Nada se le puede reprochar a una afición que en Riazor siempre ha respondido y siempre a tirado del equipo en los momentos malos. Hace sólo unas horas se vivía en Córdoba un final de partido muy incómodo para la propia plantilla andaluza tras perder en los últimos cinco minutos el partido frente al Getafe.

Lo que sucedió el pasado lunes en el Nuevo Arcángel pudo haber pasado en Riazor en multitud de ocasiones durante estos tres últimos años y sin embargo los jugadores blanquiazules sólo han tenido muestras de afecto y apoyo. Pero todo tiene un límite.

Otro Riazor frente a Celta y Sevilla

“Esto no hay quien lo remonte”,” otro año igual” o  “para esto me hubiese quedado en casa” son muchas de las frases que se  han podido escuchar en Riazor en los dos últimos partidos. El ambiente que se generaba en anteriores temporadas en Riazor ante partidos importantes aún no ha aparecido este año y nada hace pensar que pueda darse de nuevo a corto plazo.

A pesar del lleno frente al Celta de Vigo el estadio transmite excepticismo, dudas y falta de confianza. Del “Si se puede” cantado desde el convencimiento años atrás se ha pasado a un run run continuo con una visión pesimista en la que el vaso siempre se ve medio vacío.

En cuanto a la plantilla y cuerpo técnico las palabras y buenos propósitos se tienen que convertir en hechos y actitudes. La afición ya tiene asumido que en cuanto a aptitud, el nivel futbolístico es el que es, pero lo que es innegociable es el compromiso y la intensidad.

En  los próximos partidos el primer gol que metía la afición herculina al recibir al equipo  en la ‘puerta O’ tendrá que meterlo el equipo, serán ellos los que tengan que levantar de los asientos a la grada y no al revés y desde el banquillo, la complacencia tendrá que tornarse en propósito de cambio y exigencia máxima a cada integrante de la plantilla.

El Deportivo de la Coruña se juega mucho y sólo los futbolistas podrán salir de esta situación. La afición herculina a pesar de los dos descensos deportivos ha continuado en primera y este año tampoco lo hará. Ha llegado el turno que sean los profesionales del fútbol los que canten el “Si se puede” y no al revés.