Contra el Betis llegaba el más difícil todavía. Un Celta cuya defensa había dado muestras de flaqueza, y de qué forma, en las últimas semanas, se encontraba con solo cuatro zagueros profesionales disponibles, tres de ellos laterales. La exigencia era máxima, y más teniendo en cuenta que el equipo había regalado goles en los cuatro partidos anteriores. Urgía un partido serio a nivel defensivo, un golpe en la mesa que ayudara a recobrar la confianza empezando desde la base.

Recuperando efectivos

A pesar del resultado final, el Betis-Celta se recordará como un partido en el que se puede ver el vaso medio lleno. Además de las urgencias defensivas, Berizzo lo afrontaba sin su jugador más en forma, Pedro Pablo Hernández, baja por acumulación de amonestaciones. En su lugar se ubicaba un Daniel Wass que había aflojado su ritmo seriamente en los últimos encuentros, hasta el punto de perder la titularidad. Además de la obligada apuesta por Jonny como central, Sergio Álvarez llegaba al encuentro quizás en su momento más difícil como profesional, cuestionado por parte del celtismo y sin un decidido apoyo por parte de su técnico en la previa, más allá del anuncio de que sus dos porteros tendrán oportunidades. Y en la banda derecha, Theo Bongonda disponía de una nueva oportunidad para seguir creciendo, para seguir ganando protagonismo en un equipo que, definitivamente, parece que va a necesitarlo.

Urgía un partido serio a nivel defensivo, un golpe en la mesa que ayudara a recobrar la confianza empezando desde la base

Lo cierto es que todos los jugadores mencionados, a excepción de Jonny, dieron la talla. Empezando por Sergio Álvarez, que volvió a ser un portero determinante, con importantes paradas en momentos decisivos. El gato de Catoira paró las que podía parar, y eso es exactamente lo que se le pide a un portero. Sabiendo que su puesto depende extraordinariamente de la confianza, su partido en el Villamarín puede ser un punto de inflexión en la temporada. También aprovechó esta nueva titularidad Bongonda, que le está dando la vuelta a su situación en el equipo a marchas forzadas. Suplente habitual de Nolito, el belga ha encontrado sitio donde el Celta tiene una carencia, la banda derecha porque, tal y como proclamaba Berizzo en pretemporada, quiere a Orellana jugando por el centro. Y Bongonda ha recogido el guante con su segundo gol desde su llegada a Vigo, el gol que plasmaba la superioridad celeste en la primera mitad. Y Daniel Wass también comienza a parecerse al que ensombreció la ausencia de Krohn-Dehli en el arranque de la temporada.

El error defensivo de cada día

Como ya se ha dicho en más de una ocasión, la defensa es una línea en la que no conviene rotar en exceso. Los automatismos entre centrales que se conocen, o las ayudas a sus laterales son una parte clave del trabajo defensivo, casi tan importante como la propia calidad de los futbolistas. En este sentido, es normal que la zaga del Celta se esté resintiendo. Por culpa de sanciones y lesiones, Berizzo ha tenido que ir rotando a sus centrales, hasta el punto de quedarse sin ellos. Y esto ha coincidido con una racha de cuatro partidos con regalito al adversario en forma de gol.

Jonny acabó rompiendo el partido con otra mala decisión, que esta vez no acabó en gol, pero sí en expulsión

Contra el Betis, uno de los equipos que menos goles ha marcado en casa, el Celta no estuvo seguro atrás. Especialmente Carles Planas, un jugador que aún no tiene un gran ritmo de competición, y Jonny, que ha protagonizado varios de los errores mencionados y además tenía que reconvertirse urgentemente en central, estuvieron dubitativos. Y el de Matamá acabó rompiendo el partido con otra mala decisión, que esta vez no acabó en gol, pero sí en expulsión. Un problema si cabe aún mayor, teniendo en cuenta la falta de centrales.

De la necesidad, virtud

No hay mal que por bien no venga y, si desde estas líneas se le echaba en falta a Berizzo algo más de cintura a la hora de mover el banquillo, la plaga de ausencias ha terminado obligándolo a tirar de todos sus recursos. Con el problema de la expulsión del Villamarín, y el acoso de un Betis dispuesto a voltear el resultado, hizo debutar a dos canteranos más. Diego Alende, el hombre elegido para completar la convocatoria, se estrenó en la máxima categoría con el equipo en inferioridad y a los 18 años. Una exigente prueba que guarda un enorme paralelismo con el debut de David Costas, en el mismo escenario e idénticas circunstancias, a las órdenes de Luis Enrique. El central cumplió, y todo apunta a que la apuesta tendrá continuidad ante el Espanyol. El Benito Villamarín también fue el escenario en el que Borja Fernández pudo disputar sus primeros minutos de la temporada. Otra buena noticia para un futbolista que vivía una extraña situación tras ver frenada su progresión la temporada pasada, y siendo realmente uno de los escasos pivotes naturales de los que dispone el técnico.

El punto es una buena noticia por haber sido logrado por mérito de la defensa, el eslabón más débil de este Celta

Dentro de una segunda parte en la que el equipo se encomendó a su cuestionada línea defensiva para conseguir por lo menos un punto, el resultado se debe catalogar como positivo. Y es precisamente por haber sido logrado por mérito de la defensa, el eslabón más débil de este Celta. Un rendimiento que puede tener efectos beneficiosos para el grupo a corto plazo, justo en el momento en que las dudas se habían asentado en la ciudad olívica. Aunque no conviene olvidar la parte negativa del asunto. Con solo tres defensas disponibles para la siguiente jornada liguera, Berizzo debe estar cruzando los dedos. Y es que cualquier nuevo contratiempo lo obligará a seguir haciendo equilibrismo sin red con los riesgos que conlleva. Y todo teniendo en cuenta que el Celta tiene ahora mismo dos frentes abiertos: la Liga y la Copa.

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Sobre el autor
Miguel Gallego
Periodista. Más de tres lustros de aventuras. Las cosas que pasan no siempre nos gustan, pero alguien tiene que contarlas...