Disputadas 13 jornadas de la Liga BBVA, el Deportivo saca pecho en la quinta plaza, no sin cierto vértigo, típico de los que no acostumbran a rondar tan elevadas alturas en la tabla clasificatoria. Con la mitad de los puntos que presumiblemente necesitará para salvar la categoría, la plantilla entrenada por Víctor Sánchez del Amo sólo ha perdido hasta la fecha dos encuentros -ante Málaga y Sporting de Gijón-, habiendo encajado 13 tantos -uno más que el Barcelona-. Transcurrido el primer tercio liguero, al Dépor se le presenta un nuevo reto: la Copa del Rey. Un campeonato venido a menos reservado a los grandes del fútbol español y ante el que Víctor tendrá que decidir si dedicar un esfuerzos extra o continuar como hasta ahora centrado únicamente en la Liga.

Sin tiempo para distracciones, por Andrés Pascual

De eficacia probada, la fórmula de Víctor parece haber calado hondo en el vestuario deportivista. Las rotaciones y un método de trabajo semanal perfectamente estructurado han permitido que la mayor parte de la plantilla haya gozado de cierto protagonismo. El “sistema Víctor” ayuda a que el equipo se centre al 100% en el próximo rival liguero, al que el cuerpo técnico trata de desgranar buscando sus puntos débiles y alineando a los hombres más adecuados en cada encuentro. La repartición de minutos es lo suficientemente equitativa como para no poder distinguir un ‘once’ titular fijo, generando la máxima competitividad entre los jugadores disponibles. Siendo todos ellos importantes, la plantilla debería mantenerse centrada siempre en el fin de semana más próximo, apartando a un lado el “incómodo” trámite que temporada tras temporada supone la Copa.

Útil para que los Saúl, Cardoso, Medunjanin y Manu participen en encuentros oficiales, la Copa no debería ser más que una distracción para un equipo que al fin parece amoldado a la receta liguera. Es por ello que tanto el cruce ante la Llagostera como las posteriores eliminatorias en caso de pasar de ronda, no deberían ser más que la oportunidad para dar minutos a los jugadores con los que el técnico no cuenta, además de a los fabrilistasque habitualmente entrenan con el primer equipo.

Con un sistema de juego protagonizado por la presión sobre el rival y las salidas en velocidad, el esfuerzo físico no tardará en hacer mella sobre los fijos. Lucas -que acabó con calambres el derbi-, Mosquera -indiscutible-, Fernando Navarro - con treinta y tres años- o Sidnei-sin un recambio de garantías en la plantilla-, tienen más que suficiente con noventa minutos semanales, lo que sumado a las bajas por problemas físicos de Juan Domínguez, Borges, Fabricio, Manuel Pablo, Jonás o Luis Alberto, deja a la Copa del Rey como un pasatiempo que antaño excitaba a los románticos pero hoy no motiva ni a la cantera -Málaga, Levante o Jaén son tres de los ejemplos más sangrantes y recientes-. Con la lección aprendida y derecho a soñar en Liga, el Dépor no debería perder el foco ante una Copa nada emocionante.

Nada que perder, por Bruno Pardo

No hay una mejor ocasión que esta para luchar por la Copa. Y es que viendo la temporada que está realizando el Deportivo hasta ahora, hay motivos suficientes para creer que se puede hacer algo importante en el torneo del K.O. El conjunto coruñés está situado en 5ª posición en la Liga, superando en nivel de juego a todos los equipos con los que se ha enfrentado. Enfrente un rival a priori fácil. El Llagostera llega al enfrentamiento copero en posiciones de descenso a la 2ª División B. Queda claro que los catalanes no pasan por su mejor momento, y todos dan como favorito al club herculino para llevarse el pase a los octavos de final.

Víctor Sánchez del Amo está sabiendo rotar la plantilla sin perder calidad en el terreno de juego, y este es el momento para que los jugadores que no disponen de tantos minutos demuestren lo que valen para ganarse un puesto en las convocatorias ligueras. Hombres como Haris Medunjanin, Juan Domínguez, Lopo, Manuel Pablo u Oriol Riera posiblemente gozarán de minutos la noche del miércoles.

Tras varios años en los que el objetivo primordial era salvarse o ascender, este curso algo ha cambiado, y es que el Dépor está 11 puntos por encima del descenso. Esto da el respiro necesario para intentar llegar lo más lejos posible en la Copa, un torneo que gusta en la ciudad gallega, donde el club coruñés ha conseguido ganarla dos veces, una de ellas el inolvidable centenariazo. Este puede ser el año en que la Copa se vuelva a teñir de color blanquiazul.