El bosnio arremetió en rueda de prensa contra su ex-técnico. Fue una demostración de intenciones. Era factible pensar que el mediocentro se había revelado, quería coger la batuta del equipo y desatar su juego. Nada más lejos de la realidad. Como dice el refrán: las palabras se demuestran con hechos, y si se tienen en cuenta los hechos del internacional bosnio el pasado sábado, mejor le hubiese sido estarse callado.

Flojo en defensa y sin ideas en ataque

Defendió ante los medios qué el nuevo técnico "tiene un plan, ensaya las jugadas a balón parado y cada jugador sabe lo que tiene que hacer". Pero frente al Atlético Haris no dio sensación de saber lo que tenía que hacer ni en el centro del campo ni en las jugadas de estrategia. Para un equipo como el Dépor, las jugadas de estrategia deberían de ser fundamentales y prácticamente no se han aprovechado en lo que va de campeonato.

Le había ganado la titularidad a su compañero Juan Domínguez ante la baja de Celso Borges. Pero demostró más el de Pontedeume en el tiempo que estuvo en el campo que Medunjanin en todo el partido.

Las jugadas a balón parado se suponía que eran su fuerte. Cuándo fichó por el Dépor todo el mundo destacaba su gran golpeo con pierna izquierda. "Tiene un guante en el pie" decían algunos, pero aún no lo ha demostrado en las 32 jornadas que se han disputado. 

Graves pérdidas de balón

Los mediocentros deben de ejercer la función de dar fluidez al juego y frenar los ataques de los rivales. Pero últimamente en el Deportivo de La Coruña no se da ni una ni la otra. Y si por encima juegas frente a un equipo como el Atlético de Madrid, que presiona en todo el campo, es importante estar atento y volcar el juego por las bandas. Haris se encontró con una gran presión y no fue capaz de repartir el juego. Lo que provocó graves pérdidas que pudieron dar más de un disgusto a su equipo y a su afición.

La falta de fluidez en el centro del campo impide que el balón avance y en la mayoría de posesiones el esférico llega a Fabricio, que no puede hacer otra cosa que rifarlo. Las posesiones suelen ser largas, pero casi todas acaban igual, no provocan prácticamente incidencia en el juego ofensivo del equipo coruñés.

Tan sólo jugadas aisladas como la de Sidnei llevan peligro y permiten crear ocasiones. Y eso es culpa de la falta de imprimir criterio y velocidad a los pases, una función que se le exige a Haris Medunjanin. El tiempo se agota y si quiere demostrar porqué se le fichó es hora de dar un paso al frente, de coger las riendas del equipo y ayudar a mantener al Deportivo en la Liga BBVA.