Decía Pablo Villa, en rueda de prensa previa al partido, que Quique Hernández era "un espejo en el que reflejarse como entrenador". No en vano, el valenciano fue uno de los técnicos que el madrileño tuvo durante su etapa como jugador y del que guarda un grato recuerdo. Tal parecía el respeto que le profesa, que el Córdoba CF, a pesar de tener rachas de muy buen fútbol, no cerró el partido hasta el último minuto con el hat trick del mexicano de Jalisco, Ulisés Dávila.

Con un once totalmente renovado y una defensa afianzada, los blanquiverdes salieron con sus mejores vestimentas, a excepción del sancionado Pedro. Un combinado que presagiaba la posesión del esférico y la fluidez en el juego, pero los alicantinos que empezaron la temporada con dos empates y una victoria, arrastraban una racha nefasta y aunque la victoria de la semana pasada les daba cierta tranquilidad, salían a El Arcángel con la necesidad pasmosa de obtener los tres puntos para salir de la zona baja de la clasificación .

De menos a más

Así fue. Durante los primeros diez minutos se pudo comprobar que el Hércules, hoy de amarillo, salió con ímpetu. Sin embargo, las bajas de Falcón, Azkorra o Elding fueron demasiado importantes como para mantener el ritmo y la fe de perforar la meta rival. La calidad se paga y el centro del campo de los califales en la noche lluviosa del domingo tenía para dar y regalar. Abel y Caballero por el centro, escoltados en banda por dos magos como son López Silva y Pacheco, acompasaban el juego cordobesista al son de Beethoven.

La entrada del hispano-argentino Pacheco dio otro aire al equipo. La sanción del alicantino Pedro serviría como prueba de fuego al que fuera jugador de Atlético de Madrid o Rayo Vallecano. Su escasa aportación al equipo y el mal juego desplegado en Lugo, al igual que el resto, le habían condenado al ostracismo, pero si algo bueno tiene Pablo Villa es la fe ciega que tiene en sus pupilos. "No hay verdad absoluta y en el fútbol lo que hoy es negro mañana puede ser blanco", comentaba a lo largo de la semana en alusión a la posible titularidad de Pacheco. Suyo fue el partido y la banda derecha hasta su sustitución.

Titular y protagonista

El primer gol local llegaría a balón parado. Falta cometida sobre Pacheco que con un centro medido, de fuera a dentro, le llega al más pequeño de la clase, Uli Dávila, que de cabeza remata implacable para adelantar a los blanquiverdes. El tanto califal despertó a la grada y a los jugadores. Como un ciclón, el Córdoba llegaba. En una de esas, López Silva se disfrazó de astro argentino y regateando a cada defensa que le obstruía el paso para cederle en última instancia a Caballero que no acertó en su remate a portería.

Nuevamente, en el minuto 20, Pacheco se erigió como protagonista. Desde la banda derecha, se interna hacia dentro y, ante una lenta defensa rival, ve a Xisco solo. Pase medido que el delantero aprovecha para fusilar a Aulestia y hacer el segundo gol de la noche.

Víspera atractiva

Las circunstancias daban a entender que el Hércules saldría de Córdoba con un marcador muy adverso, pero el fútbol es impredecible. Incluso los más grandes tienen recaídas y, con un marcador tan ajustado, nunca puede darse por cerrado el triunfo. Con más coraje que fútbol, los hombres de Quique Hernández dieron un paso hacia delante llegado el último tramo de la primera mitad y Portillo, quien tenía su cuenta a cero, intentó con un disparo fuerte recortar distancias, pero se marchó alto. De tal manera concluyó los primeros cuarenta y cinco minutos. Un Hércules volcado y un Córdoba viéndolas venir. Dejándose querer. Demasiado confiado para lo que el resultado marcaba.

Como concluyó, comenzó. Portillo, con un tiro lejano, probó fortuna y Saizar, provindencial, evitó lo que hubiera significado el 2-1. Mal presagio si tu mejor jugador dejaba de ser uno de campo para ser el portero. Nuevamente, ocasión fallida que marra el Hércules con un disparo al larguero que, ingenuamente, Fran Cruz, al intentar despejar el esférico, introduce en su propia portería. Alas para los rivales. Desconcierto para los locales.

Ulises Dávila, tan criticado a lo largo de la semana, aprovecharía una falta botada por Pacheco para hacer el tercero y el segundo de su cuenta personal. Gol idéntico al primero. Una vez más, la parroquía cordobesista respiraba con tranquilidad. Los últimos resultados cosechados hacían de la victoria una necesidad. Pero, una mano tonta de Abel Gómez en el área blanquiverde serviría para acortar las distancias. Portillo, muy activo, asumió la responsabilidad y anotó el tanto rival.

Nervios

Una y otra vez el runrún estaba en la grada. La afición, incrédula por la posible remontada alicantina, no daba crédito a lo que veía. La superioridad manifiesta no se reflejaba en el marcador y el empate estaba al acecho. Hasta que, en último minuto reglamentario, el superhéroe de la noche haría el hat trick. El mexicano, desde la frontal, lanza un balón que fusila el arco defendido por Aulestia y cierra la noche con el Córdoba CF en puestos de play off y el Hércules a cuatro puntos de la salvación.