Lo que hace dos años costó sangre, sudor y lágrimas se ha conseguido esta temporada por una vía todavía más rápida que el año anterior. El Celta venció al Eibar a domicilio y, a falta de seis jornadas para el final del campeonato, ya ha superado la barrera de los cuarenta puntos que virtualmente le garantizan que la temporada 2015-2016 será la cuarta consecutiva del conjunto celeste como equipo de Primera División.
Pero, además, los 42 puntos que figuran en el casillero y los resultados de la jornada sitúan al equipo vigués como uno de los posibles candidatos a la séptima posición de la clasificación, un puesto que podría dar derecho a jugar al Europa League la temporada que viene en el caso hipotético de que el Barcelona gane la Copa del Rey. El Celta está a cuatro puntos del Málaga, actual séptimo clasificado, cuando todavía quedan dieciocho puntos en juego. La posibilidad de jugar en Europa es una carambola en la que dependen muchos factores ajenos al club celeste, pero un aliciente para un final de temporada apacible en el que el trabajo está más que hecho.
Dominador
Y es que el Celta se puede dar el lujo de pensar en otra cosa que no sea en salvarse después de ganar en Ipurua en un choque que casi fue un monopolio celeste. Berizzo no tocó nada en el once que goleó al Rayo Vallecano en Balaídos y el equipo volvió a responder. El conjunto celeste se hizo desde los primeros compases del partido con el esférico e intentó construir de una manera más vertical de lo habitual, de una manera similar a lo que planteó frente al Rayo Vallecano. Sin embargo, el Eibar estuvo acertado en la presión y en la persecución a los jugadores celestes: fue capaz de mermar el talante ofensivo vigués a través de la presión en campo contrario y una defensa ligeramente más adelantada de lo habitual, de tal manera que acumuló muchos hombres en pocos metros y provocaba imprecisiones en la circulación del balón celeste.
Ambos equipos dejaron claras sus intenciones en sus primeros acercamientos, que no tardaron de llegar. El primero fue del Eibar con un remate de Saúl a pase de Javi Lara, que salió rápidamente a la carrera tras robar el balón. Por la parte del Celta, Larrivey mandó el esférico por encima del larguero tras una combinación en la que a punto estuvo de llegar también Mina. Las cartas quedaban boca arriba sobre la mesa: los locales iban a intentar a forzar el error del rival en la salida del balón, los visitantes querían el esférico para ellos para generar el peligro a través de la combinación.
A pesar del dominio en el juego y la facilidad para crear, al Celta le costó durante todo el partido finalizar las jugadas y estuvo especialmente desacertado en el remate. Orellana y Nolito no estuvieron tan presentes en las jugadas del equipo y la responsabilidad fue para Krohn-Dehli y Larrivey por el centro y para Santi Mina en la derecha. De hecho, no se vio una buena ocasión celeste hasta que pasó la primera media hora de juego y fue a raíz de una jugada individual del mediocentro danés. El 23 celeste recibió el balón prácticamente en el centro del campo y a la carrera lo llevó hasta la frontal desde donde probó el tiro lejano y a punto estuvo de encontrar portería. Fue la primera gran jugada que dejó Krohn-Dehli en un partido en el que volvió a cuajar una gran actuación ocupando muchos metros de campo, distribuyendo el balón en cada jugada de ataque y en el que terminó ovacionado por la afición local cuando fue sustituido en el segundo tiempo.
El premio del gol
Tras el susto que dio el danés del Celta, el Eibar dio un paso atrás. Empezó a presionar ya en su propio campo y empezó a acumular hombres en la frontal de su área. El cambio de estrategia favoreció al Celta, que pudo atacar más pausado, con mayor criterio y, gracias a eso, terminaría encontrando el gol. Breves instantes antes de adelantarse en el marcador, Velasco Carballo anuló de manera correcta un tanto a favor del equipo vigués: Larrivey remató dentro del área, pero el balón se estrelló en el brazo de Nolito y Hugo Mallo marcó aprovechándose del impacto del esférico en el gaditano. El gol celeste rondaba el área de Irureta y éste no se haría esperar.
