Jornada 30 de la Liga BBVA, 8 de abril de 2015 y el Deportivo de La Coruña empata a un gol en Riazor frente al Córdoba y la suerte está echada para Víctor Fernández. El técnico sabe que va a ser destituido por el Consejo de Administración del Deportivo. El presidente Tino Fernández no quiere que el entrenador continúe, y el resultado frente a los andaluces es la gota que colma el vaso. Al día siguiente todos los medios de comunicación deportivos se hacen eco de la noticia. El sustituto parece estar claro: Víctor Sánchez del Amo. Faltaba la confirmación oficial, pero todo parecía indicar que se haría cargo de su ex equipo.

Así empezaba 2015 para el Dépor, año que convirtió lo que parecía el nacimiento de un nuevo desastre en el principio de un proyecto ilusionante que acabará con el equipo en los puestos nobles de la clasificación.

Un técnico no deseado

Lo cierto es que la estancia del maño en el conjunto coruñés no fue fácil. Accedió al puesto poco antes de comenzar la temporada 14/15, cuando todo parecía indicar que el encargado de garantizar la permanencia de los blanquiazules sería Fernando Vázquez. Y es que el técnico de Castrofeito se había ganado ese derecho a pulso consiguiendo ascender a los coruñeses a la máxima categoría del fútbol español con un plantel formado a base de cesiones, futbolistas sin contrato y jugadores del Fabril. Unas desafortunadas declaraciones motivaron el cese de Vázquez y el elegido fue Fernández. A pesar de que este perdió el apoyo del Consejo, los aficionados de a pie le habían cogido mucho cariño al técnico gallego y pagaron el pato con el entrenador maño, que no contó con el apoyo de los aficionados desde el principio.

El Consejo sorprendió a todos destituyendo a Vázquez e incorporando a Víctor FernándezPor si eso fuese poco, a esto hay que sumarle la necesidad del equipo de permanecer en la categoría de oro del fútbol español, ya que era algo fundamental para mantener la viabilidad del club. Se trataba de una necesidad vital que añadía más presión al míster, a los jugadores y al Consejo de Administración. La temporada arrancó con derrota en Granada, contra un rival directo. Quedaría maquillada en la jornada tres cuando los gallegos vencieron frente al Eibar en Ipurúa. Sin embargo, encadenaron una racha de cuatro derrotas consecutivas frente a Real Madrid, Celta, Almería y Sevilla. 

Milagro frente al Valencia

El runrún se oía en la grada y los aficionados comenzaban a pedir el cese del técnico. Parecía que la relación entre el entrenador y el club iba a concluir en la siguiente jornada, ya que el conjunto coruñés se enfrentaba al Valencia, y tan sólo un milagro podía salvar de la debacle al entrenador. El milagro se produjo y el Deportivo venció por tres goles a cero. Víctor Fernández salvaba un punto de partido y aguantaba una jornada más en los banquillos.

Ocho partidos tendrían que pasar, contando la ida de la Copa del Rey, para que el conjunto dirigido por el técnico maño volviese a la senda de la victoria. Sería frente al Elche y por la mínima en Riazor. El equipo coruñés volvería a vencer de nuevo en otras tres ocasiones de 16 posibles. La racha de ocho partidos sin ganar, entre la jornada 23 y la 30, acabaría costándole el puesto a Fernández. A pesar de que este se apoyaba en que el equipo aún estaba fuera del descenso, las malas sensaciones que el equipo transmitía en el campo y los resultados jugaban en su contra. El equipo aguantaba porque sus rivales no eran capaces de sumar más puntos.

La vuelta a casa de Víctor Sánchez

Con la destitución, se buscaba un cambio de rumbo en la Plaza de Pontevedra. Alguien joven, de la casa y con ganas de comerse el mundo. Entonces llegó él. Víctor Sánchez retornaba a su equipo, para dirigirlo desde el banquillo. Algunos no veían su llegada con buenos ojos argumentando que se trataba de un técnico sin experiencia como primer entrenador. No era suficiente ser el segundo de Míchel en equipos como el Sevilla o el Olympiacos. Pronto demostró que con trabajo y con esfuerzo, se suple la experiencia. Y entonces los resultados comenzaron a llegar.

