El objetivo marcado el pasado verano fue lograr mantenerse un año más en la máxima categoría del fútbol español, pero el potencial de este Dépor ha superado las expectativas. Dos derrotas doce jornadas después y un juego más que convincente en relación con el nivel de la plantilla invitan al aficionado mínimamente ilusionable a pensar en más de una ocasión lo inevitable: quedarse en Primera, sí, pero viendo la buena dinámica del equipo y el gran trabajo de Víctor y su cuerpo técnico, ¿sería factible luchar por entrar en puestos europeos una vez lograda la misión principal, en caso de hacerlo? Sergio Romero y Bruno Pardo, redactores de Dépor Vavel, debaten sobre ello.

Europa es posible, por Bruno Pardo

Tras varios años de inestabilidad económica y deportiva, con dos descensos consecutivos y un saco de deudas, en A Coruña por fin se respira tranquilidad. El Deportivo ha comenzado esta temporada de manera fastuosa. En 12 jornadas tan solo ha cosechado dos derrotas. Estos números lo colocan con 18 puntos en la octava posición de la tabla, muy lejos de las posiciones de descenso que ha frecuentado los últimos años

Es cierto que el objetivo de la temporada sigue siendo el mismo, salvarse cuanto antes, pero a la gente le gusta soñar. Más aún cuando los sueños pueden hacerse realidad. Observando el juego del equipo, puede verse un Dépor sólido atrás que sabe salir rápido al ataque, siempre comandado por el coruñés Lucas Pérez. Él y sus ocho goles tienen la culpa de que el deportivismo haya cambiado las pesadillas por los sueños. 

Ganando al Celta, un equipo que está en puestos Champions, y superándolo con claridad durante la totalidad del encuentro, se demuestra que el equipo herculino puede plantar cara a cualquier equipo. Esto, sumado al apoyo de la afición, hace que soñar con algo más que salvarse pueda convertirse en realidad dentro de unos meses.

Pies en la tierra, por Sergio Romero

Vítores de júbilo, sensaciones olvidadas y un sentimiento de orgullo propio llenaban  la atmósfera del viejo Riazor en la noche del sábado. El partido sorprendió a propios y a extraños, con un once que pocos o ninguno habían pronósticado para el partido más importante del año, pero que dio el resultado con el que todos soñaban. El Dépor realizó un recital táctico y, con las ideas muy claras, no dejó opción a un Celta que apenas inquietó a Lux durante todo el encuentro, exceptuando el penalti que, cierto es, lo podía haber cambiado todo. El equipo revelación de la liga, el que endosó un 4-1 al Barça, vivió en Riazor una pesadilla gracias a un Víctor que realizó un planteamiento excepcional con la ayuda de un equipo entregado que no dejó de correr durante los noventa minutos.

A Coruña vive días felices, el equipo es sólido, con el mejor entrador que ha pasado por Abegondo en la última década y con una plantilla de calidad y diversidad que difícilmente pueda ser recordada por los más jóvenes deportivistas. Bien, el equipo es octavo y la situación es óptima, pero no se debe caer en la tranquilidad, en el sentimiento de Europa como objetivo, de que la salvación está hecha. No se debe caer en errores pasados, creerse rival de Valencia o Villarreal, de Sevilla o Athletic, se debe ser consciente de que el objetivo es la salvación, de consolidarse, lograr un bloque, ganar a Levante y Granada. Dejemos trabajar y los resultados llegarán solos. Aunque soñar, insisto, es gratis.