De lo mejor en casa a un rival venido a menos. Así se presentaba el encuentro entre blanquiverdes y azulgranas. Ambos equipos con la obligación de ganar. Unos para seguir subidos al tren del ascenso, como bien reconoció De los Reyes en rueda de prensa semanal, y otros para salir de la zona baja. Ese era el guión preestablecido. Nada parecido a lo que realmente ocurriría en El Arcángel.

Ambos entrenadores presentaron un once cogido con pinzas. Las lesiones, sanciones o las incorporaciones al primer equipo, en el caso del cuadro culé, hicieron que tanto Pablo Villa como Eusebio Sacristán tuvieran que suplir las ausencias con jugadores menos habituales. El Córdoba CF no pudo contar con Bouzón, Armando o Xisco, titulares indiscutibles hasta la fecha. Por su parte, el FC Barcelona optó por mantener el mismo estilo de juego y cambiar hombre por hombre, así Masip o Patric fueron suplidos por Otrolá y Bagnack.

Peligro y susto

Con esas comenzó el partido, con un terreno de juego en unas condiciones deplorables. El club cambió recientemente la empresa encargada del mantenimiento del césped, por tercera vez, y aproximadamente hasta enero no auguran una calidad óptima, mientras tanto, el riesgo de lesión es máximo. Prueba de ello fue el susto de Edu Bedia cuando no había transcurrido ni el primer cuarto de partido y la rodilla del centrocampista se quedó enganchada al recortar a un contrario. No fue a más y pudo continuar, pero el riesgo es continuo y los grandes perjudicados son los propios futbolistas albiverdes.

Racanería

Hasta la fecha, los andaluces se habían caracterizado por un orden y rigor táctico, especialmente a nivel defensivo. Aunque bien es cierto que en las últimas jornadas, el equipo se había resentido notablemente en esta parcela, pero nunca antes se apreció a un Córdoba desdibujado sin control de la posesión, sin creatividad y sin ideas. Los califales se encomiaron a López Silva. El onubense, le dio la tarde a Bagnack, pero no pudo echarse el equipo a sus espaldas. Sus galopadas fueron estériles, pues sus compañeros no acertaron a culminar ninguna acción ofensiva. Por estadísticas, la ocasión más peligrosa de los locales fue un mano a mano de Uli Dávila, que no supo rematar cuando tenía todo a favor para adelantar a los cordobesistas.

Por su parte, los canteranos del FC Barcelona se olvidaron de sus problemas e hicieron su partido. Los iniciales 45 minutos fueron completamente azulgranas. Supieron controlar la posesión cuando el partido así lo reclamó y salir a la contra cuando el rival achacó. Dongou y Nieto monopolizaban las acciones de ataque, si bien Nieto se erigió en el máximo protagonista del encuentro. Suyo fue el primer tanto. El mallorquín, en tres cuartos de campo, abrió hacia un Planas libre de marca que centró hacia Espinosa. El talavereño, en un mal control, dejó el esférico muerto en el área grande para que Nieto rematase a gol.

Pudo haber sido peor. Nieto emuló a Messi y a punto estuvo de anotar el gol que el astro argentino hizo al Getafe años atrás en la Copa. De uno, de otro… y cuando estaba solo ante Saizar, llegó López Silva para despejar el peligro. Con esas, el colegiado madrileño decretó el descanso.

Fe sin fútbol

Tras la reanudación, Pablo Villa dio la oportunidad a Mendi, del filial y único delantero centro de la convocatoria. Del campo salió el capitán Abel. Con esta modificación, se produjo un cambio de sistema y un atisbo de esperanza para los locales que, en el minuto 49, dispusieron de su primera oportunidad. Dávila, desde la frontal, remató a las manos del cancerbero azulgrana.

Hay cosas que no cambian, la clase y la magia de López Silva continuó en la segunda mitad. Minutos más tarde del primer lanzamiento, el onubense recogió la pelota en el área grande. Con un disparo bajo ajustado, no logró materializar la igualada.

No fue más que un espejismo. Eusebio tenía claro cómo debía jugar y, a pesar del aparente dominio, Nieto, una vez más, en el minuto 65, a punto estuvo de ampliar el marcador. Providencial la salida del meta vasco Saizar. Esta acción dio coraje y empuje a los cordobeses, quienes con más corazón que cabeza, intentaron poner las tablas en el electrónico.

Acción polémica

La emoción y la polémica llegaron en los instantes finales del choque. Jugada muy rápida en la que López Silva centró desde la siniestra para que Mendi, blocando en falta flagrante a Ortolá, anotase el tanto. Desde el estadio se apreció la infracción del joven jugador, pero ante la permisividad finalizó la jugada y materializó el gol de la esperanza.

No obstante, se dice que la alegría en tierra de pobres dura más bien poco. En la siguiente jugada, el árbitro Lezma López decretó un discutido penalti a favor de los catalanes. Dani Nieto, en pugna con Pedro, se dejó caer ante el mínimo contacto del alicantino. No hubo infracción. El jugador balear se dejó caer engañando al colegiado. Penalti y gol. Espinosa lanzó desde los once metros engañando a Saizar y zanjó el choque.

En rueda de prensa, Pablo Villa no quiso cargar contra la decisión arbitral, pero sí aclaró que lo hizo para "compensar". Asimismo, eximió la culpa a sus jugadores tras la derrota, calificándola de "dolorosa". Eusebio, por su parte, expulsado tras el gol andaluz, pidió perdón a Lezma López por sus declaraciones y agradeció el esfuerzo de los suyos, considerando los tres puntos "justos" ante un rival "poderoso".

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Sobre el autor
Ángel Ortiz Rodríguez
Jurista con vocación de periodista, que de vez en cuando escribe tweets y otras veces artículos deportivos