Acabó la jornada con un punto más de ventaja con el descenso, pero las sensaciones en el deportivismo vuelven a ser más agrias que dulces. El mundo del blanco y el azul ha vuelto a experimentar por enésima vez el ya familiar postpartido con el "y si" como expresión más repetida, impulsada sobre todo por las grandes posibilidades que tuvo el Deportivo para aumentar el botín en dos puntos. Ante el Almería los de Víctor Fernández volvieron a pecar de inocencia y falta de capacidad frente a la portería, un aspecto que si no fuera porque no es la primera vez que pasa no merecería mayor atención. El caso es que, para desgracia de los coruñeses, ocurre todo lo contrario.

Las preguntas que ahora mismo se plantea la afición, una vez más, son claras: ¿echará de menos el Dépor esta no victoria "allá por el mes de mayo", como diría aquel? ¿Cuál es la solución a la escaseza de goles, intensificada en el último mes y sufrida en otros tramos de la temporada? Por añadido, ¿qué otras conclusiones dejó el empate a cero del sábado en el Estadio de los Juegos Mediterráneos?

¿Gol?

Si hay una cosa en la que todo el deportivismo está de acuerdo es que el Dépor no es precisamente novato en esto de desechar ocasiones. Sin embargo, el pasado sábado en Almería los herculinos pasaron al siguiente nivel de la no efectividad. Fueron nada menos que 25 disparos en los noventa minutos (17 en la primera parte) las credenciales de los de Víctor Fernández para lograr El Tan Ansiado Gol, todas con dos resultados diferentes: o con el balón despejado por Julián Cuesta o fuera de su portería. El espectador medio con el blanco y azul como colores, desde luego, tuvo razones para desesperarse. Y muchas. Concretamente 15 que fueron a puerta y 10 que no.

Isaac Cuenca, Lucas Pérez, José Rodríguez y el ultimamente cuestionado Oriol Riera procuraron de todas las maneras imaginables subir el '1' al marcador del Estadio de los Juegos Mediterráneos, pero la incapacidad para hacerlo fue exagerada, al igual que para cortar la racha de ya tres partidos sin anotar de los deportivistas en la Liga BBVA. ¿Cuál es la solución, pues? ¿Colocar un segundo delantero? ¿Dedicar entrenamientos exclusivamente al tiro a puerta? ¿Poner una diana en la portería? Sea como sea el Dépor necesita gol, y lo necesita ya, porque que esta falta de habilidad frente a la portería no puede ser la tónica general de un equipo que pretende permanecer en Primera División.

Otra vez

Sin embargo, la habilidad que sí parece tener el Dépor es la de desaprovechar jornadas en las que podía haberse acercado mucho más a la permanencia. En el Estadio de los Juegos Mediterráneos los blanquiazules acusaron la ya nombrada falta de gol y dejaron escapar vivo a un Almería que sufrió la expulsión de su mejor hombre ofensivo, Thievy Bifouma, cuando todavía quedaban muchos minutos de juego. Aún así, Víctor Fernández y sus jugadores no fueron capaces de aprovechar la obligación de los almerienses por reducir sus ataques a pesar de plantarse en el campo con una intensidad mayor de medio campo hacia arriba en la que prácticamente acorralaron al equipo de Juan Ignacio Martínez, pero sin productividad.

En el tiempo de descanso ya circulaba un comentario casi unificado del partido: "me recuerda mucho al del Levante". Y no faltaba razón. En tierras andaluzas el Dépor calcó lo que había hecho en el Ciutat de Valencia, dominando en el sector de las ocasiones pero sin acabar de materializar el ansiado gol que aferrara los tres puntos; y a la vez también llevó a la mente aquel partido frente al Granada en Riazor en el que tras una remontada no se logró aguantar la victoria y una falta de concentración defensiva restó dos puntos de las arcas coruñesas. El Dépor está abonado al sufrimiento y a la complicación de la vida.

Si pasa una vez puede que sea mala suerte, como se debatió tras el choque ante el Levante; si pasan dos puedes aceptarlo, aunque a regañadientes; pero cuando ya es la tercera vez que se deja pasar una oportunidad tan manifiesta de descolgarse de la zona de descenso la preocupación por evitar un cuarto capítulo debe convertirse en una nueva tanda de deberes para Víctor Fernández, su cuerpo técnico y sus muchachos. Desde luego, un equipo que debe permanecer en Primera para sobrevivir no puede permitirse estos lujos.

Flor de muchos días

Sus titularidades comenzaron siendo tomadas a broma y a la vez recibidas con incomprensibilidad debido a los buenos partidos que estaba protagonizando Cezary Wilk, pero Álex Bergantiños ha logrado demostrar a cada semana que transcurre que a pesar de no ser un jugador especialmente dotado de técnica sabe utilizar bien sus virtudes para hacer un buen papel. Ante el Almería el de la Sagrada fue una vez más el hombre incansable y perseguidor, incluso atreviéndose con pases clave (por ejemplo, el que le dio de exterior a Lucas Pérez en la primera parte) y algún tiro a puerta (como el que realizó desde la frontal del área en un lance del choque). Aunque todavía no sea del agrado de la totalidad de la afición, es innegable que ha conseguido acallar una cantidad considerable de murmullos a base de trabajo puro.

Para más inri, el canterano ha sabido aprovechar de forma ideal los altibajos de forma de Haris Medunjanin y Juan Domínguez, los dos presumibles titulares del principio de temporada, para asentarse en los onces de Víctor Fernández y a la vez formar parte de una pareja de mediocentros, junto a Celso Borges, que muy pocos deportivistas se habrían imaginado durante los meses de julio y agosto. Fue tras años de 'buscarse la vida', como se suele decir, e irse fuera de A Coruña tras su paso por el Fabril, pero parece que Bergantiños ha logrado ser uno de los hombres fijos del Deportivo en Primera División de una vez por todas, estatus que desde luego mantendrá si continúa protagonizando esta regularidad.