Se presentaba el Celta en el archipiélago con la idea de no olvidar la competición doméstica. El Toto alineaba un once de garantías, con la novedad de Bongonda y Beauvue en los costados y de Mallo en el centro de la zaga. Enfrente, un conjunto amarillo necesitado y que tampoco termina de arrancar con Quique Setién. El nuevo fichaje, Montoro, era la partida en el equipo canario.

El encuentro comenzaba igualado. Se enfrentaban dos equipos con ideas y carencias similares, pero en situaciones clasificatorias opuestas. Ambos pecan de debilidad defensiva, y el primer agujero surgió demasiado pronto para Las Palmas. Jugada en solitario de Bongonda que encuentra un pasillo en la defensa canaria, y remata con maestría enviando el esférico a la escuadra derecha del marco defendido por el ex céltico Varas.

Minuto 5 y el partido ya estaba en la situación idónea para el Celta. Incluso alguna contra que los asistentes entendieron fuera de juego de jugadores de celeste pudo ser decisiva para decantar el encuentro del lado visitante. 

Pero nada más lejos de la realidad. Las Palmas comenzó poco a poco a adueñarse del balón en medio campo gracias al buen hacer de hombres como Jonathan Viera, Roque Mesa o Tana. El balón circuló durante muchos minutos en una sola dirección, la meta de Sergio Álvarez en ocasiones que no acababan de ser claras. Hubo una que sí lo fue, un auténtico latigazo de William José que se estrelló en la madera. Las Palmas olía la sangre ante un medio campo celeste excesivamente fallón con Tucu y Radoja, que no eran capaces de contener las acometidas amarillas. 

Y tanto va el cántaro a la fuente…Minuto 33, balón colgado área céltica, el esférico rebota de manera involuntaria en los brazos extendidos de Cabral y penalti sin dudarlo por parte del colegiado. Viera transforma la pena máxima, y vuelta a empezar para ambos conjuntos. 

De ahí en adelante el partido se convirtió en un correcalles. Ninguno de los dos equipos se conformaba con el empate en el estadio insular, pero tampoco se veían ocasiones de relevancia para ninguno de los dos conjuntos. Hasta que en el minuto 73, el colegiado apreció un piscinazo de Orellana un tanto dudoso dado que el chileno ni siquiera hizo el ademán de protestar desde el suelo y enseguida se levantó para continuar la jugada. Era la segunda amarilla del menudo jugador celeste, que no dudó en recriminar al árbitro la labor que llevaba realizando todo el encuentro. 

Todavía fue peor, ya que minutos más tarde no aplicó el mismo rasero en una jugada en la que el delantero canario, William José se va al suelo sin apenas contacto. Para él no hubo segunda cartulina, y pudo hacer el gol decisivo cuando el partido ya moría. Jugada sin aparente complicación para la zaga celeste en la que Jonny se confía y Sergio mide mal la salida. El brasileño, astuto, remacha la jugada casi desde el suelo con algo de fortuna. 

Sin apenas posibilidad, el Celta veía como se le escapaban de nuevo 3 puntos en Liga por segunda jornada consecutiva. Y esta vez en un partido que dominó desde el comienzo con un gol tempranero, y que acabó por perder con la ayuda de un trío arbitral que se complicó en exceso en un partido que no lo exigía.

No debería el conjunto céltico apostar completamente por la Copa descuidando la competición doméstica. Todo el buen trabajo realizado hasta hace dos jornadas pide continuar por la misma senda para completar un año que podría ser recordado por los aficionados celestes. Pero para ello, también ha de apostarse por la Liga y poner la vista en recuperar los puestos europeos perdidos hoy por primera vez desde que comenzó el campeonato. Todavía hay tiempo para enmendarlo.

Por parte del conjunto canario, 3 puntos de oro que le permiten salir de los puestos de descenso en una jornada en la que Granada y Levante no puntuaron.

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