Era una jornada para aclarar muchas cosas. Con el Celta visitando uno de sus campos malditos, pero con sus rivales enfrentándose ante equipos más que presionados. La jornada en que tendría que aclararse un poco el panorama. De ahí la premisa clara del viaje a Barcelona: sumar, sumar y sumar para presionar a Athletic, Sevilla y Villarreal.

Vuelta a los orígenes

Pero en el perfecto plan de Berizzo había un pequeño problema. La plaga de lesiones que había dificultado sobremanera la primera vuelta, y que había ido remitiendo desde entonces, se había recrudecido nuevamente. Esta vez, afectando a titulares indiscutibles como Hugo Mallo, Daniel Wass y también a un recambio importante como Claudio Beauvue.

Las posibilidades para solucionar el problema eran diversas y el técnico, como siempre, fue capaz de hacerlo. Para ello se decantó por un dibujo que recordaba muchísimo al del inicio de la competición, con un doble pivote formado por Marcelo Díaz y Radoja, con el Tucu como mediapunta. Esto devolvía a Orellana, que jugó a pesar de algún problema físico, a la banda derecha, con Iago Aspas en la punta de ataque y Nolito por su carril izquierdo.

No diga gol, diga Aspas

Lo cierto es que a estas alturas esa disposición táctica ya sorprende, y eso es una seña de identidad de Eduardo Berizzo, que destaca por reconvertir a especialistas por necesidades del servicio. Lo hizo con Augusto Fernández, antiguo extremo y hoy pivote específico para mayor gloria del Atlético de Madrid. Y lo ha hecho con Orellana, extremo reconvertido en mediapunta con licencia para incordiar todo a lo ancho del campo, y también con Iago Aspas, delantero centro zurdo cerrado que ha encontrado acomodo en la banda derecha como acompañante y asistente de lujo de John Guidetti.

El talento de Aspas para marcar de maneras imposibles y se multiplica cuando se acerca al área pequeña

Pero las habilidades del moañés en el carril, que no son pocas, lo alejan del área, que es donde realmente es peligroso. Quedó claro en Cornellà, que asistió atónito a un remate inverosímil con el pie cuando le hubiese sido mucho más cómodo el cabezazo. Cosas de goleadores. El talento de Aspas para marcar de maneras imposibles es muy beneficioso para el Celta, y se multiplica cuando se acerca al área pequeña. Así llegó el gol que justificaba la apuesta de Berizzo, el gol que recordaba al espectador por qué antes Aspas era delantero y por qué Orellana extremo, a pesar de estar rindiendo de maravilla en sus nuevas posiciones. El gol que acercaba un poquito más el objetivo final.

La fatiga

Berizzo apuesta por su grupo de confianza, por sus hombres importantes. Eso está claro y totalmente asumido por el celtismo e incluso por el propio vestuario, del que nunca sale una palabra más alta que otra. Su primera unidad ha cumplido con nota durante toda la temporada, siguiendo el ritmo de plantillas mucho más amplias, y protagonizando noches de gloria en la Copa. Contra las bajas, imaginación y recursos. Todo marcha sobre ruedas en una temporada que puede ser histórica.

En Cornellà, Berizzo se lo jugó todo con su tridente mágico a pesar de ausencias y molestias, a pesar de la saturación de partidos en una semana con fútbol, y a pesar de la acumulación de minutos que ya llevan a estas alturas. Y sus chicos cumplieron, consiguieron dominar la primera media hora del choque y ponerse por delante en un campo que no se les da nada bien. Una vez más, el talento se imponía a la lógica y a la propia dinámica del fútbol. Pero un equipo no puede mantener ese ritmo tan alto durante todo el partido, cuando en las últimas semanas ha librado varias batallas con las mismas huestes. Por eso en la segunda parte, el bloque acusó el esfuerzo, y se fue encogiendo hasta acabar dando por bueno un punto que lo mantiene vivo en la pelea.

Un paso al frente

Bongonda ha cumplido casi siempre que se le ha requerido, pero ha ido desapareciendo en las últimas semanas, condenado a un papel totalmente secundario.

Quizá en este punto haya llegado el momento de que jugadores que han sido importantes en los peores momentos, durante la primera plaga de ausencias, vuelvan a serlo. Jugadores como Bongonda, que sonó como titular pero solo llegó a disputar un minuto. El belga ha cumplido con su misión casi siempre que se le ha requerido, pero ha ido desapareciendo del equipo en las últimas semanas, condenado a un papel totalmente secundario. La llegada de Beauvue, un fichaje de campanillas, le cerró el paso. Ahora puede ser su momento para reivindicarse. Otro caso es el de Señé, que tuvo su momento de gloria en Granada y poco más. En los últimos encuentros no parece un futbolista que parta en igualdad de condiciones desde el banquillo.

El resultado de estas dudas sobre algunos jugadores es que el técnico se queda sin alternativas. Con una delantera visiblemente cansada, Guidetti fue la única solución. Orellana dejó el campo tras unos eternos 89 minutos en él.

La Europa pequeña, más grande

Las lesiones dejan a Berizzo sin recursos, con un once excesivamente cansado que no es capaz de ganar los partidos. Pero eso no significa que el objetivo se esté alejando, sino más bien todo lo contrario. Considerando la Champions como un objetivo muy, muy lejano, la Europa League es hoy una realidad casi matemática. Y esto es así porque a los rivales también se les atragantan sus partidos. La única pega de esto es que da pie a pensar qué podría haber pasado si el Celta hubiera llegado algo más fresco a este sprint final. Si, por ejemplo, hubiese sido capaz de ganar los tres encuentros que empató a un gol en las últimas semanas. Porque el Villarreal se sitúa cuarto a seis puntos, que son los que se escaparon. Pero, claro, los rivales, en esto del fútbol, también juegan. De ahí que la importancia, el quid de la cuestión, sea el enunciado: seguir sumando, que ya habrá tiempo de echar cuentas.