Una presión asfixiante marcaba la tónica inicial del encuentro, tanto dentro como fuera del mismo: la presencia  de los cordobesistas desde las gradas se hacía notar, mientras que el Girona mandaba en los minutos iniciales.

La primera gran ocasión la tuvo a los tres minutos de encuentro el madridista Raúl De Tomás quien, tras un gran robo en el mediocampo, no consiguió encontrar portería con su potente chut desde la frontal.

El primer tanto del Córdoba llegaría muy pronto, a los 9 minutos cuando, tras un saque de puerta de Razak que alcanzó Nando en línea de fondo, Fidel remató su pase de la muerte al poste, pero Xisco no perdonó y aprovechó el rechace para abrir la lata.

Dos goles rápidos de Xisco

Pocos minutos después, en el 12, el propio capitán cordobesista sería el encargado de ampliar distancias haciendo el segundo. Xisco desvió con la puntera un gran pase alto de Caballero entre la defensa y el portero Isaac Becerra.

El viento corría a favor, tanto fue así que, a los 15 minutos de partido, la afición entonó al unísono el mítico cántico que dice: “Volveremos, volveremos otra vez, volveremos a ser grandes, volveremos a ascender”.

Los de Oltra decidieron replegarse viendo los grandes resultados que estaban obteniendo a la contra, cambiando de bandas a Fidel y a Nando para aprovechar el recorte y chut a pierna cambiada que ambos podían usar con gran efectividad.

La grada era una fiesta viendo cómo el Girona, a pesar de llevar el peso del partido a través de la posesión, eran incapaces de acercarse y generar peligro a la meta de Razak, mientras que, a cada robo del Córdoba le seguía una acción de peligro de los pupilos de José Luis Oltra.

Pareció torcerse la fiesta en el 23’, cuando una falta lateral botada por Fidel fue desviada por la defensa del Girona hasta dar con el poste de Becerra.

Cinco minutos más tarde legaría el primer acercamiento del Girona, cuando el meta internacional ghanés tuvo que desviar un chut lejano a córner. Tras ese saque de esquina llegaría una indecisión en la zaga cordobesista a la hora de despejar el balón que terminaría con el delantero del Girona, Cristian Herrera, aprovechando la situación para acortar distancias marcando a placer ante Razak.

A partir de ese decisivo gol, dado el valor doble de los tantos en campo contrario, la tónica del partido cambió, el Girona continuó con la posesión del encuentro, pero los robos de la defensa cordobesista ya no eran tan constantes y no conseguían salir al contraataque con peligro como hicieran al principio del partido. El gol sentó como un jarro de agua fría.

El Girona no lo iba a poner fácil

Tras una tarjeta amarilla a Xisco por protestar un posible penalti sobre De Tomás, el colegiado decreta el final del primer tiempo y abandona el terreno de juego bajo una atronadora pitada. Mientras que los jugadores del Córdoba se marchaban un tanto alicaídos.

Tras la salida de vestuarios ambos conjuntos se mostraron completamente concienciados de la importancia del encuentro y éste se volvió mucho más bronco y duro (el excordobesista Kiko Olivas debió ser expulsado tras una patada a la rodilla de Nando), aunque no dejaron de llevar el dominio del juego los visitantes.

Rápidamente, Oltra quiso recuperar el control del encuentro dando entrada a Víctor Pérez en el terreno de juego en lugar de un ovacionado Raúl De Tomás.

Sin embargo, el Girona continuó llevando la voz cantante del encuentro e incluso estuvo cerca de lograr la igualada en el marcador a través de Richy, otro excordobesista, cuyo tímido remate tras una falta lateral fue atajado sin problemas por Razak.

Final sufrido

Oltra siguió introduciendo variantes a su formación y cambió al bigoleador Xisco por un Pineda que aportase toda su vitalidad al encuentro.

El míster del Girona, viendo que se aceraba el ocaso del enfrentamiento, movió el banquillo e introdujo a Eloi Amagat en primer lugar y, más tarde, a Mata. Minutos más tarde, una salida en falso de Razak en un córner rematado por Sobrino cerca estuvo de poner el empate en el tanteador.

Tras unos minutos finales de infarto, con una peligrosísima falta en la frontal que Razak paró en dos tiempos, se llegó al final del encuentro decretado por el vasco Ocón Arráiz.

Lo positivo, la victoria; lo negativo, el peligroso gol recibido en casa.