De nuevo. Por cuarta vez esta temporada y por octava en las últimas dos. Celta y Athletic frente a frente, con ambientazo en las gradas y con propuestas atractivas en el césped. Y de nuevo, como pasó en la eliminatoria de Copa del Rey, el equipo vigués tuvo que remar contracorriente para acabar muriendo en la orilla.

El Celta empezó el partido con una sorpresa en su once. Berizzo dejaba a Radoja en el banquillo para dar entrada a Álex López. Por ahí llegó el primer desequilibrio, que Valverde se encargó de acentuar con su gran planteamiento.

El Athletic fue muy superior en la primera parte

Tras los primeros minutos de tanteo, el Athletic empezó a dominar con claridad. Asfixiante presión de los Leones a la salida de balón local y punzantes transiciones tras cada recuperación. Aduriz, excelso, facilitaba la labor a los compañeros con su juego de espaldas, su superioridad aérea y su criterio para tomar siempre la decisión correcta. Williams daba profundidad, Muniain dinamismo por dentro y San José se convirtió en una escoba capaz de barrer todo el ancho del campo.

Abrelatas desde los once metros

Además de los paralelismos con la eliminatoria de Copa, este Celta-Athletic tuvo algo en común con el partido de ida en la Liga: en ambos, Aduriz abrió el marcador transformando penaltis rigurosos. En esta ocasión, Augusto cargó a Muniain, hombro contra hombro. Mateu Lahoz señaló pena máxima y el delantero donostiarra no perdonó. Era el minuto 17.

Foto: Xoan Carlos Gil | La Voz de Galicia.

Después del gol, el Athletic pudo matar el partido. El Celta entró en una fase de desquiciamiento con el árbitro que llevó a Krohn-Dehli y a Orellana a ver amarillas por protestar y al equipo a salirse de un partido en el que apenas había dado señales de vida. De nuevo Aduriz pudo marcar tras una gran jugada personal que Sergio pudo repeler a córner.

Santi Mina y la lesión de Aduriz cambiaron el partido

El Celta, inoperante, no reaccionaba. Krohn-Dehli y Álex López no tuvieron la presencia necesaria para ayudar a Augusto a sostener al equipo. El Athletic, sin embargo, replegaba y hacía las ayudas en perfecta armonía. Esa superioridad en la pelota corrida encontró el apoyo de otra más habitual, la del balón parado. En un córner anotó el segundo el equipo bilbaíno. Aduriz remató al larguero tras adelantarse a Cabral y el rechace lo empujó San José, que había hecho lo propio con Fontàs.

Reacción tardía

Todavía faltaba un cuarto de hora para acabar la primera mitad tras el segundo tanto del Athletic, pero el Celta fue incapaz de generar ocasiones sobre la portería de Iraizoz. Dormido. Un tímido remate de cabeza de Orellana, lo único reseñable. Un pellizco de monja comparado con la sensación de peligro que provocaba Aduriz cada vez que entraba en contacto con la pelota. El donostiarra pudo hacer el tercero en un mano a mano con Sergio, pero su control se le fue largo.

La charla de Berizzo surtió efecto tras el paso por los vestuarios. El Celta salió más concienciado, más metido. El despertador había sonado 45 minutos tarde, pero al fin sonó. Los locales despertaron, más aun cuando Aduriz tuvo que abandonar el césped lesionado y el Toto introdujo a un Santi Mina que dinamitó el partido.

Foto: Xoan Carlos Gil | La Voz de Galicia.

La primera pelota que tocó el canterano sirvió para ver una preciosa bicicleta con la que dejó sentado a Laporte y un mano a mano con Iraizoz del que el guardameta vasco salió vencedor. La efervescencia de Santi continuó vigente: un remate de cabeza arriba, a la salida de un córner y un par de internadas desde la derecha. El Celta estaba asovallando al Athletic de la mano de su joven delantero.

Berizzo reestructuró con Augusto y Krohn en el doble pivote, Orellana enganchando por dentro y Nolito y Santi Mina en los costados. Arriba Larrivey para el remate. Un remate certero que llegaría en el minuto 64 para acortar distancias: el argentino cabeceó con todo en el área pequeña un centro del chileno. Había partido.

El asedio celeste no encontró premio

A partir de ahí, el dominio del Celta se convirtió en asedio. La tormenta se volvió ciclón. Los locales se lanzaron a por el empate conscientes de que el león estaba herido. Fueron los mejores diez minutos de los celestes. Orellana desde fuera del área, Cabral de cabeza, Nolito contra un defensor… Berizzo metió más madera con un Bongonda que volvió a dejar sensaciones positivas. Por su parte, el Athletic achicaba agua como podía.

Pero el momento pasó y la burbuja bajó. Los de Valverde aguantaron el tirón, recuperaron el aplomo y metieron el partido en el congelador. Poco importó que San José fuera expulsado al ver la segunda amarilla. Tampoco hizo falta que Guillermo metiera las dos ocasiones que tuvo. El Celta no encontró la pausa, la precisión en los metros finales, en la búsqueda de un segundo gol que nunca llegó.

El partido acabó y el Athletic firmó su quinta victoria consecutiva en Liga, que le sirve para ponerse con 36 puntos. El Celta, en cambio, ha encajado su segunda derrota seguida, contra dos rivales directos (Villarreal y el propio Athletic) en caso de que el objetivo céltico fuera entrar en Europa. Dentro de una semana, en el Ciutat de Valencia, los de Berizzo jugarán contra un rival directo real, el Levante, y buscarán reencontrarse con una victoria que les permita certificar cuanto antes la permanencia, un año más, en Primera División.

Así lo vivimos en VAVEL.com