El 1 de junio de 2013 Iago disputó su último partido con la camiseta celeste. Aquel día el equipo se jugaba la permanencia en Balaídos ante el Espanyol y el —hoy de nuevo— jugador del Celta actuó como única referencia en punta. Fue algo habitual en aquella difícil temporada, tanto a las órdenes de Paco Herrera como de Abel Resino. Se trataba de un Celta alejado del actual y, seguramente, todavía más del de la temporada 2015-2016. Frente a los periquitos Abel dispuso un doble pivote formado por Borja Oubiña y Natxo Insa, con Augusto y Krohn-Dehli ocupando las bandas y Álex López moviéndose por detrás de Aspas. La escasa capacidad creativa de la sala de máquinas viguesa fiaba todo el poder atacante al cuarteto más avanzado. Con Krohn en una versión mucho más contenida que la actual, Augusto trabajando y culebreando por banda y Álex en su rol de llegador las posibilidades de perforar la portería rival escaseaban. Ofensivamente, la dependencia de la inspiración de Aspas era brutal. Y efectivamente, fue el moañés quien rompió aquel choque tras una gran jugada personal que completó Natxo Insa. Entre 'bermejazo' y 'bermejazo', la capacidad de desequilibrio del diez vigués resultó casi siempre el único argumento de los de Vigo para crear peligro ante el marco contrario.

La llegada de Aspas podría revitalizar a Álex López (Foto: marca.com)

En la actualidad, pese a que se ha recuperado el 4-2-3-1 de aquella temporada, la estructura del equipo ha cambiado. Y más que lo hará. Krohn-Dehli, que viene de desempeñar un rol interior absolutamente crítico para el funcionamiento del equipo, se marcha rumbo a Sevilla. Augusto, auténtica revelación como mediocentro, ya no visita la banda más que en casos de emergencia. Álex, víctima de su apatía, ofrece aportaciones residuales mientras que Borja Oubiña ha confirmado su retirada tras muchos meses de inútil lucha con su rodilla.

Nuevos horizontes ofensivos

A día de hoy la estructura con la que cuenta Berizzo en mediocampo pasa por Augusto y Radoja como mediocentros, con Tucu y Álex —alguien más debe llegar— como enlaces con la punta de ataque. Las bandas son propiedad de Nolito, Orellana y Santi Mina —alguno saldrá—, con Theo Bongonda como proyecto a medio plazo. Como delanteros, a la espera de que el mercado se mueva, continúan Larrivey y Charles.

Foto: Clive Mason | Getty Images

Ni qué decir tiene que las características de Iago Aspas poco o nada tienen que ver con las de los dos puntas que han venido ocupando la titularidad en las dos últimas campañas. El moañés basa su fútbol en la creatividad y la capacidad de combinar, pese a que también sabe buscarse la vida en solitario para definir individualmente. El diez necesita entrar en contacto con la pelota, acariciarla, sobarla y sentirse parte del engranaje creativo. Nolito, Orellana, Santi Mina, Tucu y Álex deberían beneficiarse de su capacidad para caer a banda y retroceder unos metros para participar en la elaboración. Partiendo desde una posición más avanzada que Krohn, Aspas podría paliar en cierta medida su ausencia, sirviendo de apoyo en línea de tres cuartos al mediocampo vigués y filtrando pases gracias a la sensibilidad de su zurda. Poder disfrutar de una sociedad Aspas-Mina en plenitud sería uno de los grandes sueños de la afición céltica. Las diabluras del de Moaña podrían encontrar un complemento perfecto en la potencia y capacidad de remate de Santi. No obstante, parece complicado que vayan a coincidir. Con Orellana y Álex no hay duda porque se conocen mutuamente. Y con Nolito parece lógico que dos jugadores con su rapidez mental provoquen una sinergia altamente productiva para el equipo. Resulta fácil imaginar al gaditano partiendo desde la banda y apoyándose en Aspas para tirar su diagonal y buscar el disparo. Con todo, quizás el gran beneficiado de la llegada de Aspas podría ser Pablo Hernández, siempre que entienda cómo ocupar los espacios que generará el ex de Liverpool y Sevilla. Si esto no sucede la maniobra de Iago podría desembocar en un exceso de tráfico, con el consiguiente atasco.

Iago es Iago y alguna de las suyas caerá en nueve meses de competición

Las virtudes del reciente fichaje céltico no las pueden ofrecer Charles ni Larri, auténticos colosos en la lucha cuerpo a cuerpo con los centrales rivales y especialistas en fijar zagueros. Su labor de desgaste permite un mayor protagonismo rematador de la segunda línea celeste, aunque esto signifique la necesidad de un todocampista de apoyo, como lo fue el gran danés. La capacidad aérea de Larrivey también constituye un arma nada despreciable, ya que permite disputar los balones en largo y garantiza una alternativa más de remate en jugadas a balón parado. Falta en este sentido ver lo que deparará el mercado de aquí a finales de agosto —que no ha hecho sino ponerse en marcha— para comprobar con qué armas cuenta Berizzo y ver si la llegada de Iago permite construir dos planes de ataque con características tan diferenciadas.

Cabe incluso la opción de que Aspas juegue por detrás de una referencia como Larri, opción más remota ya que se precisa un cierto grado de compromiso con el trabajo colectivo para jugar en esa demarcación, algo que Iago no puede garantizar. Es aquí donde entra la parte menos positiva del nuevo fichaje.

Físico y mente bajo sospecha

Foto: Alex Livesey | Getty Images

Como mínimo resulta curioso que buena parte del fracaso de Aspas tanto en Liverpool como en Sevilla se debió a aspectos físicos y mentales. Dos lesiones de cierta importancia le enviaron al ostracismo cuando parecía que por fin comenzaba a sumar minutos. ¿Casualidad? No lo parece. En Vigo habrá que prestar especial atención a la preparación física, sobre todo en pretemporada, para evitar problemas musculares que interrumpan su progresión. Todo lo que el diez puede sumar en el campo lo puede restar —multiplicado por tres— si se ve abocado al banquillo o a la grada.

En cuanto a sus salidas de tono, es deseable que a sus 27 años haya madurado. Con maestros como Oubiña y Bermejo, sumado a sus experiencias en Inglaterra y Nervión, habrá que confiar en que algo se le habrá quedado. Y sino, debería bastarle con echar un vistazo a la trayectoria del Celta en las últimas dos temporadas, en las que gente tan importante como Krohn-Dehli, Augusto o Nolito han pasado por la suplencia sin que se oyese una sola queja por su parte. Claro que Iago es Iago y alguna de las suyas caerá en nueve meses de competición. Su carácter indomable resulta muchas veces un estímulo para una afición necesitada de ídolos de carne y hueso. El problema está en localizar esa línea roja a partir de la cual los riesgos de perjudicar al equipo superan a los beneficios que puede ofrecer su personalidad. Será tarea de Berizzo y todo su equipo marcar nítidamente esa línea y gestionar los minutos de los que disponga para evitar que surjan incendios. En Casa Celta ya le conocen pero el Toto todavía no ha tenido la oportunidad de trabajar con él.

El retorno de Aspas genera una mezcla de ilusión y dudas (Foto: Great Deal)

No cabe duda de que las posibilidades que ofrece el fichaje de Iago Aspas son enormes. Sus condiciones como futbolista pueden potenciar el apartado ofensivo del equipo de una manera exponencial, de la misma forma que su físico y su mente pueden poner en peligro a un colectivo cada vez más serio y maduro. Al final de la temporada deberán colocarse todos estos aspectos en la balanza. Será entonces cuando el fiel dirá qué plato ha pesado más.