El Córdoba volvió a dar muestras de ese equipo sólido y de saber a lo que juega de la primera vuelta y para ganar el partido sólo faltó, curiosamente, la pegada, algo de lo que puede presumir este año el conjunto blanquiverde.

Objetivo claro, portería a cero

Algo que se pudo ver desde el primer minuto del partido era que la idea de José Luis Oltra era clara, lo más importante era mantener la puerta a cero, tener las líneas muy juntas y estar bien replegados atrás. Pocas subidas de los laterales y muy medidas y si algún central salía desde atrás con la pelota controlada rápidamente el medio centro le hacía la cobertura para que no perdiera la posición.

La primera parte fue bastante sosa y lenta, muy lenta. Apenas existían transiciones rápidas o grandes jugadas colectivas, sin embargo el Tenerife no llegaba a puerta y no creaba ningún peligro por lo que el plan estaba saliendo bien, sólo faltaba la segunda parte, pillar una contra y adelantarse en el marcador.

Pequeño cambio de actitud en la segunda parte

En la segunda parte la idea era la misma, líneas juntas, balón para el Tenerife y no recibir gol, sin embargo el Córdoba intentó presionar un poco más arriba para poder robar la pelota en campo contrario y tener menos recorrido para llegar a la portería. El inicio fue bueno y el Córdoba tuvo varias ocasiones y durante unos 10 minutos era el conjunto andaluz el único que llegaba con peligro y que proponía algo, sin embargo esto no duró mucho, ya que tras el arreón de fuerza e intensidad volvió la paciencia de la primera parte y la premisa de no recibir gol.

Con los cambios, sobre todo la entrada de Pineda, el equipo tuvo más verticalidad e intentaba llegar con más regularidad a la portería. El chileno, los minutos que estuvo, mostró mucha casta y muchas ganas. Robó un par de pelotas en el medio campo que crearon varias contras a favor del equipo califal.

Faltó pegada

Si por algo se ha caracterizado este equipo es por la facilidad que tiene para anotar goles. Casi sin quererlo, en una jugada a balón parado, un centro o una gran jugada personal había conseguido sumar tantos al marcador y en la tarde del domingo esa gran pegada y esa facilidad para ver puerta se esfumó.

El Córdoba tuvo tres ocasiones claras, dos de ellas ocasiones clamorosas de gol, una de Pedro Ríos que salvo un defensa en la línea de gol y otra de Florín que remató en el borde del área chica y su remate se marchó alto.

Ninguno de los dos equipos fueron como locos buscando la victoria, el Tenerife se encontraba cómdo con el empate y el Córdoba con la portería a cero, sin embargo en la segunda parte quien tuvo más iniciativa para llevarse los tres puntos fue el equipo blanquiverde, teniendo dos ocasiones muy claras en los últimos 10 minutos de partido.

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