Fernando Vázquez Pena, nacido en Castrofeito, se crió en el seno de una familia numerosa de las de antes. La convivencia con 13 hermanos pronto dejó paso a un internado en el Seminario que duró siete años y le sirvió de transición entre la infancia y la madurez. Además le inculcó un amor por el fútbol que quedaría grabado a fuego en su corazón y su mente. Y aunque estudió una carrera y aprobó las oposiciones a profesor, Fernando Vázquez iba a terminar por entregar su vida al balompié.

La primera oportunidad de cierta relevancia le llegó en 1986, cuando tomó las riendas del Lalín, un modesto club de la provincia de Pontevedra. Allí permaneció durante cinco años, en los que además de ascender a los de la comarca del Deza hasta la Segunda División B, se empapó de la filosofía que, de la mano de Arrigo Sacchi, revolucionaba el fútbol europeo a finales de los 80. Vázquez siempre mostró una gran admiración por aquel mítico Milan, último equipo hasta la fecha en lograr dos títulos de Copa de Europa de manera consecutiva.

Vázquez inició su carrera como técnico en el Lalín (Foto: futboldelugo.com)
Vázquez inició su carrera como técnico en el Lalín (Foto: futboldelugo.com)

El nombre de Fernando Vázquez comenzó a sonar con fuerza a nivel gallego tras el paso del de Castrofeito por los banquillos de Racing de Ferrol y Lugo en la primera mitad de la década de los 90. Pero sin ninguna duda, el espaldarazo definitivo a su carrera llegó cuando, en el verano de 1995, José María Caneda apostaba por él para dirigir a la SD Compostela en Primera División. Los de Santiago habían vivido un verdadero cuento de hadas que les llevó desde la Tercera División hasta la máxima categoría del fútbol nacional en apenas cinco temporadas. Durante la campaña 1994/95 los de la capital de Galicia consiguieron una trabajadísima permanencia y Vázquez se incorporaba para reemplazar a Fernando Castro Santos, protagonista desde el banquillo de todos los éxitos cosechados hasta la fecha por el conjunto blanquiazul. Con el de Castrofeito, el Compostela completó su temporada más brillante entre los grandes, con una primera vuelta estratosférica que le llevó al subcampeonato de invierno, y una décima plaza final más coherente con el potencial real de la plantilla. Los dos años siguientes ya no serían tan idílicos y la etapa de Vázquez en Santiago terminó en marzo de 1998, cuando Caneda decidió prescindir de sus servicios poco antes de que se consumase el descenso del equipo blanquiazul.

Currículum de Primera

Aun con todo, la repercusión que tuvo la actuación del Compos en Primera provocó que el nombre del técnico pontevedrés comenzase a sonar en los mentideros futbolísticos cada vez que algún equipo de la máxima categoría disponía de una plaza en su banquillo. Así, en la campaña 1998/99 dirigió al Real Oviedo de los Onopko, César, Dubovsky o Dely Valdés. Fue una temporada sin muchos sobresaltos en la que dejó al equipo carbayón en la decimocuarta plaza.

Tras su salida del Compostela, Vázquez dirigió al Real Oviedo (Foto: todocoleccion.net)
Tras su salida del Compostela, Vázquez dirigió al Real Oviedo (Foto: todocoleccion.net)

Más ambicioso se presentaba el reto de dirigir al Mallorca, por entonces subcampeón de la Recopa, en el curso 1999/2000. Vázquez llegó a la isla como 'segundo plato', tras el fugaz paso del argentino Mario Gómez por el banquillo bermellón. La eliminación en la previa de la Champions a manos del Molde noruego y las dos derrotas ligueras nada más comenzar provocaron la salida del técnico sudamericano y la llegada del de Castrofeito. No fue aquella una temporada muy brillante del Mallorca —sobre todo si se comparaba con la anterior— y se saldó finalmente con una décima plaza en liga y una eliminación en cuartos de final de la Copa de la UEFA ante el Galatasaray, campeón un mes más tarde en la final que disputó frente al Arsenal.

De cara al ejercicio 2000/01 Vázquez se sintió atraído por el proyecto del Betis, que buscaba regresar a Primera. Tras un inicio dubitativo el equipo comenzó a entonarse y se situó en zona de ascenso mediada la primera vuelta. Sin embargo, una racha de cinco partidos sin ganar acabó con la paciencia de Manuel Ruiz de Lopera, quien destituyó sin contemplaciones al coruñés, pese a que los béticos se mantenían en posición de ascenso directo. Luis del Sol completó el trabajo iniciado por Fernando Vázquez y llevó al Betis a Primera aquel mismo año.

