Colista. Esta es la situación del Deportivo cuando se han disputado las primeras siete jornadas de campeonato. Con una pírrica victoria ante el Eibar, y un milagroso empate ante el Rayo el Dépor intenta subsistir en la disputada Liga BBVA.

Cuando las cosas no marchan por los cauces esperados se tiende a buscar culpables, alguien al que echarle la culpa, que se diría más coloquialmente. Desde Victor Fernández al palco, pasando por una plantilla que no está rindiendo al nivel de exigencia mínimo que se le tiene que pedir a unos futbolistas que compiten en una de las ligas más poderosas del panorama internacional.

¿Pero el problema es de los futbolistas, o de la dirección deportiva que ha afrontado esos fichajes? Como se suele decir el loco no es el culpable, sino el que le otorga el sable. Y actualmente el sable deportivista esta tan afilado como un cuchillo de plástico.

Fichajes que no dan la altura

Hasta 12 caras nuevas han llegado este mercado estival al club herculino. Algunas como Cuenca, Lucas Pérez o Fariña se antojaban como las bases del equipo en ataque, pero los problemas físicos de los tres han impedido observar su mejor versión hasta el momento. Tanto Cuenca como Fariña, viven de destellos de calidad, a la espera de que el físico les permita responder a las expectativas creadas; por su parte, Lucas Pérez aún no ha debutado en Liga. Los otras dos incorporaciones para la línea de mediapuntas eran: Cavaleiro, que a pesar de su velocidad, sigue sin poder encauzarla para producir algo en beneficio del equipo; y Salomao que se encuentra en el tramo final de su recuperación.

En la medular las llegadas de José Rodríguez y Medunjanin no han servido para tapar el agujero negro que tiene el club gallego en la sala de máquinas. El canterano blanco se ha mostrado como un auténtico pulmón, pero un pulmón que en el minuto 50 le empieza faltar el aire y deja espacios gigantescos en el centro del campo. Por su parte, Medunjanin ha dejado destellos de su gran calidad, pero su aportación defensiva ni se acerca a la de un mediocentro común. El bosnio defiende andando, lo que provoca que los de Victor Fernández siempre pierdan la batalla en la medular. Quizás la mediapunta sea su mejor lugar.

Ninguna de las doce caras nuevas ha podido convertirse en faro del equipo

En defensa Canella ha perdido la titularidad en detrimento de Luisinho, Juanfran llegó para el lateral, pero las bajas han obligado a recolocarlo en el puesto de interior. Mientras, Sidnei y Diakite, se empeñan en convertir al Deportivo en el equipo más goleado de la categoría. Por último, el fichaje estrella para la delantera fue Hélder Postiga, llegó de rebote a Coruña el 31 de agosto, y hasta el momento lo único que aporta es lucha y entrega, cuando el objetivo principal es que aportara goles y victorias.

Valorando los 12 fichajes ninguno ha rendido al nivel que se le presupone, quitando algunos partidos. Si de doce caras nuevas ninguna ha podido convertirse en faro de este equipo, el objetivo de la salvación empieza a teñirse de negro en el horizonte coruñés.

Un técnico perdido

Fútbol de toque y posesión era lo que prometía el maño cuando llegó a La Coruña. Pero lo más cerca que ha estado el Deportivo de este estilo de juego ha sido en las palabras que pronunciaba el técnico en sala de prensa. La idea principal del preparador blanquiazul pasaba por asociaciones cortas y una presión adelantada que complicara la salida de balón del rival, premisas que solo se pudieron observar en las dos primeras jornadas de Liga, eso sí, con el hándicap de un medio campo que en la segunda parte pegaba un gran bajón físico y una línea defensiva que perdía las marcas con demasiada facilidad.

Con el paso de las jornadas el Dépor ha ido perdiendo hasta el estilo, actualmente no sabe ni a lo que juega, convirtiendose en una caricatura de si mismo. En ataque es un equipo ramplón en el que cada jugador hace la guerra por su cuenta, en el medio, un equipo débil que convierte su sala de máquinas en una autopista hacía la portería de Germán Lux y la defensa se ha transformado en una línea endeble que es incapaz de mostrar un nivel acorde a la Primera División.

Con estos antecedentes el futuro de Victor Fernández en el banquillo de Riazor se antoja breve y reducido, sino es capaz de revertir la situación en los próximos encuentros. Los resultados están siendo malos, pero es quizás la sensación general de que el Deportivo es el peor equipo de Primera, no en futbolistas, pero si sobre el terreno de juego. Mientras, Fernando Vázquez ha recibido el premio a mejor entrenador de la temporada pasada, como dice el refrán: otro vendrá que bueno me hará…