El Deportivo de la Coruña ocupa uno de los puestos que dan derecho a jugar en Europa la temporada que viene una jornada más gracias a su victoria en Riazor ante el Eibar (2-0). Víctor Sánchez del Amo quiere mantener los pies de sus jugadores en la tierra, a pesar de que están superando cualquier expectativa planteada en verano. El discurso del joven técnico gira alrededor de la prioridad del grupo por encima de los méritos individuales, sobre todo de los goles de Lucas Pérez. Aunque el futbolista de Monelos está siendo la gran sensación de la temporada, es evidente que no solo de sus actuaciones vive el conjunto gallego.

Un paso al frente

Jugadores como Germán Lux, Juanfran Moreno, Álex Bergantiños o Luisinho están rindiendo por encima del nivel ofrecido la pasada temporada y a ellos se les han unido futbolistas de la talla de Fernando Navarro o Pedro Mosquera, que han dotado a los blanquiazules de un gen competitivo del que carecieron otros años. El central brasileño Sidnei Rechel fue uno de los jugadores más destacados la pasada campaña, en el desquebrajado proyecto que acabó salvando los muebles a última hora. Esta temporada está repitiendo con el Dépor, más maduro, más futbolista. El ex central del Espanyol se erigía como modelo a seguir del veterano Albert Lopo y el recién llegado Alejandro Arribas. Un modelo a hectáreas de distancia ejerciendo de líder de la zaga.

Esa distancia entre Arribas y Sidnei se ha ido reduciendo de forma positiva; no siendo el brasileño el que se equiparaba al central madrileño sino todo lo contrario, Arribas ha multiplicado sus prestaciones para llegar a ser uno de los defensas más valorados de la Liga. Quizá el partido del pasado sábado ante el Eibar confirmó que el ex jugador del Sevilla, a sus 26 años, se encuentra en el mejor momento de forma de su carrera. El Deportivo disfruta del semi parón navideño en una posición privilegiada, a una distancia bastante amplia de los puestos de descenso y lo que es más importante, con sensaciones positivas que se acrecentan jornada a jornada.

Un central de garantías para una zaga exigida

Alejandro Arribas, a falta de los compromisos ante Getafe, Villarreal y Real Madrid, se ha medido a grandes futbolistas de ataque. Sus números hablan por sí solos sobre el rendimiento que ha ofrecido ante el resto de equipos. Ha logrado dejar a cero a jugadores de la talla de Borja Bastón, Luis Suárez o Araujo, y lo ha hecho con la mayor pulcritud posible. En las 16 jornadas que se llevan disputadas solo ha cometido 14 faltas, de las cuales tres de ellas le costaron una tarjeta amarilla. Son datos totalmente explícitos y sobresalientes que quizás pasen desapercibidos por la calidad y el saber estar de Sidnei, la jerarquía de Mosquera o los récords de Lucas Pérez; pero en ningún caso ignorados por el aficionado, que cada día es más consciente de la importancia del madrileño en el éxito coral del Dépor.

Durante la pretemporada se podían oír las declaraciones del propio jugador donde daba importancia a la faceta ofensiva que podían ofrecer los centrales del equipo en las jugadas a balón parado. Con el éxtasis por el gol de Lopo en San Mamés aún en el cuerpo, la importancia de este tipo de jugadas se antojaban capitales para la salvación del Dépor. No fueron solo palabras vacuas ya que el central suma dos goles en su haber: el del pasado sábado y el que anotó ante el Bilbao y que valió un punto, ambos en Riazor.

Tras su paso por el Rayo Vallecano y Osasuna, Arribas llegó a Sevilla para dar el merecido salto de calidad que su carrera pedía a gritos. El idílico viaje a Heliópolis acabó convirtiéndose en un billete al ostracismo. La rescisión de su contrato lo vincularía al Dépor y cada gran acción se convertiría en un guiño a Unai Emery. El salto de calidad acabó llegando pero con la Torre de Hércules, y no la Giralda, como testigo. A seis meses para la Eurocopa de Francia, Arribas se está ganando partido a partido el beneficio de la duda respecto a la Selección absoluta, o al menos, al igual que Lucas Pérez, la mirada de reojo a Riazor del seleccionador. El central deportivista está a la altura de las nuevas exigencias adquiridas por el conjunto gallego, y su papel en una segunda vuelta que augura curvas será crucial para los objetivos individuales y colectivos de cara al 2016.