Una semana, siete días de preguntas. "¿Lograremos hacer algo? ¿Daremos la talla? ¿Qué debemos hacer para contrarrestarles?". Suele ocurrir siempre que un equipo se enfrenta al Real Madrid o al Barcelona, dos escalones absolutamente superiores en el fútbol cada vez más bipartidista de este país; que en Riazor dejó por el camino de los muertos en combate a un Deportivo de La Coruña cuyo planteamiento no consiguió apretar en ningún momento a un Barça insultantemente mejor, bien planteado y con la posibilidad de contar con probablemente el mayor genio de la historia de este deporte.

De todas maneras los noventa minutos obligaron a los de Víctor Fernández a mostrar una imagen que en algunos momentos dejó conclusiones interesantes y bastante salientables. A continuación, lo más destacado de los blanquiazules en un día en el que solo se podía conseguir salvar la dignidad.

¿La evolución definitiva de la segunda línea?

Con toda seguridad, la mejor de las escasas alegrías que recibió el espectador en Riazor fue la segunda vuelta a los terrenos de juego de un Lucas Pérez que apura los últimos cartuchos para volver de forma final a la dinámica normal de un equipo que le necesita. A falta de su puesta en forma, el regreso del coruñés abre una opción más para una segunda línea de ataque que con el paso de los partidos oposita seriamente a zona con más calidad del equipo.

La positiva evolución de rendimiento de Iván Cavaleiro es uno de los argumentos que apoya esta teoría. El portugués, que comenzó su cesión sin pena ni gloria, se está convirtiendo (si no lo es ya) en un fijo de todas las alineaciones gracias a la velocidad y técnica que le permiten crear problemas con facilidad a los defensas rivales, como se vio contra el Getafe, Athletic y el mismo Barça, por ejemplo. Dani Alves aún está preguntándose quién era ese chico que le convirtió por unos segundos en el objeto de las risas de Riazor.

La titularidad (si las lesiones lo permiten) de un tridente formado por Lucas, Fariña y Cavaleiro desde luego sería un salto de calidad importante dentro del nivel medio exigible para un conjunto con el objetivo de la permanencia en Primera; grupo de jugadores que de momento tan solo se vio a máximas facultades en el famoso partido ante el Valencia (la primera de las tres bolas de partido salvadas de Víctor Fernández). Además, suplencias como las del de momento convaleciente Salomão, Isaac Cuenca y el recién llegado Hélder Costa supondrán una competencia curiosa dentro de la zona que muy probablemente repercutirá en la motivación de todos para ganarse el puesto.

Viejos amigos, viejo rendimiento

Era la primera vez que se enfrentaba al Barcelona en la Liga tras abandonar su disciplina durante el pasado mercado de verano, pero si se esperaba algún tipo de motivación diferencial por este aspecto todo resultó en un más de lo mismo que siguió desesperando a los presentes en Riazor. Es innegable que el domingo Isaac Cuenca se mostró un poco más generoso en el juego (aunque no era complicado), soltando la pelota en acciones que el día del Levante habría empezado y acabado él, pero la falta un día más de la chispa que prometía su llegada no hace sino continuar bajando las expectativas de su cada vez más discutida incorporación.

Ahora la pregunta es si la vuelta de Luis Fariña, el regreso a priori definitivo de Lucas Pérez o la llegada de Hélder Costa terminarán de mandar al ostracismo a un jugador que a pesar de comenzar bien el curso se dejó llevar hasta el punto de pasar más tiempo en el banco de suplentes que en los onces iniciales, para solo participar como plan principal en caso de lesión de alguno de sus competidores en la posición. Pero no es la primera vez que en estos artículos se repite la frase "está en su mano revertir su propia debacle" o variantes, principalmente porque continúa siendo así. El extremo de todavía 23 primaveras todavía tiene mucho tiempo y oportunidades no ya para superar el nivel mostrado en su etapa del Barcelona de Guardiola, pero sí para justificar su paso temporal en aquel gran equipo; sin embargo las que tiene en el Deportivo son desaprovechadas semana sí y semana también para disgusto de la afición que tanto se ilusionó con él.

El cuarto delantero

Cualquier persona con ojos plenamente funcionales se habrá dado cuenta de la tendencia de Sidnei a unirse al ataque siempre que le es posible. Ante el Barcelona, sin embargo, el brasileño decidió subir el nivel hasta el punto de ser ovacionado por el Estadio de Riazor por dos acciones concretas de valentía y ganas de aportar que irónicamente resultaron ser las de más peligro por parte del Dépor en toda la segunda parte y probablemente en la totalidad del encuentro. La particularidad del asunto es la gran capacidad de elección del central en lo referente a cuándo realizar estas jugadas y cuándo quedarse en la línea de zagueros esperando las ofensivas rivales.

Lo cierto es que. a pesar de dejar de ver a Iván Cavaleiro tras el descanso por su lesión, el respetable presente el domingo en Riazor pudo ver a dos señores de piel morena haciendo desbordes por la banda: al de nacionalidad portuguesa en la primera parte y al central cedido por el Benfica en la segunda. Ni falta hace decir que si su capacidad para distinguir los momentos continúa en funcionamiento sus internadas constituirán una gran ayuda para unos delanteros cada vez más desacertados de cara a portería.

Un mes clave

Pero desde el mismo día siguiente posterior a este partido, las excusas de rivales de nivel superior ya son historia. Son tres los choques seguidos que disputará el Dépor ante rivales 'de su Liga', tres equipos contra los que la victoria debe ser más que un premio una obligación. Granada, Rayo y Eibar esperan, y el primero y el último lo harán en el Estadio de Riazor.

El Granada es ese primer escollo para ganar, y con Joaquín Caparrós recientemente destituido visitará A Coruña como colista con 14 puntos y a tres de la salvación para procurar recuperar algo de aire en su lucha por quedarse en Primera División. Pero no es solo la situación en la tabla de los andaluces, sino que la falta de gol (11 dianas en toda la primera vuelta) es un mal que los de Víctor Fernández deben aprovechar para, de momento, finiquitar el planteamiento defensivo del encuentro. Por otra parte, la visita a Vallecas y la llegada del Eibar supondrán retos algo más exigentes; sobre todo la de los vascos, grandes revelaciones de esta competición.

Para ello, el Dépor espera contar con sus máximos exponentes de cada línea. Fabricio Agosto en la portería, el anteriormente mencionado Sidnei en la zaga, Celso Borges y Juan Domínguez en el centro del campo y Lucas Pérez, Cavaleiro y Oriol Riera en la punta del ataque deben ser las figuras más importantes del equipo en sus respectivas zonas y mostrar el rendimiento suficiente como para mejorar la actuación del equipo en la primera vuelta, ya que a pesar de acabar esta primera mitad de Liga fuera de puestos de descenso algunas imágenes durante su transcurso fueron más que desesperanzadoras.