Isaac Cuenca es el hombre de moda en La Coruña. Desgraciadamente para los intereses deportivistas, el extremo catalán ha sembrado un debate en la ciudad herculina a raíz de su controvertida actuación en el Ciutat De València ante el Levante. El de Reus compareció el pasado martes en rueda de prensa y abrió una puerta a su continuación en la entidad coruñesa de cara a la próxima campaña.

En pleno del mercado de fichajes de invierno, y tras la incorporación de Saúl García como nuevo integrante deportivista para la temporada 2015/16, el Dépor ya se encuentra moviendo ficha con miras a presentar un equipo competitivo el próximo año. Y Cuenca es uno de los llamados a poder prolongar su estancia en La Coruña. 

Por esto, desde la Redacción de Dépor VAVEL os trasladamos una pregunta: ¿A día de hoy, renovarías a Isaac Cuenca como jugador del Deportivo de La Coruña? Para ello, Álex Varela y Rubén Suárez comparten su visión acerca del papel actual del jugador tarraconense.

SÍ, hay que renovar a Cuenca, por Álex Varela

Aunque en este mercado de invierno se esté moviendo de forma positiva, el Dépor no puede permitirse dejar pasar la oportunidad de renovar a un jugador de la talla de Isaac Cuenca, que a pesar de sufrir un innegable decaimiento de forma durante esta primera vuelta de competición tiene nivel de sobra para una Primera División cuyo nivel medio en la 'zona terrenal' tiende a la baja a medida que pasan los años.

Además, no se debe olvidar que estos buenos movimientos continúan supeditados a la política de gastar muy poco o nada en traspasos, por lo que el mantener a cualquier jugador es importante entre otras cosas para evitar situaciones de plantillas incompletas con la liga ya empezada como ha ocurrido en los dos últimos años. Por otra parte, atar por más tiempo a jugadores ya habituados al Dépor puede resultar positivo en el sentido de que será menor el número de hombres recién llegados, provocando así la atenuación de la incómoda situación de tener que gastar entrenamientos para encontrar la forma de jugar ideal y los hombres adecuados para realizarla como ha ocurrido este año.

En definitiva, y aunque el ex del Barcelona esté pasando por esta mala racha, el anuncio de su renovación sería una buena noticia, que tal vez motive al jugador por todo lo que eso conlleva.

NO, no hay que renovar a Cuenca, por Rubén Suárez 

Isaac Cuenca se ha convertido desde la pasada jornada, con el encuentro ante el Levante, objeto de crítica para un sector de la afición deportivista. A pesar de que el de Reus muestre indicios de fidelidad hacia la entidad coruñesa con unas declaraciones que lanzan un guiño a la continuidad en el club coruñés, es manifiesto que Cuenca no está pasando por un momento digno de mención en La Coruña.

Acogido con los brazos abiertos a su llegada a la ciudad herculina el pasado verano, el extremo tarraconense no ha sido capaz de destaparse como uno de los pesos pesados para Víctor Fernández. Aunque Cuenca muestre aptitudes innatas propias de un jugador determinante, su facilidad para diluirse de los encuentros, su exceso de individualismo y una serie de malas decisiones le han relegado a no ser habitualmente de la partida en este Deportivo. Incluso a no gozar de la confianza del sector más crítico de Riazor.

A simple vista podría parecer un ensañamiento injustificado y elevado a mayores por una acción en concreto del encuentro ante el Levante. Acción que, a la postre, quizás hubiera significado la victoria del Deportivo (o no). Lo que sí es de manifiesto es que si el de Reus continúa su cruzada por demostrar a los presentes que podría haber encajado en aquel Barcelona del tiki-taka y se desmarca del trabajo en equipo, un futuro poco halagüeño le espera a Cuenca en el club herculino.

En este sentido, a mi juicio no sería recomendable lanzarse a atar para la siguiente campaña al extremo catalán de no ver una mejoría en su labor grupal para con el equipo, lejos de la satisfacción y éxito individual. No obstante, no cabe duda de que Cuenca peleará por acallar las voces que ahora le sacrifican para convertirlas en aplausos. Entonar el "todos para uno y uno para todos".