La llegada de Víctor Sánchez fue clave en el devenir del equipoEl hecho de que tuviera tan solo ocho jornadas por delante para mantener al Dépor en la Liga BBVA no intimidó al madrileño. Se puso manos a la obra y junto con su cuerpo técnico comenzó a aplicar la ya conocida teoría del “partido a partido”. Estudió al rival e inculcó a sus chicos los conocimientos necesarios para plantarle cara a los equipos de la Liga. Tan sólo dos tropiezos en siete partidos, frente al Atlético de Madrid y al Elche. El resto, cuatro empates y una victoria. Siete puntos y faltaba un partido. Parecía difícil la gesta, ya que el Deportivo tendría que enfrentarse al Barcelona en la jornada 38. Lo bueno para los blanquiazules es que dependían de sí mismos y un empate les valía. Quedaba apelar a la épica.

Logrando lo imposible

El Deportivo llegaba a la última jornada dependiendo de sí mismo pero enfrente esperaba el Barcelona, un equipo demoledor y un feudo inexpugnable pero que llegaría al encuentro tras la resaca de ser campeones. Los herculinos necesitaban con casi total seguridad sumar algún punto para seguir en Primera.

El partido comenzaba mal para los coruñeses, recibiendo varias ocasiones y viendo cómo Canella se tenía que retirar lesionado. El mazazo vino de la mano del argentino Leo Messi, que cabeceó en el área pequeña para adelantar a los culés. El Deportivo bajaba a la categoría de plata con este resultado. El partido transcurrió sin cambios hasta el segundo gol. Un Deportivo apático veía cómo sus opciones se esfumaban. Perdían por dos tantos a cero mientras que el Eibar ganaba por goleada su partido. En ese instante comenzó el cambio. El equipo decidió que era el momento de atacar, mas con corazón que cabeza, pero no quedaba otra opción. Con empuje e insistencia fue como llegó el primer gol blanquiazul.

El Dépor logró al fin la permanencia gracias a los goles de Lucas y Salomão en el Camp NouLucas Pérez recogía un balón en la frontal y el coruñés la clavaba en la escuadra catalana quitándole las telarañas a la portería. El Dépor creía, cualquier aficionado por muy pesimista que fuera veía un haz de esperanza, solo hacía falta un gol más. El Barcelona ya no tenía la posesión, se echaba atrás en su campo mientras  los herculinos llegaban cada vez más y rozaban el gol. Fue en el minuto 76 cuando Coruña estalló de júbilo. En una falta tras varios rechaces, Salomão acertaba  a introducir el esférico al fondo de la red. Quedaban 14 minutos y el descuento, 14 en los cuales el Barcelona no puso en peligro la portería defendida por Fabricio pero que fueron minutos interminables para cualquier aficionado de sangre azul y blanca.

Foto: La Voz de Galicia.
Foto: La Voz de Galicia.

El árbitro pitaba el final del partido, daba comienzo el homenaje a Xavi en el Camp Nou y el Deportivo y su afición comenzaba su fiesta. Diversos aficionados celebraban junto a sus ídolos la permanencia en el mismo Camp Nou minutos antes de partir en autobús. En Coruña la gente se desplazaba al aeropuerto para recibir a los jugadores mientras que otros preferían festejar en la fuente de Cuatro Caminos.

Tras años convulsos en los que los blanquiazules alternaban una categoría con otra, Víctor y sus pupilos lograron esquivar por fin los fantasmas del descenso y el apodo de equipo ascensor para iniciar un proyecto con el que consolidar al Deportivo en el lugar propio de un campeón de Liga, la Primera División.

Cambio de rumbo

El Dépor, tras conseguir una agónica permanencia en el Camp Nou, repetía curso en la Liga BBVA, o lo que es lo mismo, una oportunidad de redención, de planificar mejor la temporada e intentar así no pasar tantos apuros como en la 2014/15. Por ello, mejorar la gestión deportiva, proyectada en la configuración de la plantilla, fue el objetivo principal de la secretaría técnica. La hoja de ruta estaba clara: apostar por jugadores a coste cero que contaran con cierto bagaje en sus espaldas en la liga española, a ser posible.

