Con menos soltura que en otras ocasiones, pero el Celta dejó los tres puntos en Vigo en la visita del Granada a la ciudad olívica. Con objetivos muy distintos, ambos equipos comenzaban el partido con la necesidad imperiosa de vencer. El Celta, para sumar tres puntos más que le dejasen dos puntos por encima del Athletic Club en la quinta plaza, y a cuatro del Villarreal, en el último y desesperado envite del club vigués de conseguir la clasificación para la Champions League, algo que colmaría los sueños más húmedos del celtismo. Por contra, el Granada, anclado en la zona baja con 33 puntos, afrontaba el partido de Balaídos como una final para coger aire y dejar el descenso a cuatro puntos a falta de tres jornadas para el final.

El partido arrancó con un Celta dominador y deseoso de adelantarse cuanto antes en el marcador. Tuvo la primera Guidetti a los cinco minutos del choque, tras aprovechar un mal control en el área de Iago Aspas, aunque el remate cruzado del internacional sueco lo sacó Andrés Fernández con un rápido movimiento de piernas. Sin tiempo para respirar, contragolpe tremendo del Granada, balón largo hacia Isaac Cuenca por la banda izquierda del ataque nazarí, el catalán apura línea de fondo y su pase de la muerte se pasea por la línea de gol ante la mirada de Rubén Blanco y el murmullo contenido de Balaídos. Con el susto de Cuenca, el Celta imprimió una marcha más a su juego, embotellando a un Granada incapaz de salir con la pelota jugada, y al cuarto de hora, los méritos celestes se transformaron en el primer gol. Balón muerto en área nazarí que le cae a Biraghi, que se dispone a despejar, pero cuando decide golpear el esférico se encuentra la pierna de Guidetti, que se había anticipado y le había robado la cartera. Penalti a favor del Celta que transforma Iago Aspas, engañando a Andrés Fernández. Con el gol, el Celta bajó una marcha y puso el modo control: posesiones largas y efectivas, aunque poco profundas. Por su parte, el Granada adelantaba líneas y buscaba incomodar al Celta en el centro del campo, aunque la tímida presión se desvanecía con la velocidad de toque celeste, creando peligro única y exclusivamente con balones al hueco en busca de la velocidad de Peñaranda. Contemporizando, el Celta mantenía la ventaja sin sufrir en exceso, aunque un cabezazo al larguero de David Lombán tras un lanzamiento de falta levantó las alarmas en un Celta que había ido de más a menos y que no acabó de encontrarse cómodo en el tramo final de la primera mitad.

Orgullo nazarí

Si bien la primera parte había tenido dos tramos muy diferenciados —un primero en el que el Celta llevaba claramente la iniciativa y el peligro en el juego y otro en el que la excesiva relajación local y la necesidad visitante habían igualado mucho más las cosas—, la segunda mitad comenzó de forma muy distinta. Un Granada sin nada que perder adelantaba definitivamente líneas, iniciando la presión en la línea de tres cuartos de cancha celeste y dificultando enormemente la salida de balón local. Con ello, llegaron los mejores momentos del Granada en el partido: un buen centro de Cuenca al que estuvo cerca de llegar Rubén Rochina en el segundo palo y un mano a mano salvado por Rubén ante Peñaranda tras una genial maniobra del joven venezolano ante Cabral, aunque el '27' rojiblanco pecó de egoísta al no cederle el esférico a El-Arabi, que aparecía libre de marca al segundo palo. Inquieta, la grada de Balaídos animaba a un Celta incapaz de salir y sometido a un Granada que merecía el tanto del empate. Fran Rico entró por Krhin al cuarto de hora de la segunda parte, con el objetivo de dotar de mayor creatividad el centro del campo nazarí, hasta entonces gobernado por el rocoso doble pivote Krhin-Doucouré. De nuevo Rubén —deteniendo un remate de cabeza de El-Arabi— y un disparo cruzado de Fran Rico que se fue lamiendo el poste acercaban al Granada al empate, y Berizzo dio entrada a Daniel Wass en lugar de Guidetti —que se retiró del campo con aparente desacuerdo— para dar mayor solidez a un centro del campo desbordado. A veinte minutos para el final, llegó el tanto visitante. Lucha entre Carles Planas y Peñaranda en el lateral del área que gana el venezolano que la pone al punto de penalti, aunque Rubén la saca con la rodilla. La pelota le cae a Fran Rico en la frontal, que en semifallo y resbalándose le pega a la pelota, y ésta en el camino hacia la portería es desviada sutilmente por El-Arabi superando a Rubén y estableciendo el empate en el marcador. 1-1 y a remar.

El gol del Granada suponía un jarro de agua fría a un Celta que veía como se repetía la película del pasado martes, en la que se habían adelantado en Cornellá-El Prat y en la que un exceso de relajación tras el tanto inicial de Aspas costaba el empate perico. No obstante, la reacción celeste fue destacable: lo intentó Wass con un buen disparo desde la frontal apenas un minuto después del tanto visitante, aunque Andrés Fernández desvió el disparo del danés en una buena estirada.

Aspas recuerda

Corrían los minutos, y la ansiedad comenzaba a hacerse presa de una grada que veía como su equipo desaprovechaba una oportunidad para agarrarse a la pelea por la Champions, pero los jugadores especiales aparecen en momentos especiales, y el Celta tiene en nómina a Iago Aspas, un pura sangre celeste que tiene memoria. Maltratado en la trágica eliminatoria de play-off de ascenso a la Liga BBVA de hace cinco años en la que el Celta cayó en una fatídica tanda de penaltis en Los Cármenes, para el de Moaña los enfrentamientos ante el Granada siempre son especiales, como un segundo derbi. De hecho, son ya siete goles anotados ante los nazaríes en diez encuentros disputados. A quince del final, buena triangulación celeste en el centro del campo y la pelota le cae a Orellana en la banda derecha, el Poeta recorta y se la pone a Nolito en la frontal, el de Sanlúcar ve el desmarque de Aspas y se la pone a la espalda de la defensa para que el de Moaña la toque con sutilidad y supere la salida desesperada de Andrés. Gol. 2-1 y locura en la grada. Aspas ve la amarilla por quitarse la camiseta durante la celebración. Quince minutos para el final, parece que queda mucho y que tocará sufrir, pero no. El Celta supera con solvencia un final de partido en el que el Granada lo dio todo y suma tres puntos de oro para alcanzar la cifra de 57. Quintos y dos puntos por encima del Athletic Club, sexto clasificado y próximo rival del Celta. En la séptima plaza, el Sevilla, a cuatro de un Celta con el que tiene el cara a cara perdido. Por encima de los celestes, tan solo a cuatro puntos y con el average particular en contra, el Villarreal de Marcelino. Realismo, sí, pero con todo el derecho a soñar con cotas más altas, y la Champions, aunque muy difícil, es una de ellas. 

Los jugadores celestes celebraron la victoria y la clasificación europea al término del encuentro. | Foto: LFP
Los jugadores celestes celebraron la victoria y la clasificación europea al término del encuentro. | Foto: LFP