El talento es algo innato. Siempre permanece y sólo es cuestión de que uno mismo lo desarrolle o alguien contribuya a explotarlo. En el caso del fútbol ocurre lo mismo. Si bien es cierto que la trayectoria de un futbolista de élite suele discurrir por unos cauces concretos, la edad ha dejado de ser un hándicap a la hora de afrontar el reto de lidiar con un mayor nivel competitivo. Por eso cada vez resulta menos extraño encontrar casos como el de Javi Márquez, ahora futbolista del Mallorca y que debutó con el Espanyol con 23 años en Primera División. Supo esperar su momento, y fue un hombre fundamental en los inicios de Pochettino en el banquillo catalán. Algo parecido ocurre con Manuel Romay.

Romay se enfrenta a una temporada decisiva en su carrera

Para quienes siguen habitualmente el fútbol base coruñés, el nombre de este mediapunta malpicán es mucho más que conocido. Formado futbolísticamente en el Montañeros, el joven centrocampista se enfrenta ahora a la que posiblemente sea la temporada decisiva de su carrera. Su calidad está fuera de toda duda, por lo menos para aquellos que han visto evolucionar su juego, pero, ahora, a sus 23 años, el bergantiñán tiene la oportunidad de demostrar que su visión de juego y su habilidad para desestabilizar las defensas rivales tienen hueco en Segunda División.

Donato se lo llevó del Montañeros a Grecia

Si algo llama poderosamente la atención sobre su trayectoria es que, pese a ser uno de los jugadores que más murmullos ha desatado en las gradas de campos coruñeses como la Leyma o A Grela, Romay nunca pasó antes por las categorías inferiores del Deportivo. Fue el Montañeros quien le dio la oportunidad de dar rienda suelta a su clarividencia sobre el césped, y fue así como conquistó a uno de los defensores legendarios del club blanquiazul, Donato Gama da Silva. Estando Romay en edad juvenil, el brasileño tomó el mando en noviembre del año 2008 del combinado con el que el 'Monta' -apelativo con el que es conocido cariñosamente el conjunto blanco en A Coruña- competía en la Liga Nacional Juvenil. Así se fraguó el primer contacto entre dos hombres que ligaron su destino de forma temporal.

Tras quedar cautivado con el toque del bergantiñán sobre el terreno de juego, Donato inició, a principios del año 2009, una nueva aventura en Grecia al frente del Aris de Salónica, donde formó tándem con su compatriota Mazinho en el banquillo del conjunto heleno. El exzaguero blanquiazul se acordó, en el verano que prosiguió al final de la temporada, de ese espigado trequartista que todavía no había sido cazado por ningún club de enjundia a nivel nacional, y le invitó a formar parte de su nuevo proyecto. Romay hizo las maletas y partió a buscar fortuna al borde del Egeo, pero una serie de circunstancias imprevistas motivaron la vuelta a su antiguo club tras realizar la pretemporada con el equipo griego.

Romay fue uno de los líderes del Montañeros en Segunda B

El Montañeros senior, que la temporada previa había alcanzado el segundo puesto de la clasificación en la Tercera División gallega, fue ascendido a Segunda B por las dificultades financieras que atravesaba el vencedor de la categoría, el Ciudad de Santiago, y que le impedían hacer frente a su nueva andadura. Así pues, y sabiendo que hacerse un hueco en el primer equipo de la entidad griega iba a estar francamente caro, Romay emprendió el retorno a casa y, con otro exdeportivista como José Ramón en el banquillo, el centrocampista gallego fue uno de los jugadores que se hartó de servir balones a un killer del área como Rubén Rivera durante la temporada 2009-2010.

En su primera temporada en la categoría de bronce del fútbol nacional, el club rondó durante todo el año los puestos de play-off que dan acceso a competir por el ascenso a Segunda División, aunque simplemente el hecho de sostener un nivel competitivo tan alto hasta el final del curso fue mucho más que meritorio. Dos años más tarde, concretamente en 2012, el Montañeros decide deshacer su primer equipo y enfocar su trabajo a consolidar sus categorías inferiores. Así fue como se gestó la llegada de Romay al filial del Deportivo. Rechazando ofertas de otros clubes como el Cerceda, el imaginativo futbolista malpicán emprendió un nuevo reto enrolándose en un Fabril que, bajo la dirección de José Luis Devesa, perseguía el ascenso a Segunda B.

Un paso atrás, pero para dar dos hacia adelante

A priori podría parecer que una vuelta a Tercera División sería perjudicial para su carrera, pero evidentemente no fue así. Ilusionado por vestir la zamarra del club del que, además, es aficionado, Romay fue un hombre clave durante la segunda vuelta de un campeonato que enfrentó a los fabrilistas a conjuntos temibles de la Tercera División gallega como el Rácing de Ferrol, el Compostela, el Pontevedra o el Celta B, lo que da una idea de la dificultad de la categoría. La marcha de Juan Carlos al Huesca en el mercado invernal facilitó su inclusión en un once del que ya no volvió a salir. El gran beneficiado fue Luis Fernández, que aprovechó la facilidad de Romay de buscar pases entre las líneas contrarias y de proteger el balón con una facilidad inusitada.

La conducción de balón, su santo y seña

Sin embargo, la característica que le define es una gran conducción del esférico, un hecho que, en parte, explica por qué Devesa lo posicionó a menudo como mediocentro en encuentros más cerrados que precisaban la inclusión de Sidibé o Adrián en el campo. Su salida de balón fue clave en partidos en los que Teles se ausentó por lesión o no participaba tanto en el juego. También llegó a ubicarse como extremo zurdo o falso nueve ocasionalmente, pese a que no es excesivamente rápido.

No obstante, su capacidad para sorprender al contrario y sus detalles técnicos llamaron la atención de Fernando Vázquez, y el técnico de Castrofeito no dudó en convocarlo para la pretemporada de Monforte tras su renovación por un año. Durante estas últimas semanas, el entrenador deportivista ha buscado limar dos de sus principales defectos: su tendencia a templar en exceso la pelota y ralentizar el juego, y su facilidad para desconectar en tareas defensivas, aspecto que ha mejorado ostensiblemente durante los encuentros veraniegos.

¿Futuro integrante del Deportivo?

La nueva normativa de la RFEF impediría que Romay, por edad, siguiese a caballo entre la primera y la segunda plantilla blanquiazul, por lo que sus opciones de ser importante en el equipo pasan por ganarse la confianza de Vázquez. El malpicán dio un paso de gigante al renovar su contrato pese a las dificultades económicas de la entidad, algo que puso de manifiesto su sentimiento hacia el club y su intención de enfrentarse a una prueba de primer nivel. Su trabajo durante la pretemporada ha sido ejemplar, por lo que habrá que ver próximamente si el cuerpo técnico confía en su capacidad de distribución de juego en la nueva andadura en la Liga Adelante. Talento tiene, y eso nunca sobra en el fútbol.