Celta de Vigo - Getafe CF: terciopelo azul

Recibir al Getafe siempre supone recibir una bofetada de amargura en forma de recuerdos para la grada de Balaídos. Desde que los vigueses descendieron a Segunda División en el año 2007 tras la visita a su feudo de los azulones, el estigma quedó impregnado, como mínimo, para alguna década más. Pese a todo, en Vigo pueden enorgullecerse de decir que, de todas las ocasiones en que, desde entonces, han recibido al Getafe, la de este viernes será, sin lugar a dudas, la de más acentuado carácter festivo.

La verdad es que las cosas están funcionando más allá del Puente de Rande. Cual máquina extraordinariamente engrasada, el bloque constituido por los hombres dirigidos por Eduardo Berizzo está llevando a cabo un abrumador inicio de temporada que podría convertirse en el mejor de la historia del club desde 1947 en caso de cosechar una victoria ante el cuadro madrileño. Con cuatro victorias y dos empates en su haber, los celestes se ubican en la tercera plaza de una clasificación todavía algo desdibujada pero que ya ha empezado a aclarar algunas de las directrices que seguirá a lo largo del año.

Por su parte, el Getafe intenta reconstruirse desde sus propias cenizas. Tras un par de años obteniendo la salvación sin mayores alardes pero siempre vagabundeando alrededor de las zonas peligrosas de la tabla, los azulones han contratado a un técnico con personalidad como Fran Escribá y se han hecho con futbolistas jóvenes para reforzar todas las líneas del once. Con ello, este año se puede ver a un nuevo Getafe sobre el césped y ya se han dado pequeñas muestras de este cambio. Sin embargo, los resultados todavía no han empezado a cuajar para un equipo cuya metamorfosis tiende al largo plazo.

Regreso a la escena del crimen

En Balaídos todavía se mantiene viva la resaca de la victoria ante el Barcelona de hace apenas 10 días. ¡Lógico! De hecho, tardará en evaporarse. El trabajo del equipo, ahora, se centrará en extraer el jugo a la euforia colectiva que ha generado entre la afición de cara a convertirlo en un argumento más a favor de su victoria sobre el campo. Berizzo ya ha dejado claro que, pese a lo extraordinario de vencer a los grandes, es en la batalla ante los equipos más similares al Celta de raíz donde se trabajará de verdad el éxito celeste.

La zaga celeste seguirá acusando este viernes la baja de un Andreu Fontàs que está siendo fenomenalmente suplido por su compañero y amigo Sergi Gómez. El de Arenys de Mar ha conectado con Gustavo Cabral y juntos han levantado un muro casi imposible de derribar en el centro de la defensa viguesa. Sin embargo, la falta de sustitutos en esa línea en concreto es cada vez más notable. La demostración de lo fuera de forma que está Carles Planas la semana pasada ante el Eibar ha dejado claro que ahora mismo los vigueses sólo tienen, sin contar al lesionado Fontàs, a cuatro defensores a nivel de competición. En las plegarias de Berizzo se incluye que ninguno de ellos sufra daño físico alguno.

Una baja todavía más sensible para el equipo será la de Augusto Fernández. El argentino, que se sometió a comienzos de la semana a una operación por una fractura en un dedo de la mano, tendrá que estar un par de semanas alejado de los terrenos de juego. Sin él sobre el césped, la batuta y el liderazgo del equipo quedan vacantes, a la espera de que el danés Daniel Wass sea capaz de realizar un trabajo de mayor calibre posicional y se proponga organizar el fútbol celeste como principal objetivo. De ello dependerá en gran medida la mordacidad del equipo.

¡Circulen!

Fran Escribá es un entrenador inconfundible. El año pasado fue capaz de reinventar a un Elche prácticamente roto tras sufrir una retahíla eterna de bajas entre temporadas y lo mantuvo con garantías en Primera División, más allá del descenso administrativo que llegaría a posteriori. Su imprenta futbolística es dinámica, partidaria de las transiciones rápidas y el fútbol raso, sin ventajas comparativas. El fútbol del cara a cara, de no evitar tanto un choque como un dribbling adicional. Era el hombre indicado para reflotar un proyecto a la deriva como el getafense y para devolver la ilusión al Coliseum Alfonso Pérez.

La portería del Getafe sigue siendo quizá la mayor cuenta pendiente del equipo. El irregular Vicente Guaita sigue intentando reivindicarse pese a que, hasta el momento, sus esporádicas brillantes actuaciones siempre han quedado empañadas con errores para olvidar. Por delante, la pareja formada por el ya veterano Alexis Ruano y el italoargentino Santiago Vergini ha ganado en solidez con el jovencísimo y prometedor Emiliano Velázquez en la recámara. El carril derecho es propiedad única e inamovible del uruguayo Damián Suárez, una apuesta personal de Escribá. El izquierdo, sin embargo, sigue vacante con la lesión de un Roberto Lago que no podrá volver a Balaídos en esta ocasión. El canterano Carlos Vigaray se encarga, momentáneamente, de cubrir su hueco.

En el centro del campo, el contraste entre solidez y creatividad es la clave del éxito para Fran Escribá. Junto a la capacidad de brega de futbolistas como Juan Rodríguez o Mehdi Lacen, el técnico valenciano se trajo este verano a futbolistas en clave técnica como el prometedor Álvaro Medrán u otro de los jugadores que llegaron con él desde Elche: Víctor Rodríguez. Ellos, junto a los ya presentes Pablo Sarabia y Ángel Lafita y a la gran estrella y capitán del equipo, Pedro León, serán los encargados de poner el fútbol. Para rematar la faena, el inequívoco olfato de Álvaro Vázquez y Stefan Scepovic deberían ser más que suficientes.