Parece lejano aquel Deportivo que cumplía en ataque pero hacía aguas en defensa. Los de Víctor Fernández tenían buenos números en la parcela ofensiva, pero contaba con la retaguardia más goleada del campeonato. Ante esta situación, llegó la reconversión y regeneración del Dépor, primero defender bien y ya se vería como se las arreglaban en ataque. Dicho y hecho, el Deportivo se ha convertido en un equipo más efectivo defensivamente, pero como si de una manta corta se tratase, el ataque ha quedado a la intemperie y ahora, es el factor que más preocupa en el seno de Abegondo.

El inicio de este desempeño defensivo tiene su origen en el partido del Valencia, menos distancia entre líneas y apoyo de los hombres de ataque en tareas defensivas. Con estos mimbres y con un cambio en la portería, el Deportivo ha virado su estilo hacía el de un equipo que aporta tranquilidad y serenidad en defensa. Uno de los factores ha sido la titularidad de Fabricio, el canario ha devuelto la paz a una portería que había sufrido demasiado en los guantes de Germán Lux. El hijo pródigo se ha ganado el ser titular a base de buenas actuaciones. Sobrio y con decisión en las salidas ha dejado la puerta a cero en tres ocasiones de los últimos cuatro encuentros ligueros.

Una defensa de Champions League

Este revestimiento de la línea defensiva ha colocado al Dépor en la Champions League de los equipos defensivos. Si se cogen como muestra los últimos cuatro partidos, solo el Athetic y el Celta han encajado menos que el club coruñés. Datos reveladores que marcan el camino de un equipo que parece haber encontrado el horizonte defensivo. Solo el Getafe ha sido capaz de batir a los herculinos en estas últimas semanas. Un gol con una pizca de suerte, y un despiste a la salida de los vestuarios, han impedido al Deportivo dejar invicta su portería en estas anteriores cuatro jornadas.

A pesar del optimismo que irradian estos números, la situación de la entidad coruñesa sigue siendo complicada, los de Víctor Fernández se encuentran a un solo puesto del descenso y parecen haber olvidado la forma de la portería contraria. Tan solo un gol en los últimos tres partidos, deja en evidencia a un Deportivo que con la implantación de este nuevo estilo ha sacrificado el ataque por la defensa. Es verdad que los números defensivos han sido buenos, pero no hay que olvidarse que lo más normal hubiera sido volver del Power8 Stadium con algún gol en contra.

En definitiva, el preparador maño ha dado con la tecla defensiva al situar a Fabricio en la titularidad. Con el canario la retaguardia coruñesa ha ganado en seguridad y empaque. Asimismo, Luisinho y Juanfran se han asentado en la titularidad, a pesar de que brillan más por su aportación ofensiva que defensiva. Sidnei se ha erguido como el central titular, mientras que Lopo e Insua se van rotando una titularidad a la que Diakite parece haber perdido la opción desde aquel partido ante el Real Madrid.

¿Y ahora a qué juegan?

La metamorfosis de estilo que ha dado este Deportivo en estos dos meses ha sido enorme, ya no en funciones tácticas, sino hasta en esquema y jugadores. Los cuatro laterales del día de Córdoba ponen de manifiesto el cambio de rumbo del preparador maño. Parece que el técnico blanquiazul se ha dado cuenta de que es imposible mantenerse en Primera, sin convertirse en un equipo sólido defensivamente. Para ello ha mudado el esquema al 4-4-2 y ha juntado la línea del mediocampo con la defensiva. Retoques que se pudieron percibir en Andalucía hasta la expulsión de Hélder Postiga. Un equipo más junto que espera al rival en campo propio y cuando tiene el balón opta por jugarlo y buscar salidas por banda.

Este es el enésimo giro de tuerca al dilema del estilo de juego. Parece que la defensa ya se ha parcheado y ahora funciona con total normalidad. Ahora, la avería se encuentra en un sistema ofensivo que se encuentra a la deriva. Ante este nuevo Deportivo, solo queda ver la puesta en escena en Riazor contra la Real Sociedad, en el coliseo blanquiazul se verá si por fin el Deportivo ha conseguido estilo propio, y sino es así, pues se conocerá la décima reinvención, aunque quizás no sea Víctor Fernández el maestro de ceremonias.