Han transcurrido 33 jornadas de Liga Adelante y, tras muchas semanas en puestos de ascenso y playoff, el equipo blanquiverde ha salido de esos puestos que dan la opción de disputar el ascenso. Esta situación ha llegado más tarde de lo previsto teniendo en cuenta la dinámica y los resultados del Córdoba en la segunda vuelta, y ha logrado mantenerse en esas posiciones privilegiadas debido en un alto porcentaje a la enorme igualdad de la categoría y a la irregularidad del resto de equipo situados en las posiciones de arriba. Esta particularidad de ganar y perder indistintamente sin influir que juegues en casa o fuera o que el equipo rival esté mejor o peor clasificado ha hecho que equipos puedan servirse aún de la renta obtenida en la primera vuelta. 

En este grupo de equipos se encuentra el Córdoba aunque quedarse con este aspecto únicamente sería reducir mucho la cuestión y quedarse en lo superficial. La realidad, la que nadie quiere escuchar, es que el Córdoba es el peor equipo de la categoría en esta segunda vuelta y esto le ha llevado a ser el equipo más goleado junto al Albacete. Ambos han encajado la friolera cantidad de 48 goles, casi el doble de goles encajados que el líder de la liga, el Leganés. Es llamativa esta cuestión porque, salvo que se sea un equipo muy goleador, es impensable sacar buenos resultados si no eres capaz de cerrar tu portería. Vistas las estadísticas, los que reciben menos goles son los que mejor clasificados están. Sí es cierto que el Córdoba es de los equipos más goleadores con 48 tantos, gracias a la capacidad anotadora de Andone, pero el Leganés ha marcado solo dos goles menos encajando casi la mitad de goles. Ahí se observan claramente las diferencias.

¿Cuándo y cómo surge el problema?

José Luis Oltra, entrenador del Córdoba, ha estado cuestionado la última semana debido a la negativa y ya casi histórica racha de derrotas en El Arcángel, sin duda números inaceptables para un equipo que desea estar la próxima temporada en Primera División. Esto ha hecho a Carlos González, presidente de la entidad, y el director deportivo Emilio Vega replantearse el futuro de su entrenador, pero finalmente se ha optado, o eso parece, por mantenerlo hasta el final. Ahora le toca al técnico demostrar que la decisión es la idónea. 

Para ello, tiene un aspecto claramente a mejorar, los goles recibidos. Los 48 goles encajados no es una cifra normal, y la culpa no es del portero en la gran mayoría de los casos. Hay muchas cuestiones globales e individuales del equipo que se manifiestan en esta situación, la principal, la fragilidad defensiva. El Córdoba es un equipo al que se le hace gol fácilmente, se necesitan pocas ocasiones para marcarle. En la primera vuelta, el Córdoba vino formando con una línea de cuatro bastante fija: Stankevicius, Rodas, Deivid y Cisma. Realmente porque, por la configuración de la plantilla, Oltra no cuenta con muchas más alternativas. Del primer equipo, solo Dalmau es defensa suplente como tal. ¿No es sorprendente? De la primera plantilla tan solo existen cinco defensas, y el suplente era y es un descarte del Lugo que poco o nada esta contando para Oltra. Los cuatro fijos de la primera vuelta, sancionados y lesionados más de lo que debieran, faltaban muchos partidos y obligaba a Oltra a tirar de Abel Moreno y Gálvez, que no es central como tal. 

El muro derribado una vez más en Tarragona, encajando cuatro goles.
El muro derribado una vez más en Tarragona, encajando cuatro goles | Foto: LaLiga

Con un 4-4-2 y la "fija" defensa de cuatro, el Córdoba encajaba poquísimos goles y uno o dos goles le bastaban para adelantarse y aguantar hasta el final. Era un equipo que fiaba todo a la pegada ofensiva y la seguridad atrás. Sin embargo, tras finalizar la primera vuelta, Oltra decide darle un lavado de cara al equipo con el objetivo de mejorar el juego, dar un paso más. Viendo que la posesión en su equipo no existía y que en cualquier momento la pegada fallaría, Oltra cambió de sistema prescindiendo del segunda punta, en este caso Xisco, para meter un tercer hombre en el medio que ayude a la elaboración.

Todo comienza en Bilbao con un experimento de tres defensas que acaba volviendo a los cuatro tras el desplome contra al Lugo. La variación consistía en un lateral de mayor proyección ofensiva que Cisma, que es el canterano Abel Moreno, y un jugador que dote de salida al equipo, Carlos Caballero. La entrada de Abel Moreno y Caballero, unida a la incorporación de Eddy, tenían una idea clara, un cambio de idea en mitad de temporada cuando los resultados acompañaban. Pese a una leve mejoría del juego, ahí empezó a caer el castillo, a derribarse el muro. Los rivales entraban con facilidad por las bandas, el equipo tenían más separadas las líneas, desorden en el medio y una defensa adelantada arriesgando sufrir balones a la espalda, cosa que ha ocurrido en casi todos los partidos. 

Además, el equipo no consigue cerrar los partidos y encaja en todos los partidos después del minuto 80. De hecho, si los partidos fuesen de 80 minutos, el Córdoba sería líder destacado de la categoría

¿Qué puede hacer Oltra?

Buena pregunta que viene haciéndose el técnico desde que empezó la caída del muro cordobesista. Oltra decidió apostar por el buen juego a costa de la seguridad defensiva pero ha llegado un momento en el que quizás, aunque resulte menos atractivo de cara al público, deba volver al 4-4-2. Esta idea no siempre ha tenido buena acogida pues el juego se resentía pero es mucho más eficaz. El 4-4-2 permite juntar mucho las dos líneas de cuatro y depender más del balón largo, jugada a la que se sigue recurriendo indistintamente. Abel es más ofensivo pero deja muchos huecos cuando se incorpora y quizás se debería dar una nueva oportunidad a Domingo Cisma. El lituano Stankevicius es muy irregular, hace correr como nunca a Ríos y un banda veloz le deja en evidencia. Algún ajuste debería hacerse en aquella banda en función del rival. Asimismo, Rodas no se encuentra en su mejor momento y las bajas de unos y otros ha permitido la entrada de Bijimine, el cual no lo está haciendo mal. Igual es hora de replantearse darle la oportunidad a la pareja Deivid-Bijimine. Por último, es importante la situación de Eddy. Pese a su innegable calidad, Oltra debería replantearse dar el pivote a Luso, mas experimentado y agerrido y, o bien Caballero como opción para sacar el balón, o el serbio Markovic recuperando la fórmula de la primera vuelta. 

Son muchos los interrogantes a los que se enfrenta José Luis Oltra con el objetivo de mantenerse en el cargo y ascender al equipo. No es tarea fácil, y menos con la plantilla tan mal configurada, pero si este Córdoba ha demostrado algo es que se puede creer y confiar en él, que una vez reconstruido el muro nadie podrá derribarles.