Breogán. En dialecto irlandés, "el que tiene el nombre único". Breogán fue un rey celta que propició la invasión de Irlanda por parte de los celtas goidélicos comandados por su hijo, Milé. Cuenta la leyenda que desde lo más alto de la posteriormente denominada Torre de Hércules, construida por el propio Breogán, contemplaba las lejanas costas irlandesas durante horas y anhelaba su conquista.

Hace ya más de una decena de siglos de ello, y pensar en la Galicia actual es pensar en gaitas, muñeiras y demás variedad de tópicos gallegos, unos tópicos que no existen en el fútbol. En este ámbito, Galicia es gente afable que durante las dos horas de O noso derbi solo tiene el color azul en el punto de mira, ya sea azul celeste o azul marino combinado con blanco. No existe Santiago de Compostela ni Vilanova de Arousa, ni Pontevedra ni Ferrol. Solo existen A Coruña y Vigo, dos ciudades que vibran por un choque que siempre da que hablar, independientemente de la categoría en la que militen ambos conjuntos.

La semana de un derbi de semejante calibre se vive de manera especial. Ya desde el lunes, en los trabajos se empieza a comentar lo que va a ser el choque y el modo en que cada uno lo va a vivir. Los niños van al colegio con la camiseta de su equipo favorito, y tienen otro motivo más para desear que llegue el siguiente fin de semana. Los vigueses tararean la Rianxeira incluso involuntariamente, pensando en el encuentro. Los coruñeses se aferran al espíritu del Súper Dépor, que tantas noches de gloria llevó a Riazor.

Para un aficionado de Puertollano, el O Noso Derbi es lo más cercano que existe a un Calvo Sotelo – Manchego, más que cualquier otro partido dentro o fuera del país. Es un evento que representa a la perfección la rivalidad entre las dos ciudades, un partido que marca toda la semana tanto previa como posterior al mismo. Es, en definitiva, el partido del año. Es un derbi en el que, sin saber muy bien porqué, ambos equipos suelen llegar siempre en situaciones similares, desde la lucha por los puestos europeos hasta, más recientemente, peleas por la salvación en Primera o por el ascenso en Segunda.

Es un partido que hay que ganar sí o sí, ya que sabes que el que pierda puede ver mermada su confianza durante varias jornadas. No es el derbi más famoso de España, pero es de los más intensos y bonitos de ver. La grada luce más, el prepartido es más intenso, tiene todos y cada uno de los condimentos que hacen del fútbol el deporte rey. Tiene un toque especial que no supera la visita de ningún otro equipo a Riazor ni a Balaídos.

Un ejemplo de esta igualdad se vio en el último derbi, disputado en territorio coruñés a finales de febrero del presente año. Entonces, los dos conjuntos se presentaron tras haber cosechado cada uno siete de los quince puntos anteriormente puestos en juego. Además, la similitud se extendió en las semanas siguientes, puesto que los dos repitieron patrón en las tres jornadas posteriores: empate y dos derrotas de manera consecutiva.

Sea o no aficionado de Celta o Deportivo, cualquier castellanomanchego que ame este deporte encenderá el televisor para ver el partido solo por el mero hecho de disfrutar del fútbol y de un partido diferente. Un partido con olor a camelia y sabor a pulpo. Un partido que, como diría Frank Sinatra, los gallegos hacen “a su manera”, tan distinta y especial al resto.

Lo que es innegable es que la existencia del O noso derbi hace mucho, mucho más grande al fútbol español, cuyo nivel alcanza cotas más altas cuando estos dos equipos coinciden en la misma categoría. Pese a la rivalidad, pese al odio y la defensa a ultranza de los propios colores, Celta de Vigo y Deportivo de La Coruña se hacen más bien mutuo que lo contrario. En palabras de Rosalía de Castro en Los Robles:

< y tú, roble de ramas añosas,
sois más bellos con vuestro follaje
que si mayo las cumbres festona
salpicadas de fresco rocío
donde quiebra sus rayos la aurora,
y convierte los sotos profundos
en mansión de gloria
.>>

Por todo ello, durante 90 minutos, Galicia vuelve a ser Gallaecia, la lucha incansable de dos titanes que quieren ser el Breogán: el que tiene el nombre único dentro de las fronteras gallegas.

Santiago Córdoba Sánchez es de Puertollano y es redactor en la sección de fútbol sala en VAVEL.com