Fue hace tan poco cuando todo lo relacionado con el devenir competitivo del Deportivo solo estaba rodeado de pesimismo y penurias que este repentino cambio resulta digno de estudio. Es lo que provoca conseguir dos victorias consecutivas, logro que añadiendo la extrema igualdad de la Liga en su parte baja acentúa la tranquilidad y la distancia con los puestos de descenso. Y es que además de ganar, los de Víctor Fernández mostraron una versión superlativa de juego, borrachos de autoridad y pacientes con los goles que, por partida doble, acabaron subiendo en el electrónico de Riazor. Pero, aparte de todo este buen sabor de boca, ¿qué conclusiones deja la victoria ante el Eibar?

La positiva e inesperada explosión de Bergantiños

Siempre ha sido blanco de críticas y protagonista de innumerables discusiones, pero el último mes del de la Sagrada está dejando sin argumentos a sus detractores y a los que no se explicaban por qué era titular en lugar de Cezary Wilk. Contra el Eibar, Bergantiños parecía un ser omnipresente que además consiguió aportar en lo que nunca suele destacar: la creación de juego, y sumándolo a las ganas y el sacrificio que siempre muestra cuando está en el césped le hicieron jugar probablemente el mejor partido en los cuatro años que lleva consolidado en la primera plantilla del Deportivo.

Ha logrado callar la grandísima parte de los murmullos que sonaban cuando tenía el balón gracias a su mejoría en ese aspecto del juego, ha pasado de un papel complementario en los onces a otro vital... Desde luego, Álex ha sufrido (o en este caso todo lo contrario) un cambio radical en su situación gracias a este gran mes, todo por méritos propios y quitándole el sitio en uno de los puestos del centro del campo a los a priori titulares Juan Domínguez y Haris Medunjanin, tarea que a principio de año parecía tener una dificultad inalcanzable.

Autoridad, al fin

Fueron muchas las palabras dedicadas en los últimos meses a 'los rivales de nuestra misma Liga', como dijo Víctor Fernández en varias ruedas de prensa, pero hasta el viernes nunca se había visto superioridad neta y productiva frente a uno de ellos. Ante los eibarreses el Dépor demostró un potencial más que suficiente para conseguir la permanencia en Primera, con posesión de balón, jugadas elaboradas, ataques continuos, seriedad defensiva... Completando con toda seguridad el mejor partido de todo lo que va de temporada, incluso más que el del día del Valencia.

Cada uno de los once jugadores aportó el grano de arena necesario para que tan efectiva actuación fuera posible: un Fabricio siempre seguro, una defensa que supo neutralizar por completo a los peligrosos Piovaccari y Ander Capa, un centro del campo poderoso, un ataque que a pesar de no encontrar el gol en la figura de Oriol Riera siempre permaneció insistente y trabajador... Todos estos factores consiguieron encender la chispa de optimismo de los presentes, esa que hasta hace poco estaba totalmente cubierta de negativismo. Costó una vuelta y poco más, pero Riazor vio al fin a un Dépor consciente de su superioridad y conocedor de cómo aprovecharla.

Un debut, una reinvindicación y un pendiente

Además de una victoria cómoda y reconfortante Riazor también pudo presenciar un estreno y una vuelta, personificados por Hélder Costa y Pablo Insua respectivamente. El portugués, que sustituyó a Isaac Cuenca en el ecuador de la segunda parte, solo tardó dos minutos en enseñarle a los presentes su mayor virtud: la velocidad. De todas maneras, Costa también sufrió en algunos momentos con acciones en las que manifestó nerviosismo con el balón.

Otro de los jugadores marcados con lupa fue Insua, que volvió a la titularidad debido a la lesión de Sidnei con un éxito rotundo. El canterano no pecó de ansiedad en ningún momento, y a pesar de encontrarse en una situación de presión supo comportarse. Junto a Lopo creó dificultades enormes a los atacantes eibarreses, y sumando los trabajos en zaga de Juanfran y Luisinho completaron una defensa de gran nivel durante los noventa minutos.

Hubo un debut y pudieron haber sido dos, pero esta vez el recién llegado Borja López no dispuso de oportunidades. El cedido por el Monaco, de momento con un claro rol de cuarto central, cumplió las palabras de Víctor Fernández en la rueda de prensa anterior al encuentro, en las que casi descartaba una posible participación del asturiano. De todas maneras, la gran cantidad de partidos restantes casi le aseguran la oportunidad de enfundarse la blanquiazul en un futuro. Se verá.

Garantía doble

Cuando hace aproximadamente un mes Luisinho y Juanfran comenzaron a mostrar un nivel superior a sus estándares, el miedo de que fuera producto de la casualidad impedía cualquier tipo de análisis de seguridad. Sin embargo, el partido del viernes ha servido entre otras cosas para confirmarlo: el portugués y el madrileño son ahora mismo una parte esencial en el trabajo de bandas del Deportivo, en defensa y en ataque respectivamente.

Destacado como miembro de los jugadores más competentes de la etapa de Segunda, una de las dudas de la temporada consistía en si la capacidad de Luisinho sería suficiente para la categoría de oro; y a pesar de completar algún partido gris al principio de curso su progresión y adaptación a Primera es innegable. Su trabajo en la zaga, punto débil del año pasado, ha mejorado con creces hasta el punto de convertirse en un escollo complicado de superar para los rivales. Costó años encontrarlo, pero parece que al fin ha aparecido un sustituto digno de Filipe Luis.

Además, el golpe en la mesa que ha dado Juanfran Moreno tras las pocas expectativas que el deportivismo puso sobre él le ha servido para trabajar sin presión, logrando el objetivo de pasar de un papel más que suplente a uno absolutamente protagonista. Una de las razones de más peso: su gran aporte ofensivamente hablando, y complementando de esta manera las labores de su compañero del carril zurdo. Por otra parte, la cada vez más considerable estima que la afición tiene en su figura (entre otras cosas por manifestar su deseo de continuar en A Coruña el año próximo) le convierte en uno de los activos más importantes del Dépor.

La importancia del margen de acción

Si ha existido un elemento común con el que el Dépor ha vivido durante todos los partidos de la temporada, ese es la ansiedad por ganar sí o sí, dada la peligrosa cercanía con el descenso. Tras los dos triunfos consecutivos este aspecto desaparece, aportando una tranquilidad importante a la hora de afrontar el resto de partidos; esto es, disminuir la presión y disputar los noventa minutos de juego con algo más de paciencia evitando decisiones desesperadas.

Tras esta jornada, el mínimo de ventaja con la que saldrán los de Víctor Fernández será de cinco puntos (ya que aún falta el Elche por jugar), ampliable a seis, un margen que hace dos meses ni se imaginaba. Esta mejora de rendimiento es sin duda el aliciente más poderoso para que el optimismo aparezca dentro de una afición que llegó a tocar lo más hondo de la tristeza y la depresión. Todo esto no significa que el Deportivo deba relajarse en exceso, como avisó esta semana pasada Oriol Riera, pero sí para ver sus próximos partidos desde otro punto de vista diferente.