Al minuto siguiente llegaría la jugada del gol, aprovechando un error de Dídac Vilà. Orellana le robó el esférico al defensa catalán y puso un pase al área al que Mina no llegó por ser derribado por el propio Vilà. Teixeira Vitienes no dudó, señaló los once metros y Nolito anotó el único tanto del encuentro engañando completamente a Irureta.
No era la primera vez que el colegiado señalaba los once metros durante el partido. A los veinte minutos Larrivey se dejó caer claramente dentro del área y a punto estuvo de engañar al colegiado cántabro, que, ayudado por sus asistentes, terminó rectificando su decisión y amonestando al punta argentino por simular.
Una grieta
Tras el gol, a la primera parte solo lequedaban seis minutos y únicamente dejó un disparo desde casi el centro del campo de Nolito que estuvo cerca de sorprender a Irureta y una pequeña tángana protagonizada por Cabral y Arruabarrena que no fue a más. Para la vuelta de vestuarios, Garitano quiso modificar el guión del partido con un doble cambio en el ataque dando entrada a Manu Del Moral y Piovaccari.
Sin embargo, el efecto de las sustituciones tardarían en hacer efecto. Durante los primeros quince minutos de la segunda parte, el Celta puso fin al partido tosco con muchas imprecisiones e interrupciones y se dedicó a esconder la pelota al rival, sin atacar pero sir ser atacado. Mientras que el Eibar corría detrás del balón y lo perdía de manera fácil a la mínima presión celeste.
No fue hasta el minuto sesenta hasta que el equipo armero consiguió voltear la dinámica del encuentro y durante diez minutos trajo la inseguridad al Celta y la sensación que, pese a que el conjunto celeste era superior, el encuentro no estaba cerrado. El Eibar empezó a abusar del balón por alto en los últimos metros, en donde sus hombres de ataque, más corpulentos que los defensores del Celta, encontraban más oportunidades para mover el balón que jugándolo a ras de césped. Sin embargo, pese al acercamiento a la portería de Sergio, el Eibar no encontró mejores ocasiones que un par de tiros lejanos que fueron atajados con comodidad por el guardameta de Catoira gracias al buen hacer de la defensa, especialmente de Jonny que estuvo muy participativo en todas las facetas durante la segunda parte.
Sin cierre hay susto
El Celta recuperó la batuta del encuentro con la entrada del Tucu Hernández, que sustituyó a Mina. Hasta ese momento, durante toda la segunda parte solo había conseguido finalizar con cierto peligro una ocasión: un remate de Hugo Mallo a raíz de un magistral taconazo de Krohn-Dehli. Tras la entrada del 5 del Celta, el equipo vigués volvió a dar un paso hacia adelante y volvió a llegar con peligro a la portería de Irureta, pero nuevamente falló la definición. Orellana, Nolito y Larrivey tuvieron varias ocasiones de peligro para poner el 0-2 en el marcador, pero el gol de la tranquilidad se resistió y por ello llegó peligró el resultado.
Dídac Vilà estrelló el balón en el larguero en el minuto 86. Dídac Vilà, el autor del penalti en la primera parte, estuvo cerca de redimirse en el minuto 86 de encuentro. El Celta era nuevamente el dominador del encuentro y estaba malgastando oportunidades, mientras que el Eibar había agotado los cambios y había sacrificado su centro del campo a favor de la delantera quitando a Dani García e introduciendo a Lekic. En esta situación, el defensa catalán encontró el balón en la frontal del área y con un potente disparo lo estrelló en el larguero. La mejor ocasión del equipo armero llegó en los últimos minutos y hubiera dejado casi sin tiempo de reacción al Celta. La respuesta de Berizzo fue rápida, introdujo a Radoja para apuntalar aún más el centro del campo y matar así definitivamente el encuentro.
De este modo, el Celta ganó por segunda vez en su historia en Ipurua y certificó virtualmente su permanencia en Primera División con un choque que dominó prácticamente de principio a fin pero que a punto estuvo de irse al traste por ser incapaz de aprovechar sus ocasiones para cerrar el encuentro. Ahora le queda el sueño de una hipotética plaza europea. El próximo encuentro, contra el Real Madrid en Balaídos, dictaminará buena parte de las opciones del conjunto de Berizzo.
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