Humilde, trabajador, amable, entregado… muchos son los calificativos que podríamos utilizar para describir a Don Juan Carlos Valerón Santana y lo cierto es que, pocos jugadores han despertado tanta admiración y simpatía como “El Mago de Arguineguin”. El canario comenzó su carrera profesional en la UD Las Palmas, poco a poco fue despuntando de entre sus compañeros y en el año 1997 fue fichado por el RCD Mallorca, así comenzó su ascenso entre los distintos equipos de la élite de futbol español en los que ha jugado, tras una temporada en el equipo balear, el Atlético de Madrid se hizo con sus servicios, club en el que jugaría durante dos temporadas.

Sin embargo, uno ha sido el club de sus amores, del cual quedará vinculado para la posteridad, el Deportivo de La Coruña, allí vivió los mayores éxitos de su carrera pero también los peores momentos de su vida futbolística, durante trece temporadas. Desde que llegó al club gallego, levantó pasiones entre una afición, que se había acostumbrado al éxito. Fue así, como comenzó un idilio inédito y muy poco frecuente en el fútbol. Con el equipo coruñés ganó una Copa del Rey y dos Supercopas de España, los únicos títulos que ha cosechado este jugador extraordinario.

Fue durante esta etapa, la más larga y fructuosa de su carrera, cuando el canario se ganó poco a poco el cariño de todo el fútbol español, cada campo que visitaba, se ponía en pie para recibirlo, algo de lo que muy pocos jugadores pueden presumir, incluso la afición del eterno rival del Dépor, el Celta, mostraba sus respetos cada vez que el Flaco visitaba Balaidos.

Muchas son, las imágenes de Valerón, que han quedado grabadas en la memoria de miles de deportivistas, la celebración del Centenariazo,  la victoria en el Olímpico de Munich… Sin embargo, pocos momentos han despertado tanto emotismo y empatía, como el vivido el día en el que se consumó el descenso del que había sido durante años, el equipo del pueblo, aquel equipo capaz de plantar cara a los grandes defendiendo la dignidad de los pequeños, aquel modesto equipo que ocupó el corazón de Juan Carlos (permítanme, estimados lectores, tutearle) durante tantos años.

Al finalizar el encuentro contra el Valencia, se puso fin a 20 años ininterrumpidos en la máxima competición del Fútbol español, en aquel mismo instante, en el que Riazor enmudeció, como pocas veces recuerdo, Juan Carlos Valerón, estalló en lagrimas, en unas sinceras lagrimas, que me conmovieron de manera particular.

Tras el descenso, el Mago continuó en el equipo de su vida, volvió a ponerlo en Primera, tan solo un año después del descenso. Pero como muchos cuentos, éste no tuvo el final deseado, en su última temporada, no pudo evitar de nuevo el descenso del Deportivo y se marchó, mentalmente agotado, al equipo en el que comenzó su leyenda, la UD Las Palmas, el equipo que visitará Riazor el próximo domingo. El destino ha querido que el último ídolo blanquiazul, se reencuentre con Riazor, en el que será, el último partido de Lendoiro como presidente del Depor

Por todo lo que has hecho por este modesto equipo, que muchos llevamos en lo más profundo del corazón. el Deportivo, el Deportivismo y un humilde servidor, te decimos…. GRACIAS FLACO!!

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