No tropezar con la misma piedra

Se descartaron perfiles del tipo de Luis Fariña, Isaac Cuenca o Hélder Costa; futbolistas cuyo rendimiento era impredecible y que, por lo tanto, no permitían sustentar sobre su rendimiento una campaña de garantías. Jugadores como Roberto Canella o el inédito Borja López volvieron a sus equipos tras dejar un insípido sabor de boca en el club. Iván Cavaleiro, uno de los jugadores que mejor rindieron, hizo las maletas con destino al Principado, cerrando tras él una etapa en el apartado de las transferencias con más sombras que luces.

Víctor Sánchez del Amo, al que tras la salvación le dieron los mandos de la nave sin reservas, tuvo un papel crucial a la hora de apostar por determinados futbolistas. El Dépor apostó por jugadores que no habían terminado de convencer la temporada anterior pero el entrenador madrileño confiaba en poder exprimirlos desde cero, al igual que su proyecto. El tiempo le acabaría dando la razón. Sidnei, Juanfran Moreno, Oriol Riera y, sobre todo, Lucas Pérez, volvieron a formar parte de la plantilla deportivista con -casi en todos los casos- mejores resultados.

Experiencia y dinamismo

Siguiendo el plan de la secretaría técnica los primeros en llegar fueron Alejandro Arribas y Fernando Navarro. Ambos cogieron el puente aéreo que conecta Sevilla y Coruña buscando un protagonismo que se les antojaba complicado en la capital andaluza. Tanto el central como el veterano lateral no entraron en los planes de Emery con demasiada asiduidad a pesar de que el Sevilla disputó dos partidos por semana durante toda la temporada. A los pies de la Torre de Hércules están encontrando sus mejores versiones, sobre todo en el caso del central madrileño.

De un Elche descendido en los despachos llegaron Pedro Mosquera y Fayçal Fajr. El coruñés se ha convertido en ídolo de la afición y en sensación de la liga; bajo su adoctrinado compás el Dépor toca una sinfonía que suena a Viejo Continente. En el caso del franco marroquí su continuidad, ya ganada en el verde, depende de si el Elche consigue o no el ascenso a Primera. Procedente de la Premier League llegaron Jonás Gutérrez y Luis Alberto. El "Galgo" comparte trayectoria con los blanquiazules ya que un gol suyo en la última jornada dio la permanencia a los 'magpies'. Si Jonás viene de vuelta Luis Alberto aún está en la ida. Jugador joven procedente del Liverpool cuyo futuro aún está por llegar y, lo que es más importante, solo depende de él mismo.

Veteranía y experiencia aderezada con la chispa que aportan los jugadores más jovenes. Fede Cartabia, tras su descenso con el Córdoba, llegó en calidad de cedido procedente del Valencia para acumular experiencia en las intermitentes aparaciones con las que cuenta. Jonathan Rodríguez, como Sidnei procedente del Benfica, fue la última apuesta del Deportivo para esta temporada en el mercado veraniego. Gran parte del mérito del buen camino que llevan los gallegos es debida a la capacidad de la secretaría técnica para mezclar estos perfiles de una manera responsable y no descompensada.

El año de la consolidación

Hacía años que Riazor no vivía una temporada tan tranquila como esta. Tras varios años de sufrimiento en los que el Dépor descendió en dos ocasiones, la tranquilidad ha conseguido asentarse en A Coruña. El club gallego está situado en la parte alta de la clasificación tras haberse disputado casi la mitad del campeonato liguero, pero los herculinos no desvían la mirada del primer y único objetivo de la temporada: conseguir la permanencia.

Al comenzar la temporada, el objetivo primordial era eludir el descenso y lograr la salvación sin sufrimiento. Ahora mismo, con el año 2015 llegando a su fin, todo deportivista tiene un sueño que ronda su cabeza noche tras noche. Ese sueño se llama Europa, y la culpa de que exista es de Víctor Sánchez del Amo. El madrileño se convirtió en el míster del Dépor cuando faltaban pocas jornadas para finalizar la temporada pasada, con el club a punto de descender. Logró mantenerlo en la máxima categoría, y este curso ha conseguido implantar un estilo de juego que ha llevado a los blanquiazules a poder luchar por algo más que la salvación. El tiempo lo dirá, pero de momento nadie podrá negar que este Dépor tiene ganas de algo grande.