La frescura y la imaginación del chileno parecen haberse convertido en ingredientes imprescindibles dentro del guiso que continúa cocinando a fuego lento Eduardo Berizzo. Partiendo desde la demarcación de extremo derecho, Orellana viene demostrando desde hace casi dos años una regularidad inconcebible en otros tiempos. El carácter del sudamericano, no siempre bien comprendido, parece haber encontrado un punto de tranquilidad y madurez que no hacen sino beneficiar al equipo.

Con todo, desde la llegada del Toto se ha revelado como vital un matiz táctico que le convierte en un futbolista todavía más determinante. Y es que Fabián ya no se queda permanentemente pegado a la línea de cal, desde donde acostumbraba a encarar. Berizzo le otorga una amplitud de movimientos que le permite desarrollar su fútbol en zona de tres cuartos a su antojo, apareciendo por la banda contraria o bien por el centro siempre que lo considere oportuno. Esta libertad le permite asociarse con Nolito, algo que no podría suceder de quedarse en la derecha, generando paredes que desafían la estabilidad de los zagueros, quienes no se esperan su irrupción. Pero también habilita un espacio en la zona del extremo derecho, verdadero oasis para las subidas de Hugo Mallo.

Foto: Mela Blázquez

Todos estos detalles se pudieron apreciar con claridad en el choque ante el Levante. Con un Celta que buscó llevar la iniciativa en todo momento, el Levante convirtió su territorio en una selva impenetrable. La lentitud y la espesura de los de Berizzo, quizá potenciada por la elevada temperatura del verano mediterráneo, no encontraba ese catalizador que permitiese la generación de oportunidades de gol. El tono gris exhibido por Nolito, Aspas y el Tucu dejó en manos de Orellana toda la responsabilidad para desequilibrar el choque. Y el chileno no falló, aportando esa electricidad y esos cambios de posición que el equipo necesitaba. Un remate ajustado apareciendo por el centro y una buena combinación con Daniel Wass desde el extremo terminaron con el balón en las redes locales y con las esperanzas de los granotas de comenzar la liga sumando.

A estas alturas ya nadie debe sorprenderse del nivel de Orellana. Aunque puedan existir fases de los partidos en las que desaparezca, su motor siempre se encuentra listo para carburar. En la pretemporada ya demostró encontrarse en plena forma y el inicio de liga deja claro que limitar su campo de acción no supone un buen negocio para el Celta. No parece una casualidad que la LFP le haya escogido como MVP de la primera jornada de liga. Un espíritu libre como el de Fabián necesita espacio. Y la libertad que le concede el Toto, por el momento, ya ha encontrado rentabilidad en forma de puntos.