Algunas veces, el hecho de ser futbolista profesional hace olvidar a la gente de a pie un estatus tan básico como es el ser una persona como otra cualquiera. Dejar a un lado que los peloteros son hombres ajenos a los problemas terrenales, habitantes de una burbuja irrompible a prueba de explosiones. De vez en cuando ocurren cosas que tiran por tierra este pensamiento. Jonás Gutiérrez fue protagonista de ello desde 2013, ya no por hacer un regate de fantasía, ni por marcar un gol espectacular, ni siquiera por algo tan simple como saltar al campo en un partido.

El Galgo”, como así se le llama, a diferencia de los deportivistas, tiene el día 19 de mayo marcado en la sangre no por haber logrado un título de Liga, sino por ser la fecha de 2013 que le obligó a dejar a un lado el deporte de la pelota para meter un gol muy diferente. La portería esta vez era otra: el cáncer. Por aquel entonces militante en el Newcastle, Jonás empezó una nueva carrera que le convertiría en un modelo a seguir no solo para los niños que quieren ser futbolistas, sino para todos.

Antes de darse cuenta del primer día del resto de su vida, el Galgo ya había logrado cosas que cualquier aficionado al fútbol solo puede soñar: debutar en la liga española, en la Premier, e incluso jugar un Mundial con la selección argentina. Su etapa en el Newcastle, no precisamente corta, permitió a Jonás hacerse un hueco entre los jugadores más valorados; hasta que en un partido frente al Arsenal y concretamente en un choque contra Bacary Sagna comenzó a sentir dolores que no cesaban. Poco tiempo más tarde, el cáncer ya estaba diagnosticado.

Lejos de acobardarse y someterse al miedo, el Galgo afrontó su problema con la mayor naturalidad posible. Más de una y más de dos fueron las entrevistas que dedicó durante y después de recibir tratamiento de quimioterapia. Él mismo explica el por qué de sus apariciones: “Puede que contando estas cosas ayude a la gente a luchar, a hacerles darse cuenta de que estas piedras en el camino son pasables. Y que se sale mucho más fuerte. Luchar contra un cáncer hace que el resto de los problemas sean insignificantes”.

Jonás Gutiérrez viene ahora a Coruña para retomar su profesión al máximo, a olvidarse de una vez por todas de su enfermedad y lo más importante de todo, a disfrutar del fútbol y de la vida. Que solo hay una, y hay que cuidarla. Así que Galgo, seguila tocando.

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