En el Deportivo, Vázquez tampoco vivió un final feliz (Foto: milcientoques.blogspot.com)
En el Deportivo, Vázquez tampoco vivió un final feliz (Foto: milcientoques.blogspot.com)

Durante las tres campañas siguientes la fortuna no terminó de sonreirle y dirigió a tres clubes que no consiguieron mantenerse en Primera. En Las Palmas una pésima recta final provocó la caída de un equipo que, hasta entonces, había realizado una temporada más que correcta. En Vallecas, en la 2002/03, Vázquez dejó el equipo en zona de descenso tras las primeras 18 jornadas de liga y en Pucela, un año más tarde, fue destituido en la jornada 34.

Construyendo un gran Celta

Llegaba por fin el momento de entrenar a uno de los dos grandes del fútbol gallego y Fernando Vázquez se sumaba al proyecto del Celta para recuperar la categoría perdida en mayo de 2004. El día 6 de junio el club olívico y el técnico coruñés llegaban a un acuerdo para ponerse a trabajar de inmediato en la reconstrucción de un equipo que venía de jugar la Champions en la temporada anterior. Y lo cierto es que los inicios no resultaron sencillos. Siete encuentros consecutivos sin ganar comenzaron a generar una impaciencia en la grada que, poco a poco, se iría mitigando con buenos resultados. Con Facundo Sava y Zisis Vryzas como delanteros ‘estrella’, no cabía otra que encomendarse a la inspiración de Jandro y Canobbio, auténticos protagonistas ofensivos en aquel curso. Los 12 tantos que logró cada uno permitieron que el Celta se enganchase a la parte alta de la tabla al inicio de la segunda vuelta y ya no la abandonase más. Con todo, el final de temporada se hizo largo y tras el famoso ‘caso Toni Moral’ el Celta llegó a Lleida en la última jornada con la necesidad de ganar para reconquistar un ascenso que ya había festejado dos semanas antes. Los tantos de Jandro y Jesús Perera certificaron un salto de categoría mucho más sufrido de lo que cabía esperar un mes atrás. El emocionado beso de Fernando Vázquez a Horacio Gómez en los vestuarios de Lleida auguraba un futuro lleno de esperanza para el club olívico.

Fernando Vázquez construyó un Celta sólido y eficaz (Foto: halacelta.com)
Fernando Vázquez construyó un Celta sólido y eficaz (Foto: halacelta.com)

Y lo cierto es que en el curso 2005/06 las cosas fueron sobre ruedas. Las incorporaciones de Lequi, Placente, Núñez, Iriney, Esteban o Jorge Larena demostraron ser acertadas. Aunque las verdaderas figuras de aquel Celta fueron David Silva y Fernando Baiano, que ofrecieron un claro contraste con otros fichajes menos rentables, como los de Daniel de Ridder o Roberto de Souza. Los de celeste salieron muy enchufados y se agarraron a la zona noble de la tabla desde las primeras jornadas. Con un fútbol eficaz que permitía sacar un gran rendimiento a los goles anotados, se fueron sumando puntos hasta alcanzar muy pronto el objetivo inicial de la permanencia.

Más goles que fútbol

El 2 de abril de 2006 llegaba el momento de visitar el estadio Vicente Calderón y el Celta de Vázquez ya se había marcado como claro horizonte alcanzar una competición europea. El Atlético, tras el cese de Carlos Bianchi, no vivía su mejor temporada. Pero con Pepe Murcia en el banquillo había logrado, al menos, situarse en la zona media de la tabla. En el equipo colchonero que recibió al Celta aquella tarde jugó Gabi, que por entonces tenía 22 años. Junto a él aparecían nombres como Velasco, Perea, Martin Petrov, Galletti o el mismísimo Fernando Torres.

Alineación Atlético de Madrid-Celta (02/04/2006)
Alineación Atlético de Madrid-Celta (02/04/2006)

El Atlético saltó al terreno de juego consciente de que debía ganar para optar a una plaza europea pero lo hizo con poco acierto. Su fútbol fue demasiado directo y el Celta, con su buena disposición táctica, no sufrió demasiado para contener el ataque colchonero. De hecho la primera oportunidad clara llegó tras un disparo de Canobbio, que rechazó Leo Franco. En el último cuarto de hora del primer tiempo los de casa disfrutaron de dos buenas opciones para marcar pero ni Torres ni Antonio López consiguieron batir a José Manuel Pinto, sobresaliente durante toda la tarde.

