Hace justo un mes, la visita del Córdoba a Balaídos suponía un partido a vida o muerte para el Celta y, especialmente, para su técnico. Berizzo se jugaba el puesto tras una interminable racha de malos resultados, y solventaba con éxito el envite ayudado por un gol de Nolito a la hora de juego, y de un inverosímil lío arbitral con un penalti pitado que al final no lo fue. Una victoria balsámica, que marcaba el inicio de un mes de buen juego y resultados.

Los errores arbitrales son algo inevitable en el fútbol actual, pero que pueden tener consecuencias muy serias

Aquel partido sale ahora a colación por sus evidentes paralelismos con el Celta-Elche, encaminado por un gol a la hora de juego, y resuelto por un más que dudoso penalti del que, esta vez, Velasco Carballo no se retractó. Un empate que frena el avance del equipo de Berizzo pero que, al contrario de lo que habría sucedido si el Córdoba hubiera lanzado (y marcado) aquel penalti, no le costará su puesto al entrenador, y no meterá en serios apuros clasificatorios al club. Qué habría ocurrido si los hechos hubiesen sucedido de esa manera es algo que nunca se sabrá, pero parece evidente que los errores arbitrales son algo inevitable en el fútbol actual, algo con lo que hay que convivir, pero que pueden tener consecuencias mucho más serias que las reconocidas por los propios protagonistas.

Frenazo al juego del Celta

Dicho todo lo anterior, es justo reconocer que el Celta no ofreció su mejor versión contra el Elche. Ese juego eléctrico de toque y presión no apareció sobre el anegado césped de Balaídos, al menos durante la primera parte. Las causas pueden ser muchas, desde el cansancio al exceso de confianza por la trayectoria reciente, o incluso la incomodidad de una noche de perros en lunes, pero desde luego entra dentro de lo posible que simplemente se tratara de un mal día después de ofrecer un altísimo nivel durante varias semanas.

El caso es que el Celta no consiguió hacerse con el partido, a pesar de contar con su once de gala, recuperado por fin Hugo Mallo. Tras un primer cuarto de hora de empuje, en el que incluso pudo adelantarse por medio de Charles, otra vez titular, y de Orellana, este se fue diluyendo. Krohn-Dehli y Augusto no fueron los dominadores del centro del campo, como acostumbran, y esto lo acusó el equipo hasta el descanso. Sin llegar a sufrir, porque el Elche sin Jonathas pierde gran parte de su poder ofensivo, los de Berizzo sí jugaron a trompicones, sin conseguir asociarse con peligro.

Poner el candado

Cuando el juego no acompaña, y el equipo no consigue anular a su rival, entra en escena el plan B para salir indemne del envite, al menos con la portería a cero. Y fue en ese momento, con el Elche superando su timidez y acercándose a los dominios de Sergio, sobre todo a balón parado, cuando quedó patente que los de Berizzo han recuperado su seriedad defensiva.

Los vigueses capearon el temporal convencidos de que su momento acabaría llegando

Conscientes de que era un partido de desgaste, sobre todo teniendo en cuenta la pesadez del terreno de juego por culpa de las lluvias, los vigueses capearon el temporal sin conceder demasiadas situaciones de peligro. Con inteligencia, bien pertrechados, y convencidos de que el momento de dar un vuelco al partido acabaría llegando.

Afinando la puntería

Efectivamente, la decoración mudó de cara a la segunda mitad, tras un descanso reparador para los celestes, que salieron a otra velocidad de los vestuarios. Y fue entonces cuando quedó demostrada otra mejora de este equipo. Si en anteriores partidos, especialmente durante la prolongada sequía goleadora, se le podía achacar que sus ataques no terminaban con disparos entre los tres palos, no se puede decir lo mismo en esta ocasión.

Una espectacular chilena de Charles abría las hostilidades, seguida de acercamientos de Krohn-Dehli y Orellana. A todos ellos respondió Tyton, héroe de los suyos en Balaídos. Pero la pelota rondaba el área visitante, y cuando busca la portería con tanta insistencia, acaba entrando.

Gol histórico

La jugada del gol vigués es importante por varios motivos: porque funcionó a la perfección la habitual asociación entre Jonny y Nolito por la banda izquierda; porque nació de un saque de banda, y la estrategia sigue dándole más disgustos que alegrías al Celta; y porque acabó con el gol de un centrocampista, algo que no debería ser noticia pero lo es, porque solo es el tercer tanto en toda la Liga que no consiguen los delanteros, autores de 23 dianas.

El gol pone la guinda a una temporada para enmarcar de Krohn-Dehli

Es importante que los atacantes de un equipo modesto vean puerta. Cuando no lo hacen generan un problema. Pero es igualmente preocupante que soporten todo el peso goleador, si sus compañeros no son capaces de contribuir. Se genera una dependencia que les perjudica cuando el gol no llega. El ejemplo máximo de esto fue el período de tres meses sin gol, que acabó afectando, sobre todo, a la confianza de Larrivey, que perdió la titularidad en favor de Charles.

Pero, por encima de todas las cosas, el gol es histórico porque se convierte en el número 1400 del Celta en la máxima categoría. Y además le pone la guinda a una temporada para enmarcar de Krohn-Dehli, justo cuando el debate sobre su renovación está cobrando mayor importancia en la actualidad céltica.

La zancadilla

El gol plasmó la superioridad durante el primer cuarto de hora de un Celta que aún se estiró en busca de la sentencia, que pudo conseguir en una incorporación de Radoja (otro centrocampista), pero que no pudo cerrar el marcador. En un partido difícil, tocaba aguantar el resultado en busca de tres puntos importantes. Pero llegó entonces la jugada clave, esa zancadilla a las aspiraciones del equipo vigués en el campeonato. Una acción que Velasco Carballo convirtió en decisiva. Un penalti de Krohn-Dehli sobre Víctor Rodríguez que Lombán transformó en el único remate del Elche entre los tres palos. Suficiente para hacer volar dos puntos de Balaídos, y con ellos la esperanza de que el equipo vigués pueda soñar con cotas más altas que la salvación. Al menos, de momento.

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Sobre el autor
Miguel Gallego
Periodista. Más de tres lustros de aventuras. Las cosas que pasan no siempre nos gustan, pero alguien tiene que contarlas...