"Los objetivos se logran en las diez últimas jornadas". Es una frase del Sabio de Hortaleza. Luis Aragonés, que pasó gran parte de su vida en los banquillos, tenía claro que un equipo debía apañárselas para llegar a esas alturas del campeonato con el objetivo a tiro ya que, a partir de entonces, las leyes de la lógica dejaban paso a una auténtica vorágine que invertía tendencias y posiciones. Los de abajo no ceden, los de arriba no aflojan, todo se complica, todo es posible. Y esta temporada en la que los posibles amaños parecen haber pasado a la historia bajo pena de cárcel, no va a ser una excepción.

A Almería, con todo

Eduardo Berizzo parecía tenerlo muy claro en la previa de un partido clave, vital para las aspiraciones del Celta de aprovechar los pinchazos de Málaga y Athletic y subirse al séptimo vagón, el del posible acceso a Europa en segunda clase. El técnico no se fiaba para nada del Almería, y tiró de todo su arsenal, de su once tipo, aprovechando el momentáneo beneficio de poder contar con Nolito, 'indultado' junto a Álex López por vacaciones del Comité.

En las diez últimas jornadas los de abajo no ceden, los de arriba no aflojan, todo se complica, todo es posible

Y así se presentó el Celta en el Estadio de los Juegos Mediterráneos. Un bloque bien armado, con dos mediocentros de corte ofensivo como Augusto y Krohn-Dehli, y con cuatro delanteros por delante. La alineación que ha elegido Berizzo para estas diez últimas jornadas a las que, efectivamente, ha llegado con su objetivo a tiro, aunque muy lejano. Y ha sido precisamente este once el que lo fue acercando poco a poco, hasta tenerlo al alcance de la mano en Almería.

Según el guion previsto

Los primeros minutos del partido respondieron a la situación clasificatoria de los dos contendientes. El de la zona baja, actuando como local y consciente de que se jugaba la vida, salió sobreexcitado, intentando sorprender a su rival y dar un golpe de efecto adelantándose en el marcador. La mala dinámica de los equipos que atraviesan situaciones como la del Almería implican, a menudo, empezar los partidos perdiendo, lo que se convierte en una losa muy difícil de levantar.

Pero el ritmo impuesto por los de Sergi es muy difícil de mantener, especialmente a estas alturas de la Liga y tras una semana con tres jornadas. Así que el rival de la zona alta, como suele ocurrir, se limitó a aguantar el chaparrón inicial, mantener su portería a cero y esperar los espacios para resolver el partido. Y en esta 'mini Liga' de diez partidos que tiene que dejar a cada uno en su lugar, el Celta se está apoyando en sus jugadores más en forma de cara al gol. Efectivamente, los espacios llegaron, y fueron aprovechados a la perfección por Nolito y Santi Mina para dejar el encuentro casi cerrado antes del descanso. Una vez más, la diferencia de pegada entre el equipo de arriba y el de abajo desnivelaba la balanza.

¿Cuestión de justicia?

Pero entonces sucedió lo impensable, lo que ocurre cuando el estado de necesidad, en la frontera con la desesperación, obliga a sobreponerse a todos los problemas, a dar un paso más en busca del milagro. Eso que solo pasa dentro de las diez jornadas finales, como bien sabe el celtismo más puro, ese que se aferró al 4% de posibilidades de salvación hace dos años.

Más allá de que la expulsión de Cabral fuese más o menos rigurosa, no cabe duda de que condicionó el partido

El Almería aún ve la luz al final del túnel. Fue ese plus de ilusión, que no demostró el Celta a la vuelta de los vestuarios, el que le permitió acortar diferencias, inmerso como está en una guerra deportiva y judicial a partes iguales. En los despachos, los andaluces van perdiendo, tres puntos de momento, a falta de la resolución del TAS. Pero, al menos en el campo, la justicia fue más benévola con ellos, permitiendo que jugasen contra diez durante buena parte de la segunda mitad. Porque, más allá de que la expulsión de Cabral fuese más o menos rigurosa, y que viniera motivada por un error defensivo, no cabe duda de que condicionó el resto del partido.

Un paso atrás

Nada de lo aplicado hasta entonces tenía ya validez. El Almería olió la sangre, y se lanzó a la yugular del Celta, que retrocedió física y mentalmente. Se imponía la entrada de otro central para frenar la ofensiva local, pero el sustituido fue Nolito, el máximo goleador del equipo, la punta de lanza en el sentido más amplio del término. Un cambio inesperado, y más teniendo en cuenta que el gaditano era ya baja segura para el partido contra el Sevilla. Pero es que, con los dos siguientes cambios, Berizzo retiró del campo a los dos nueves específicos que tenía, Larrivey (también sancionado de cara al domingo siguiente) y Santi Mina, que estaba jugando por la banda. Para cuando cambió al canterano por Álex López, los equipos volvían a estar en igualdad numérica por la expulsión de Dos Santos.

Fue una elección extraña la de Berizzo, que terminó el partido sin referencia en punta, ya que Charles no llegó a jugar ante el que había sido su público. Orellana asumió los galones en ataque, pecando de individualista en las ocasiones que todavía fue capaz de generar el Celta en unos últimos minutos locos, unos instantes finales en los que se volvió a ver a un equipo que no se rinde en su lucha por acabar séptimo.

Daños colaterales

Las vacaciones del Comité de Competición provocaron un indulto que, sumado a las nuevas sanciones, deja diezmado al Celta

No se puede terminar este análisis sin comentar el enésimo despropósito de la autoproclamada como mejor Liga del mundo. O quizás habría que comenzarlo por ahí, teniendo en cuenta que uno de los goleadores, Nolito, no debería haber jugado por acumulación de amonestaciones. Pero el caso es que el Comité no se reunía el viernes 1 de mayo por ser día inhábil, retrasando las sanciones hasta la siguiente jornada. Esto provocó un inusual indulto para todos los sancionados, que se acumula ahora con los nuevos amonestados, devastando a plantillas tan cortas como la del Celta, que tendrá que recibir al Sevilla con solo 13 jugadores profesionales. Todo un espectáculo para darle lustre a la Liga en su penúltimo lío, ya que el último es una huelga general convocada por la Federación Española (enemiga irreconciliable del organismo presidido por Javier Tebas), a partir de la penúltima jornada, que dará muchísimo que hablar en los próximos días.