"Espero poder volver algún día porque esta es mi casa". Con estas palabras y entre lágrimas se despidió Iago Aspas del equipo que le vio crecer. El moañés ponía fin a toda una vida defendiendo los colores del Celta para probar suerte en la Premier League. En Liverpool aguardaban impacientes la llegada de una de las revelaciones de la Liga española.

Corazón celeste

Aspas ha vivido grandes momentos en el Celta, pero nunca podrá olvidar su debut en Balaídos

Iago Aspas mostró siempre gran devoción hacia el fútbol. Desde pequeño ya apuntaba maneras y, dadas sus grandes dotes para el fútbol, dio el salto a los ocho años al fútbol base del Real Club Celta. Por aquel entonces, su hermano Jonathan militaba también en las categorías inferiores del equipo vigués. El mayor de los Aspas debutaría antes que Iago con el primer equipo, aunque sin lograr alcanzar la repercusión del ahora jugador del Sevilla. El Genio de Moaña mantuvo una constante progresión destacando allá por donde iba. Perteneciendo a la nómina de jugadores del filial celeste, debutó en junio de 2008 con el primer equipo, en un partido disputado en Salamanca que ganaría el conjunto local. No obstante, si hay un recuerdo que tanto Aspas como la afición celtiña tienen grabado a fuego es su estreno en Balaídos.

Aspas fue sacado a hombros del estadio tras su actuación salvadora ante el Alavés (Foto: Diario As).

A falta de tres jornadas para finiquitar la temporada 2008/09, el equipo dirigido entonces por Eusebio Sacristán recibía al Alavés en un choque vital para garantizar la permanencia en la división de plata. Puesto que el encuentro parecía abocado al empate, el técnico decidió dar entrada a Iago Aspas para aportar frescura al equipo. La actitud combativa del moañés se vio reflejada en todo momento, y sería recompensada a diez minutos del final anotando el canterano el gol que estrenaba el marcador. El Alavés lograría volver a igualar el partido, pero un nuevo gol del debutante en tiempo de descuento desataría la locura en Balaídos.

El delantero de Moaña no tardaría en hacerse un hueco entre el plantel del primer equipo celeste, donde pronto se ganó la titularidad. Aspas se convirtió en jugador clave el año que el equipo vigués jugó el play-off, sin lograr el éxito esperado —los celestes fueron eliminados por el Granada— pero sentando las bases de un cercano ascenso. La temporada siguiente, sus 23 goles ayudaron al Celta a regresar a Primera División. En la máxima categoría se consolidó como futbolista de élite y, tras cumplir su promesa de mantener al conjunto olívico en la Liga BBVA, hizo las maletas para poner rumbo a Liverpool. En su despedida imperó la tristeza por abandonar a súa terra galega.

Morriña por el Celta

Iago Aspas se encontraba muy a gusto en el equipo que le hizo progresar como futbolista, pero una suculenta propuesta del Liverpool le ofrecía la posibilidad de dar un paso más en su carrera deportiva. El atacante gallego comenzó de la mejor manera posible en el equipo red. Cuatro goles en pretemporada y destacables actuaciones en encuentros amistosos parecían avalar su contratación. No obstante, nunca lograría adaptarse a su nuevo equipo. Apariciones irregulares le hicieron pasar desapercibido por Anfield, participando solamente en catorce partidos de Premier League sin conseguir estrenarse como goleador. Su único tanto llegó en el torneo del KO, la FA Cup.

El moañés sintió siempre morriña de su tierra natal y, ante la inviabilidad de retornar a Vigo, quiso acercarse a su casa lo máximo posible firmando un nuevo contrato con el Sevilla. El conjunto hispalense acordó la cesión del futbolista con opción obligatoria de compra —por seis millones de euros— al finalizar la temporada, prolongándose el contrato hasta 2019.

Aspas llegó a Andalucía para redimirse y volver a sentirse importante para su equipo ganándose un puesto en el 'once' inicial. La tarea ya se presentaba difícil a simple vista teniendo en cuenta que también Bacca y Gameiro buscaban la confianza de Emery quien, desde el primer momento, relegaría al gallego a un segundo plano carente de protagonismo.

Los números de Aspas esta temporada reflejan un buen rendimiento, aunque no parece haber hecho suficientes méritos para que el entrenador vasco confíe en él. Por el momento, el de Moaña ha participado en catorce encuentros de Liga —partiendo en tres de ellos como titular—, y suma dos goles. En Europa League, tres actuaciones y un tanto mientras que en Copa del Rey —su competición fetiche— logró cuatro dianas en el mismo número de partidos.

Ahora Iago Aspas vuelve a Vigo en un momento agridulce de su carrera deportiva. Quizá el hecho de ver de nuevo a sus antiguos compañeros, al equipo de su vida y a la afición que disfrutó con sus goles le haga recuperar sensaciones perdidas. Al menos podrá recordar épocas mejores arropado por su gente, la misma que desea el retorno del hijo pródigo de A Madroa. Su vuelta a las Rías Baixas podría darse en un futuro no muy lejano, ya que la morriña del gallego le ha llevado siempre a mantener su deseo de regresar a Balaídos. Es posible que Aspas vuelva a sentirse cómodo sobre un terreno de juego, especialmente tratándose del que le regaló sus mejores momentos como profesional de este deporte. Y es que como en casa en ningún sitio.

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Sobre el autor
Yuri Carrazoni
Fui redactor de VAVEL entre febrero de 2014 y enero de 2016 colaborando en las secciones de Fútbol Internacional y Real Club Celta de Vigo. Estudio Periodismo en la Universidad de Santiago de Compostela. Contacto: [email protected]