En esta particular temporada que esta firmando el Córdoba, con versiones tan dispares entre una semana y otra, y ni que decir tiene entre una vuelta y otra, cualquier partido completo o con buenas sensaciones del pasado es buen referente para preparar partidos en el presente o para el futuro. La primera mitad de la temporada no hay que olvidarla, no hay que dejarla atrás, es algo que está ahí y de lo que sentirse orgulloso porque el equipo andaluz cuajó un nivel futbolístico bastante bueno. Sin ser un fútbol o una manera de jugar estéticamente vistosa como conocemos en los años recientes, existen otras maneras de jugar y, por supuesto, de ganar.

Digamos que el fútbol practicado por los pupilos de Oltra está más cerca de lo que lleva a cabo el Atlético de Simeone que del Barcelona de Guardiola. Salvando las distancias y las evidentes y clamorosas diferencias entre estos equipos, el equipo blanquiverde se deshacía de sus rivales con facilidad, confiándolo todo a la pegada de los delanteros, el sensacional estado de forma de Fidel y el orden y seguridad defensiva que permitía al equipo encajar menos goles de los anotados. 

Un merecido mazazo

No obstante, siempre es bueno que los éxitos no se te suban a la cabeza y te pongan en tu sitio, y eso logró hacer el Alavés en la décima jornada de liga en Mendizorroza. Tras nueve jornadas disputadas y seis partidos seguidos sin perder, al Córdoba le llegó saborear la derrota en Álava. Y no fue un mal partido, ni se jugó mal, pero se escaparon los tres puntos en los minutos finales, tónica repetida a lo largo de la temporada y que le ha costado muchos puntos a los andaluces. Por entonces, el Alavés empezaba a asentarse en los puestos de cabeza y a erigirse como uno de los equipos dominadores de la cabeza. Sin duda, aquellos tres puntos les dieron muchas alas al equipo vasco. Por ello, conviene recordar qué se hizo en aquel encuentro para repetirlo, eso sí, teniendo en cuenta los errores que costaron tan valioso premio. 

Tras un inicio dubitativo controlado por los locales y unas grandes paradas del meta ghanés Razak, el Córdoba empezó a salir de atrás con facilidad por las bandas con Fidel y Pedro Ríos. El primer gol de los cordobeses llegaría a balón parado tras una falta botada por Fidel que encontraría un socio perfecto en Florin para adelantarse en el marcador. Sin embargo, diez minutos después, llegaría el empate con un portentoso gol de Toquero de cabeza. El Alavés, con ímpetu y orgullo, empujaba a los blanquiverdes en su campo y les hacía sufrir en cada balón colgado al área. El Córdoba tan solo podía replegarse y salir a la contra, de donde logró adelantarse de nuevo con la asociación Fidel-Florin, esta vez a la inversa para el gol del onubense. 

Deivid y Toquero luchan por un balón                                                                   

Nuevamente, el Córdoba dejó al Alavés hacer y, si les dejas, el Alavés te acaba metiendo en tu área hasta anotar. Y así fue. Un peligroso y hábil Pacheco actuó maravillosamente por la banda izquierda haciendo estragos en la defensa blanquiverde que contemplaba como Stankevicius no tenía nada que hacer. De sus botas llegó el empate y con el mismo empuje y la misma intensidad, con los 90 minutos ya cumplidos, llegó el decisivo un último gol de Pelegrín

Una vuelta después, es el Córdoba el que recibe al Alavés. Mucho ha pasado desde entonces, pero poco ha cambiado el conjunto blanquiazul. Para empezar, los locales deberán igualar la intensidad del Alavés, la garra de los jugadores de Bordalás y hacerles difícil combinar. No estará Dani Pacheco pero Stankevicius y sus compañeros deberán estar atentos al banda que juegue en su lugar. Será importante mantener la portería a cero, asignatura pendiente, ganar la posesión y anotar ante la ausencia de Andone