Con el de Castrofeito, el Compostela completó su temporada más brillante entre los grandes

A la vuelta de vestuarios las ocasiones rojiblancas comenzaban a aparecer ante un Celta que se echó demasiado atrás. Kezman, Petrov y Gabi pudieron adelantar a los locales. Con todo, el atasco en un centro del campo superpoblado parecía conducir a un inevitable 0-0. Pero al filo del minuto 69 de juego Matías Lequi, tras servicio de Jonathan Aspas a la salida de un córner, adelantaba a los suyos y dejaba helado el Calderón. Con un Atlético impotente, un más que dudoso penalti señalado por Lizondo Cortés iba a significar el 0-2 a falta de seis minutos para la conclusión. Fernando Baiano no perdonó desde los once metros aunque lo hizo a la segunda, tras repetir el lanzamiento por una —también dudosa— invasión de área. En el añadido, Daniel de Ridder, de tiro cruzado, cerraba un tanteador exagerado para los méritos de unos y otros. No fue el mejor partido de los de celeste en aquella temporada pero sí suponía la mayor goleada conseguida por los de Vázquez hasta la fecha. Unos días más tarde derrotarían por 4-0 al Zaragoza en un camino que les llevó a conquistar una magnífica sexta plaza gracias a los 64 puntos sumados, tres más que cuando se consiguió en 2003 la clasificación para la Champions. El billete para la Copa de la UEFA se lograba merecidamente, fruto del trabajo de un equipo muy compacto y con buenas soluciones ofensivas. El Atlético de Pepe Murcia no pasó de la décima plaza final, en otro año de transición tras su regreso del ‘infierno’.

Fernando Vázquez dirige en la actualidad al Mallorca (Foto: ultimahora.es)
Fernando Vázquez dirige en la actualidad al Mallorca (Foto: ultimahora.es)

Tormenta

Con todo, el técnico de Castrofeito nunca llegó a sintonizar plenamente con la grada de Balaídos. La afición, con el recuerdo del Celta de Víctor Fernández todavía fresco, no terminaba de disfrutar del pragmatismo de un equipo que —no hay que olvidarlo— venía de la Segunda División. Y si, mientras los resultados fueron buenos, el respetable no mostraba felicidad, cuando se torcieron la tormenta no tardó en desencadenarse sobre la figura de Fernando Vázquez. Sucedió a lo largo de la temporada 2006/07, en la que tan solo se pudo sumar un triunfo en liga entre las jornadas 12 y 29. Una vez eliminados de la Copa de la UEFA por el Werder Bremen, la derrota por 4-2 ante el Recreativo fue la gota que colmó el vaso. El 9 de abril de 2007 el preparador coruñés era destituido en busca de un revulsivo que nunca llegaría. Con Hristo Stoichkov el Celta completó su debacle y regresó a la División de Plata.

Fernando Vázquez ha cumplido 30 años en los banquillos (Foto: Nando Martínez | VAVEL)
Fernando Vázquez ha cumplido 30 años en los banquillos (Foto: Nando Martínez | VAVEL)

Vázquez se marchó dolido, a la vez que convencido de su capacidad para haber reconducido la situación. Pasó varios años sin dirigir a ningún equipo hasta que, en febrero de 2013, fichó por el Deportivo. Pese a que mejoró sustancialmente la línea del equipo blanquiazul no pudo evitar el descenso, que se consumó en la última jornada tras perder ante la Real Sociedad y ver cómo el Celta derrotaba al Espanyol. 12 meses más tarde conseguiría devolver al equipo a la máxima categoría aunque el club no contó con él para su nuevo proyecto en Primera. En la actualidad Fernando Vázquez dirige al Mallorca, club al que trata de salvar del descenso a Segunda B.

Su trabajo en Vigo quizá no fue todo lo bien entendido que debería. Los años de vacas gordas vividos con anterioridad a su paso por Balaídos marcaron un listón que no era real ni consecuente con la situación que vivía el equipo. Tras dos magníficas temporadas, los problemas vividos en la tercera terminaron por señalarle como culpable, seguramente de manera injusta. Pero el tiempo, para bien o para mal, acaba colocando a cada uno en su sitio. Y la historia, a buen seguro, se encargará de situar a Fernando Vázquez —incluida su labor en el Celta— como uno de los mejores técnicos gallegos de todos los tiempos.