La situación en la ciudad califal es cada vez peor, van pasando las jornadas y el Córdoba CF sigue perdiendo en casa en la segunda vuelta, cinco consecutivas. Tal vez no se pueda señalar a alguien en concreto como culpable, pero lo que si se puede poner sobre la mesa son las claves del partido frente al Deportivo Alavés por las que el equipo blanquiverde perdió, o las que pudo haber aprovechado mejor para ganar o al menos salvaguardar un punto.

Huecos en la defensa

José Luis Oltra sabe muy bien de qué está pecando su equipo en muchas ocasiones, y es en los huecos defensivos por lo que lleva ya diez jornada consecutivas encajando gol. Para solucionar este problema, el técnico decidió poner un doble pivote compuesto por Eddy Silvestre y Luso para que ayudasen a la pareja de centrales, pero de poco sirvió.

Seis hombres se encargaban de cada defensa, y el único que esta vez realizó como debía su trabajo fue Bijimine, ya que el resto tuvieron algo que vez en cada jugada de peligro del Alavés o en los dos goles.

Ambos goles llegaron por la banda de Stankevicius, quien no sabía ya como parar a Juli o Raúl García por su lateral. Posteriormente, Deivid fue una estatua ante el gol de Toquero, ya que no supo como cubrirlo y le permitió rematar en solitario. Y por último, en el gol de Bernardello, Abel no estaba cubriendo su posición, y de poco sirvió Eddy Silvestre que se quedó observando la jugada.

Por el contrario, el central del Córdoba B, Jonathan Bijimine, fue un muro en su posición. No dejaba pasar ningún balón y los nervios no se apoderaron de él como en otras ocasiones, permitiéndole realizar su trabajo mejor que nadie.

Bijimine en un momento del partido | Foto:
Bijimine en un momento del partido | Foto:                                            

Pocos disparos a puerta

Otra de las claves de este encuentro estuvo en la portería contraria, en la de Fernando Pacheco. Y es que para un equipo que está dominando el juego durante la primera mitad como el Córdoba, no se puede permitir el lujo de no tirar entre los tres palos ninguna vez.

Es cierto que hubo varios remates y que Pacheco detuvo uno de ellos y el otro se fue contra el palo, ambas ocasiones en la misma jugada por Xisco y Caballero, pero no hubo nada más, mucho ruido y pocas nueces.

Sería en la segunda mitad donde llegarían más los blanquiverdes a la portería vasca, pero ya sería con más corazón que cabeza, pensando solo en marcar de cualquier manera sin ningún tipo de estrategia.

Banda izquierda al máximo

El único punto positivo tal vez sería la banda izquierda en el plano ofensivo, compuesta por Fidel y Abel Moreno, quienes le dieron más de un quebradero de cabeza a Toquero y Kiko Femenía.

El extremo y el canterano fueron uno de los mayores problemas del Alavés, ya que no sabían como detener a ambos jugadores, quienes parecen entenderse cada día mejor y saben crearse huecos el uno al otro. Además, sería por esta banda por donde llegaría el gol de Xisco, gracias al centro de Fidel tras irse de varios defensas y rematar a placer el delantero.

El único problema es que este punto a favor no fue explotado tal vez como se debería haber hecho, ya que se empezó a utilizar sobre todo en la segunda parte, mientras que si se hubiese hecho más durante la primera otro gallo cantaría.