La elección de Pablo Tucu Hernández como el jugador decepción de la plantilla del Real Club Celta fue clara para los lectores de este medio, al llevarse prácticamente la mitad de los votos en esta categoría, concretamente el 45,2 por ciento.

Una petición expresa de Berizzo

El hecho de que fuese una de las peticiones expresas de Eduardo Berizzo para reforzar la medular del conjunto vigués y que el jugador sudamericano no terminase de despegar a lo largo de la temporada, pese a que mostró destellos de calidad a ráfagas, determinó la clara elección por parte de los aficionados celestes.

Hernández, nacido en San Miguel de Tucumán (de ahí su apodo), Argentina, el 24 de octubre de 1986, aunque nacionalizado chileno, es internacional por La Roja sudamericana. Llegó al Celta procedente del O’Higgins, equipo con el que consiguió el Torneo Apertura, en 2013 y el Torneo Clausura, en 2014. El Celta pagó por el traspaso del tucumano 1,6 millones de euros y el 80% de los derechos del futbolista.

La salida de Rafinha Alcántara, que terminó la temporada anterior su cesión por parte del Barcelona, obligó a buscar a un jugador de sus características. Berizzo declaró que se trataba de un jugador de gran envergadura (1,85 m de altura), con un buen juego aéreo y con gran llegada.

Sin embargo, una temprana lesión, una rotura fibrilar, empezó a sembrar las dudas en Vigo. Su tendencia a las lesiones, de hecho, dejó a Hernández sin mundial.

Hernández: "Estoy aquí para poner una pausa"

Tras este contratiempo, Berizzo le empezó a dar minutos al Tucu, quien se estrenó haciendo el famoso gol de espuela en el Vicente Calderón, que a la postre le daría un punto a los vigueses en su desplazamiento madrileño. Este sería el primero de los dos únicos goles anotados por Hernández.

Sin embargo, los problemas de adaptación del chileno al fútbol español se hicieron patentes conforme transcurrían las jornadas y, aunque Hernández declaraba que su rol en este equipo era el de "poner una pausa", tras un excelso partido en San Mamés, sus prestaciones fueron bajando en los posteriores partidos en los que, tras salir titular, terminaba sustituido por encontrarse con una marcha menos que el resto de sus compañeros.

Se espera que su segundo año sea el de su confirmación

Sin embargo, bien entrada la temporada, empezó a verse la mejor versión del Tucu, coincidiendo además con la recuperación del conjunto del equipo tras la débacle del Celta en el segundo tercio de la competición liguera. Tras ser relegado al banquillo, volvió al equipo en Valencia, donde su concurso fue fundamental para resolver a favor del Celta el partido frente al Levante. Suyo fue, además, el gol frente al Valencia en la penúltima jornada, un precioso gol de cabeza, una rareza con los vigueses, al ser una jugada a balón parado y que hizo abrigar esperanzas de finalmente disputar competiciones europeas, por parte del Celta.

Su buen rendimiento en el tramo final de la competición hace albergar la esperanza de que su segundo año en Vigo sea el de la confirmación del por qué Berizzo apostó fuerte por el chileno. Pablo Hernández es jugador del Celta hasta 2016, con la posibilidad de prórroga por un año más en el caso de que el club y el chileno así lo quisiesen.

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