Si algo deja a las claras la reciente victoria del Deportivo ante el Valencia es que no solo supuso tres puntos. El radical cambio de imagen que ofrecieron los de Víctor Fernández demostró una serie de factores y detalles, todos responsables en parte de esta gran reacción. A continuación, algunos de ellos.

Vuelta al planteamiento de la intensidad defensiva

Indudablemente, el factor más determinante del triunfo ante los chés fue el cambio de mentalidad en la zaga que tuvieron los de Víctor Fernández. Con las entradas de Pablo Insua y Juanfran Moreno por Lopo y Laure como únicas transformaciones de la línea de contención, el equipo herculino en su totalidad enseñó en Riazor una intensidad a la hora de defender muy solicitada a lo largo de la recién terminada racha de derrotas.

Y es que no solo Luisinho (que completó un encuentro excelente), Sidnei, Insua y Juanfran se dedicaron en cuerpo y alma a destruir las jugadas de ataque de los de Nuno: Wilk, e incluso Fariña y Medunjanin se encargaron de ayudar lo máximo posible a sus cuatro compañeros; sin olvidarse del trabajo de presión que en algunos momentos realizaban Cuenca y Cavaleiro, y más tarde Toché.

Desde luego, con esta concentración y ganas en la defensa se evitó una nueva actuación que rememorara partidos como los de Real Madrid y Sevilla, y sin duda alguna el conjunto del equipo lo notó.

El balón parado como nueva virtud

El Dépor ya lo ha demostrado en varios momentos de la temporada, pero ha sido en este partido cuando lo ha mostrado al cien por cien. El principal responsable de todo ello, la llegada de un auténtico tirador nato como Haris Medunjanin: un golazo de saque directo ante el Sevilla, un disparo al larguero que acabó en córner tras rebotar en Yoel, un primer gol que, aún siendo en propia, se originó en uno, habilidad en los penaltis...

Todo ello sumado a la grandísima sensación de peligro que genera el Dépor cada vez que el bosnio coloca el balón frente a sus botas crea un punto fuerte que los de Víctor Fernández deben aprovechar en próximos encuentros. Así, los saques de esquina, laterales y directos tienen que convertirse en una preocupación notable para cada rival que se enfrente al conjunto coruñés. Todo equipo en Primera debe saber explotar bien sus cualidades.

Ataque cambiante

Aunque la decisión principal (empujada por la lesión de Hélder Postiga) fue la alineación de Iván Cavaleiro, pudo verse a un Dépor con varios tipos diferentes de ataque en la primera y la segunda parte: un sistema de 4-4-2 liderado por el luso y Lucas Pérez con este último escorado a la izquierda, otro con tan solo Toché en punta de lanza... La positiva conclusión: todas funcionaron.

Durante los primeros cuarenta y cinco minutos, los de Víctor Fernández se mantuvieron en el campo sin la presencia de un nueve teórico que pudiera rematar centros de Lucas o Isaac Cuenca pero lo cierto es que no resultó ser un problema. La ventaja se veía claramente a la hora de comenzar contragolpes gracias a la velocidad del coruñés y de Cavaleiro, y como la mentalidad mostrada por el Dépor se basó en gran medida en ellos los resultados fueron optimistas. Aunque bien es cierto que los dos tantos que los blanquiazules anotaron en la primera mitad no fueron fruto directo de todo ello, sí que existió una generación constante de peligro cada vez que se desarrollaba un ataque. Por otra parte, la entrada de Toché por Cavaleiro junto a las de Juan Carlos y José Rodríguez transformó este ataque a una clase más orientada al pase y remate, aprovechando la mejor virtud del murciano. Con este estilo, al contrario que el primero, sí se recogieron frutos propios con el gol que anotó el delantero ex de Panathinaikos.

Pendiente de la evolución de Postiga, lo que sí demostró Víctor Fernández con sus cambios fue la continua reconstrucción que hizo de la parcela ofensiva, logrando abusar de los puntos débiles que el Valencia iba mostrando a lo largo del partido.

'Wilkilibrio'

Un espectador medio del Deportivo de La Coruña con una mínima idea de este deporte siempre verá como polos opuestos a un Dépor con Cezary Wilk y a otro sin él. Porque el trabajo físico y de contención que el polaco ex de Wisla Cracovia ofrece en mediocampo es digno de continua alabanza, y el choque del pasado fin de semana para nada fue una excepción.

Relegado a la suplencia por Víctor Fernández hasta esta jornada, en la que el aragonés decidió no alinear a Álex Bergantiños (principal razón de los pocos minutos del polaco), Wilk se encargó ante el Valencia de imponer un necesario equilibrio ataque-defensa en el centro del campo, encargándose él de la labor destructiva pura y dándole vía libre a Medunjanin para dedicarse a la creación. Y, desde luego, ese sacrificio e iniciativa por robar balones (y cuando era imposible, al menos intentarlo) se notó en el conjunto del equipo. Tanto Filipe Augusto como Dani Parejo y Carles Gil se encontraron con un muro defensivo que, potenciado por el rigor de la línea de cuatro zagueros, otorgó al Dépor una fortaleza defensiva de nivel.

No es Mauro Silva, no es Sergio Busquets; pero al Dépor un hombre-pulmón en labores de contención como es Cezary Wilk le viene como agua de mayo.

El paso hacia delante de Fabricio

Solicitado por un gran sector de la afición desde el comienzo de las malas actuaciones de Germán Lux, el canario dispuso finalmente de una oportunidad durante el partido del pasado domingo convirtiéndose en el pilar principal de la revolución efectuada por Víctor Fernández. Y desde luego supo muy bien cómo aprovecharla.

Aunque ciertamente no era el mejor momento para efectuar dicho cambio en la puerta debido al papel determinante del 'Poroto' para no caer por más goles en el Sánchez-Pizjuán, su éxito fue indudable. Fabricio mostró una seguridad y un saber estar dignos de la mejor Primera División: decisión a la hora de ir a por balones aéreos, autoridad... Y todo ello ante un rival de exigencia. Si hubiera que poner una sola pega a su actuación, sin embargo, sería la gran diferencia que existe en el juego de pies entre el canario y el de Carcarañá; pero afortunadamente para los intereses deportivistas no es un aspecto diferencial.

La duda ahora mismo es saber qué hará el preparador maño a partir del choque de Cornellà-El Prat. ¿Nueva titularidad para Fabricio u oportunidad de reinvindicación para Lux? He aquí una nueva prueba más de gestión de vestuario para Víctor Fernández, ya que se le presentan dos situaciones violentas: o bien comunicarle al exfabrilista su vuelta a la suplencia tras el buen papel en Riazor o hacerlo con el 'Poroto', imagen ejemplar de compromiso que ha esperado muchos años para poder tener una oportunidad como titular en Primera División. El próximo domingo a las 17h se desvelará la incógnita.