depurada. No obstante, estas limitaciones las suplía con un espíritu de lucha a prueba de bomba y un compromiso absoluto con los colores que defendía.
Victoria con esfuerzo
Coincidiendo con la temporada 1981-82 llegaría la explosión del delantero de origen castellano. 27 goles anotaría Lucas, que le valieron el sobrenombre de Pichi con el que hoy es conocido. El 4 de abril de 1982 llegaba a Balaídos el Elche de Felipe Mesones. Los levantinos aparecían como cuartos con 39 puntos, a solo tres de los celestes, que figuraban en la tabla en segunda posición. El partido, correspondiente a la jornada 31 del campeonato, se consideraba una verdadera final. Y lo cierto es que las cosas se complicaron desde muy pronto para los locales. En el minuto 21, un taconazo sin balón de Suárez a Tenorio era interpretado como agresión por Pajares Paz, árbitro encargado de dirigir el choque. El Celta se veía abocado a jugar durante más de una hora en inferioridad numérica frente a uno de los equipos más potentes de la Segunda División. Pese a ello, los de azul celeste asumieron la iniciativa presionando con ambición a los franjiverdes. Fruto del dominio llegaba la jugada que decidiría el partido. Corría el minuto 30 de juego cuando una buena combinación entre Mercader, Del Cura y Javi acabó con un centro de este que Lucas cabeceaba a las mallas ilicitanas. Era el 1-0, resultado que se pudo ampliar antes del descanso con varias ocasiones desaprovechadas por Del Cura, Mercader, Ademir y el mismo Pichi, quienes no acertaron con el marco que defendía Alfonso Vidal.
Evidentemente, durante los segundos 45 minutos el Celta pagó el esfuerzo de jugar con un hombre menos. El Elche, sin nada que perder, se echó hacia arriba y puso cerco a la portería custodiada por Javier Maté. Los de Vigo, cada vez más replegados, sufrieron los continuos ataques de un equipo que tenía dos buenos llegadores como Milos Kostic y el ferrolano Nando. Con mucho sufrimiento se fueron consumiendo los minutos y los dos puntos se quedaron en casa gracias al tanto anotado por Lucas. El Celta saltaba al liderato, que ya no abandonaría en todo el tramo final de temporada, certificando un brillante ascenso a Primera. Una gran temporada para los de Vigo y para Pichi Lucas, convertido en la referencia ofensiva del equipo. El Elche, por su parte, se quedaría con la miel en los labios al perder el ascenso por peor diferencia de goles con respecto al Málaga. En aquel equipo también militaba Paco Bonet, quien jugó poco después en el Real Madrid.
Ascensos y descensos
Lamentablemente, durante la campaña 1982-83 cambiarían las tornas y el Celta no consiguió mantener la categoría. Lucas tampoco brilló, consiguiendo únicamente dos goles en 28 partidos. A lo largo de los dos años siguientes, ambos en Segunda, el nueve celeste marcó un total de 15 tantos, cifra modesta para lo que había mostrado en el ejercicio previo al mundial de España.
Durante la temporada 1985-86, de nuevo en Primera, el ariete de Camponaraya anotó seis goles pero el equipo no le cogió el aire a la categoría y terminó hundido en la tabla. El ascensor de los 80 continuaba funcionando sin parar y doce meses después el equipo regresaba a Primera de la mano del artilheiro de Deus, ayudado por las 12 dianas de Pichi. El leonés sufrió en el tramo final de este curso una grave lesión de menisco, perdiéndose los famosos play-off para los cuales el club hubo de fichar al uruguayo Fernando Barboza como reemplazo.
Sus características siempre fueron la brega, el oportunismo y la eficacia a la hora de definir
A partir del verano de 1987 Lucas comenzó a perder presencia en el equipo. El Celta completó dos muy buenas temporadas en Primera pero el nueve leonés solo disputó 22 encuentros durante el ejercicio 1987-88 y apenas tres al año siguiente. Sus cifras goleadoras disminuyeron de manera radical, totalizando tres y ningún gol respectivamente. Llegaba la campaña 1989-90 y el Celta iba a terminar la década con un nuevo descenso y con un Lucas que jugó 15 partidos y convirtió tres dianas. En el verano de 1990 se ponía punto final a una relación contractual que había durado prácticamente una década.
Segunda juventud
Lucas fichaba por el Ourense en lo que se suponía el principio del fin de su carrera. Nada más lejos de la realidad, en 1991 llegaba el fichaje por la SD Compostela, equipo recién ascendido a la Segunda División. En Santiago Pichi iba a vivir una segunda juventud, con cuatro años maravillosos en los que anotaría 30 goles y volvería a saborear las mieles de la máxima categoría. En 1995, con 36 años, llegaba el momento de decir adiós. Lucas dejaba al Compos en Primera y se retiraba como jugador en activo.
Durante los últimos tiempos Pichi Lucas se ha dejado ver en los banquillos de varios equipos históricos. Compostela, Ponferradina, Cartagena y Oviedo forman parte de su curriculum como técnico. Logró un ascenso con los del Bierzo aunque su éxito más reciente data de 2013, cuando consiguió devolver al filial céltico a la Segunda División B. Desde entonces no ha vuelto a dirigir a ningún equipo ni tampoco ha aceptado la oferta del Celta para formar parte de la secretaría técnica del club. Lo suyo son los banquillos y el papel de ojeador no parece amoldarse a su perfil.
Aunque los menos veteranos lo recordarán por su paso por la SD Compostela, la realidad es que la mayor parte de la carrera de Argimiro Pérez García se desarrolló en Vigo. La convulsa década de los 80, con todos sus ascensos y descensos, fue vivida con intensidad por este buen delantero. Para la historia queda su grandiosa temporada 1981-82 y todos los goles que celebró con la casaca azul cielo. Pero por encima de todo se recordará la profesionalidad y la dedicación que durante tantos años puso a disposición de su club, el Real Club Celta de Vigo.